jueves, 31 de julio de 2014

PARADOX - "Heresy": un valor escondido


Hay clásicos sobre los que te apetece escribir sin más motivos que el hecho de que el disco en cuestión te gusta. Puede que no hayan sido los creadores de nada, ni tan siquiera miembros visibles de una determinada escuela o un sonido concreto. Es más, puede que hablemos de un grupo de tercera o cuarta división en lo que a trascendencia se refiere, pero sin embargo, desde nuestro punto de vista personal, el grupo, su trayectoria o un disco en particular, nos tiene completamente enganchados y no hay manera de quitárnoslo de la cabeza. Trasladando estas reflexiones a mi caso personal, es lo que me sucede con PARADOX, un grupo alemán que vuelve a estar de actualidad en los últimos años con nuevos lanzamientos y que incluso tiene cierto nombre en el terreno más underground, tocando recientemente en nuestro país, pero que en su momento no pasaron de editar dos discos, para mi gusto completísimos, pero sin poder demostrar si podían mantener el nivel más tiempo hasta la edición de su disco de retorno, “Collision Course” ya en el 2000. En cualquier caso con una trascendencia más bien modesta.

¿Cuál es el motivo por el que “Heresy” y su predecesor “Product Of Imagination” llamaron tanto mi atención? Me pondré en situación. Antes de que Metal Mind pusiera de moda el rescatar del subsuelo un gran número de ediciones injustamente olvidadas, sobre todo del fondo de catálogo de Roadrunner, éste que suscribe tuvo un filón bastante bueno para descubrir a grupos antiguos en el sello High Vaultage. Llevando a cabo reediciones bastante decentes, con buenos extras y siempre con la calidad en la elección de las obras a rescatar, adquirí en su momento casi todas las reediciones que encontraba del sello. Y dos de éstas fueron los discos de PARADOX, un grupo totalmente desconocido para mí por aquel entonces. Primeramente escuché “Product Of Imagination”, el debut de 1987 y me sorprendió el hecho de que lo que sonaba era mucho más melódico de lo esperado por mi parte. Siendo alemanes y vendiéndose como Thrash, me los esperaba deudores de la escuela de SODOM y compañía, pero nada más lejos de la realidad. El estilo de PARADOX tiraba más de la influencia del otro lado del charco, solo recogiendo de su propio país el bagaje de los primeros años del Power y el Speed Metal alemán (los primeros HELLOWEEN, RAGE, VENDETTA...), y mirando claramente a grupos como HEATHEN, FLOTSAM AND JETSAM o los propios METALLICA, algo que era evidente en el trabajo de los riffs. Sinceramente, el debut de PARADOX me tuvo muy enganchado durante un tiempo y eso que, en mi opinión, no tiene la madurez compositiva que “Heresy”, pero una vez más High Vaultage me había descubierto a un buen grupo.

Todavía gratamente sorprendido por la escucha de “Product Of Imagination”, no tardé en adquirir su secuela, “Heresy”, último lanzamiento de la banda hasta su reforma en el siglo XX. Los referentes eran los mismos, pero “Heresy” tenía dos cosas que no tenía “Product Of Imagination”: una mejor producción, menos cruda, pero sin perder agresividad, haciendo que todos los miembros del combo alemán brillaran por méritos propios (en especial la labor de Matthias Schmitt en el bajo, sin dejar de ser un mero acompañante, las líneas de su instrumento son merecedoras de todos los elogios en “Heresy”). Y por otro lado un trabajo compositivo más completo y elaborado, tanto musicalmente como líricamente hablando. Los riffs estaban mejor acabados, mantenían su herencia americana, pero se habían vuelto más pegadizos y, hasta cierto punto, melódicos, lo que unido a un grandísimo trabajo solista hacían de “Heresy” un trabajo excepcional para admirar las seis cuerdas. Por su parte, Charly Steinhauer había ampliado sus registros y aunque mantenía cierto parecido al señor Hetfield, conseguía encajar mucho mejor en la variedad de los cortes. Finalmente, “Heresy” se erigía como un disco conceptual y muy bien documentado. Todos los temas giran entorno a las cruzadas cristianas de la Edad Media, vistas desde la crudeza y el dolor y no desde la grandilocuencia y la exaltación. La época más oscura y vergonzante para el cristianismo, contada a través de la música de PARADOX desde la propia portada.

