miércoles, 15 de agosto de 2012

CYNIC - "Traced In Air": El disco del año 2008


Mucho tiempo de espera, pero ha merecido la pena. Un disco, “Focus”, una carrera corta pero muy influyente, un conjunto de músicos como la copa de un pino, una continuación del sonido CYNIC en una de las bandas de Jazz-Rock Fusión más interesantes, GORDIAN KNOT… todo debía de ser continuado y una mera gira de reunión no parecía suficiente. Críticas ante su puesta en escena, mucho escepticismo acerca de lo nuevo que podía ofrecer el grupo, se anuncia el esperado disco de retorno, sufre retrasos y por fin, en los últimos días del otoño de 2008 aparecía “Traced In Air”. Y ¿cuál es el resultado?, para mi gusto es el disco del año, aunque según he leído hay opiniones para todo al respecto.

Lo primero que llama la atención del nuevo trabajo de Masvidal, Reinert y Malone es su aspecto bastante más accesible, rítmica y estructuralmente hablando. Siempre he considerado el seminal disco de CYNIC como un trabajo de Jazz que jugaba a ser Metal. Conozco de sobra el pasado de sus componentes, ligado al Metal y no precisamente en su corriente más mainstream, pero las armonías, las complejidades rítmicas de los temas, las melodías… y todo lo que vino después en GORDIAN KNOT, demostraba que los miembros de CYNIC eran músicos de Jazz experimentando con el Metal. Sin embargo, la base rítmica de “Traced In Air” ha cambiado. Reinert hace un mayor uso de doble bombo y utiliza menos la técnica jazzística, aunque sigue manteniendo el vigor y técnicamente sigue siendo impecable. A este hecho hay que añadir unas armonías más amables con el oyente y unas estructuras algo más convencionales, que sin embargo, no pierden esa capacidad hipnótica que tenía y tiene CYNIC en sus interpretaciones.

Por otro lado, las voces guturales, que no eran más que otro elemento de apoyo en la música de CYNIC, han terminado por caer en un segundo plano absoluto, en favor de los juegos melódicos y dobles voces de Masvidal. Gracias a la labor del enorme Tymon Kruidenier, de origen holandés y que es la más reciente incorporación a la banda, además de Robin Zielhorst haciéndose cargo del bajo en los directos, el elemento “Death”, dicho muy entrecomillado, se mantiene. Sin embargo, el peso fundamental en el aspecto vocal lo tiene Masvidal experimentando con su voz en registros muy agudos y sedosos, que dobla en tonos distintos gracias a elementos de post-producción. Es increíble, pero las voces de Masvidal, unido a las estructuras cíclicas en las que se basa “Traced In Air”, generan que el oyente se quede ensimismado durante los 35 minutos que dura el trabajo y esta sensación va a generar cierto efecto adictivo en la escucha del disco, que termina de ser redondeado por los solos de Masvidal, tan Jazzy como siempre y las excepcionales líneas de bajo de Malone, protagonista absoluto junto a Reinert en sus diálogos rítmicos.

El viaje comienza de manera inquietante, a base de ritmos tribales: Reinert y las distorsiones de Masvidal y Tymon, nos van metiendo en materia en “Nunc Fluens”, mientras Malone da una lección de fretless y nos vemos envueltos en ambientes salvajes y paradisíacos. Cuando ya estamos en estado de hipnosis, en medio del ensueño, unos suaves fraseos de guitarra nos introducen sin darnos cuenta en “The Space For This”, sin prisas, dejando espacio para la emotividad de la melodía y la capacidad de abstracción de las armonías, hasta que la música empieza a dibujar círculos y Reinert comienza a demostrar lo importante que es su labor en este grupo. Sin tiempo para salir del ensueño comienza “Evolutionary Sleeper”, nuevamente de manera relajada y dando paso a uno de los momentos más destacables del plástico, gracias a los giros e inflexiones de Masvidal con su hipnótica voz. Un tema de contrastes, profundamente progresivo, capaz de ir de lo vigoroso a lo sensual en cuestión de segundos y que tiene una continuación fundamental en “Integral Birth”, cuyas melodías son difíciles de olvidar y que nuevamente nos traslada a lo selvático y a las texturas rítmicas tribales. Como colofón de esta primera mitad del trabajo, el fade-in de “The Unknown Guest” da paso a un tema de gran complejidad rítmica, uno de los que más me recuerda en este aspecto a “Focus”, tan etéreo como dinámico.

He de confesar que en las primeras escuchas lo que venía a partir de este momento me resultaba menos brillante. De hecho, al principio “Adam´s Murmur” no me convenció mucho, siendo uno de los temas de intenciones más Jazzy, no me gustaba el uso de ritmos contundentes que en la parte central del tema daban más fuerza al conjunto. Este hecho rompía un poco el grado de comunión con la banda y hacía que disfrutara menos de lo que restaba del disco. Sin embargo, con el tiempo he llegado a comprender la inclusión de este tema como fundamental nexo de unión con su continuación en “King Of Those Who Know”, donde una voz femenina nos encandila inicialmente para, con posterioridad, usando ingredientes similares a “Adam´s Murmur”, ofrecernos uno de los temas más completos de “Traced In Air”, con más contraste entre el Jazz y el Metal. De ahí la necesidad de preparar el terreno con el tema precedente. De esta manera, y ya otra vez en éxtasis espiritual, “Nunc Stans” pone el broche final a “Traced In Air” de una manera tan inquietante a como se abriera, siendo el complemento perfecto del tema de apertura y despidiéndonos de manera decadente y casi funeraria. Tremendo final.

Si te parece poco todo lo que he contado hasta el momento, añade un artwork recurrente e inspirado en “Focus”, realizado por el mismo autor, Robert Venosa y una edición cuidada hasta el más mínimo detalle en digibook con portada desplegable y un libreto muy completo, y tendrás (no tengo ninguna duda en mi ámbito personal) el disco del año en lo que a Música, dicho con mayúsculas, se refiere. Elegancia, personalidad, vigor y ensoñamiento, todo lo que se le puede pedir a un disco de estas características. Indispensable.

(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)

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