sábado, 8 de diciembre de 2012

BRIAN BLADE - "Fellowship": El gusanillo del debut


Hay artistas a los que les cuesta lanzarse en solitario y prefieren ser segundones de renombre. Algo así puede decirse de BRIAN BLADE. Durante muchos años mercenario baterista a las órdenes de los artistas más variopintos (PAT METHENY, JOSHUA REDMAN, KENNY GARRETT, WAYNE SHORTER, BOB DYLAN o JONI MITCHELL), no sería hasta 1998 que BRIAN BLADE editaría su primer trabajo titulado “Fellowship”, como la banda con la que volvería a grabar en varias ocasiones posteriormente, con obras muy recomendables como “Perceptual” o sobre todo “Season Of Changes”. Con su estilo etéreo y pegadizo al mismo tiempo, polirrítmico y poderoso, pero también sutil y virtuoso, cogiendo a partes iguales herencias de JACK DeJOHNETTE, ROY HAYNES y BILLY HIGGINS (especialmente el primero y el último, en la unión de sus dos facetas antagónicas), BRIAN BLADE tenía que lanzarse también a la aventura compositiva, demostrando su gusto ecléctico tanto a la hora de acompañar como a la hora de ponerse detrás del pentagrama.

“Fellowship” marcaba su debut, con el apoyo de productores y amigos colaboradores en el pasado y un sello con larga trayectoria en busca de nuevos talentos que no olvidasen el pasado del Jazz pero tampoco las nuevas tendencias, como era por aquel entonces en 1998 Blue Note, que poco antes lanzaría al mercado cosas de otro gran batería de similares características aunque algo más avanzado como era BILLY STEWART. El disco que daría el pistoletazo de salida al BRIAN BLADE FELLOWSHIP se formaba por un conjunto de músicos “desconocidos”, en donde BLADE sólo dejaba créditos para el que fuera su jefe y en este caso productor del disco, DANIEL LANOIS, ajeno a las ortodoxias jazzistas y por lo tanto, perfecto complemento para la música de BLADE. El resto lo completaban un excelente JON COWHERD al piano (introspectivo y enigmático tanto con el acústico como el wurlitzer), DAVE EASLEY y JEFF PARKER con las guitarras, aportando un toque etéreo y Pop, CHRIS THOMAS siempre presente con su buen pulso jazzístico en el bajo y la excelente pareja solista, fogosa en muchos momentos, formada por los saxofonistas MYRON WALDEN (aún por explotar en esa época) y MELVIN BUTLER.

En el apartado compositivo BLADE sabe dejar espacio para los solos pero también para que las estructuras y las atmósferas se relajen. Cortes de pegada y fuerza como la fabulosa apertura de “Red River Rebel” o “Folklore”, donde la pareja de saxofonistas se despachan a placer, contrastan con temas de aire desértico y profundidad paisajista como “In Spite Of Everything” o “Lifeline”, un corte de cariz muy Pop para lucimiento de COWHERD. Por su parte, “Mohave” está pensado para deleite de LANOIS, con una estructura arriesgada, numerosos juegos armónicos y mucha inquietud en la interpretación, y ya en la parte final del disco, “If You See Lurah” regresa por los aires del principio, con el corte más sencillo y de menor duración, mientras que el cierre de “Loving Without Asking” pone el toque elegante y al mismo tiempo ecléctico, con una melodía muy Pop, pero un acompañamiento muy Jazzy. Desde luego no esperes, ni por sonido, ni por ejecución, un disco “Jazz” en sentido estricto por excelencia. Aquí encontrarás mucha parsimonia y juego armónico, navegando entre la sencillez radiofónica, el aire intelectual europeo a la ECM y la fogosidad solista puntual. 

Posteriormente los citados “Perceptual” y “Season Of Changes” superarían el concepto inicial de FELLOWSHIP, pero quizás les faltaba ese aire de sorpresa agradable que uno siente al descubrir la cara más personal de un artista con mucho potencial, diamante en bruto por explotar, que ya había dado buena cuenta de su versatilidad y maestría junto a otros, pero que por fin se lanzaba a caminar en solitario. Con este debut BRIAN BLADE puso el signo de admiración sobre su nombre, y con mayor o menor continuidad, no se lo ha quitado de encima en años venideros.

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