Sin duda “Heresy” mostraba a un grupo en plena evolución que había alcanzado en poco más de dos años una madurez insólita, dejando como testamento un discazo que a lo mejor no era pionero de nada, pero que es pura dinamita e intensidad desde su breve intro y hasta su bella outro instrumental. Habría que esperar más de diez años para darle continuidad de manos de “Collision Course” un gran trabajo que mostraba a un grupo con sonido renovado, más apegado a su sonido Heavy, aunque manteniendo el dinamismo de los riffs de sus orígenes. Y este mismo año, comentado por mi compañero Juanma Rubio en estas páginas, “Electrify” sigue manteniendo el nivel del grupo recuperado con su anterior obra, nuevamente con un sonido de guitarra menos orientado al riff y más centrado en la melodía, pero con igual maestría compositiva. Muchos no los conocerán, o incluso los habrán empezado a descubrir con estos discos, pero PARADOX merecía ser mencionado aunque solo fuera por “Heresy” uno de los discos más redondos y completos que se pueden escuchar en el género y que no tiene nada que desmerecer a joyas que son encumbradas del  año 1989 (que fueron muchas, todo hay que decirlo, aunque no estuviéramos en el inquieto año 1986) y que no defraudará a nadie amante del Speed y el Thrash tanto americano como europeo, pues de ambas escuelas bebe PARADOX.

Si tuviera que escoger un tema como representativo del disco, sin dudarlo ni un minuto, y lo bien que sonó en directo cuando pude ver a la banda me lo terminó de confirmar, ese sería “Heresy”. Tanto la introducción que le precede, con esos ruidos de tormenta que rodean a una guitarra acústica solitaria y de aires medievales, como el largo desarrollo que lo continúa, redondean siete minutos de auténtica maestría. Un tema intenso, que crece por segundos, con un trabajo rítmico excepcional, unas melodías que adquieren formas hímnicas, especialmente en los solos (la parte central de la composición es de órdago, con un parón que es imprescindible y que precede a uno de los momentos más orgásmicos del tema), una superposición de riffs a cada cual más adictivo... todo unido a una de las letras más pegadizas del disco, haciendo que todos griten “Heresy” al mismo tiempo. Siempre que hablo del grupo digo que este tema es el “Master Of Puppets” particular de PARADOX, y en parte la comparación no es casual. Para que no pare la fiesta, “Search For Perfection” es otro de los grandes momentos del disco, con un inicio más Heavy, nuevamente el trabajo de Steinhauer y Wilz en los riffs es pegajoso al máximo, con un estribillo que es carne de directo y una estructura accesible y fácil de recordar. Para completar un inicio de trabajo impresionante, “Killtime” trae la parte más Speed de PARADOX, destacando, como durante todo el disco, la labor de Schmitt cuyo bajo se convierte en otro elemento más de la composición y no de mero acompañamiento. Lo único que le falta a este tema para terminar de ser redondo es una línea vocal más pegadiza, pero instrumentalmente es brillante.

Afortunadamente para estribillos volvemos a tener “Crusaders Revenge”, otro de los puñetazos en la cara imprescindibles en directo y que recupera el trabajo de riffs más apegado al Thrash, por momentos adquiriendo aires bastante técnicos sin abandonar la accesibilidad general de las estructuras de PARADOX. Puede que me repita, pero nuevamente, además de los guitarristas (tanto rítmicos como Dieter Roth como solista), el triunfador de la sección rítmica por excelencia es el señor Schmitt; es una delicia escuchar la línea de bajo de este hombre en cada tema. Axel Blaha es más convencional en su trabajo tras los parches, pero también hay que tener en cuenta que es compositor de gran parte de la música del disco junto a Steinhauer con lo que lo uno compensa lo otro. Para que no todo sea exuberancia, pero sin perder ni un gramo de intensidad, “The Burning” rebaja ligeramente las revoluciones convirtiéndose en un tema más denso y con mucho groove, sin que llegue a ser en ningún momento un medio tiempo. Steinhauer vuelve a encontrar una gran línea vocal con la que atraer nuestros oídos y la música adquiere tintes más Heavys, para que así la variedad siga estando asegurada. Para apreciar las melodías de las que hace gala PARADOX en todo su esplendor, este tema es ideal porque Dieter Roth lleva a cabo un notable solo que combina tanto fuerza, como sentimiento y técnica, palabras que no parecen reñidas en sus manos. Y manteniendo esta línea Heavy y más melódica “Massacre Of The Cathars” es una especie de continuación de “Crusaders Revenge” aunque en una cara más Speedíca y menos Thrash en sentido estricto. Para mi gusto, otro tema para dejarse llevar y no parar de mover el cuello ante la dupla de guitarras que no dejan de vomitar riffs de sus mástiles.

Llegando a la recta final de esta descripción de la barbarie cristiana del siglo XIII, “Serenity” se convierte en un gran vehículo para apreciar el gran arsenal de melodías y riffs de PARADOX. Su estructura es de las más variadas del trabajo, aunque sin llegar al orgasmo de “Heresy”: constantes cambios y aceleraciones imperceptibles, producen la sensación de ir montados en un coche de carreras sin frenos. De esta manera PARADOX se permite la licencia de dejar todo su arsenal preparado para uno de los temas más brutales de “Heresy”, “700 Years On”, volviendo al Thrash de libro, centrado en el riff afilado y adictivo y en los ritmos pegadizos, y siempre con la tradición europea del Power en la cabeza como demuestra el estribillo de la canción y el trabajo solista una vez más en manos de un Dieter Roth que convierte cada uno de sus solos en un himno metálico grabado a fuego en nuestros cerebros. Pero no acaba aquí la paradoja alemana, para el final el grupo nos deja un mar de tranquilidad y sosiego de la mano de “Castle In The Wind”, un tema instrumental y acústico que sirve para cerrar de forma cíclica el trabajo y que deja la sensación de estar ante las ruinas de un verdadero castillo medieval oyendo solo el golpeteo de la lluvia y el susurro fantasmal del viento.

PARADOX no están llamados a firmar ningún capítulo de la historia de la música. No son los primeros en nada, no son los más originales... pero en “Heresy” y en general en toda su trayectoria, honesta y coherente con su sonido, demuestra ser un grupo por encima de la media, que merece ser reconocido. Todos aquellos que gusten del buen Heavy/Thrash/Speed de los ochenta, con influencias tanto americanas como europeas, deberían de tener en “Heresy” un disco a tener muy en cuenta. Algo menos de tres cuartos de hora de intensidad y contundencia, con un sonido clásico y adictivo. Una pena que en plena ebullición de ideas el grupo pusiera un punto y aparte tan largo, pero afortunadamente, además de su debut y sus recientes obras, el legado de la herejía siempre nos quedará. Una de las muchas joyas escondidas del Metal de los ochenta.


(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)

martes, 29 de julio de 2014

MILT JACKSON - "The Prophet Speaks": La inspiración de la madurez


En ocasiones un artista debe llegar a su última etapa para lograr la misma magia que en el pasado. MILT JACKSON ya no tenía que demostrar nada en los años noventa: uno de los maestros del vibráfono, historia viva del Jazz y no sólo por ser uno de los miembros del MODERN JAZZ QUARTET, formación esencial donde las haya, y uno de los artistas más solventes y con mejor frescura de ideas en directo (doy fe, que tuve la suerte de verlo poco antes de morir). Y quizás por eso mismo, porque no tenía que abrir camino y se dedicaba a hacer lo que más le gustaba, a MILT JACKSON le salió en 1994 un disco tan redondo como “The Prophet Speaks”, acompañado de viejos amigos y de otros más actuales, dando como resultado un trabajo catalogado de “mainstream”, pero que eso en manos de MILT JACKSON es como decir una delicia, un bocado para paladares exquisitos que sepan dejarse llevar por la música con mayúsculas, sin importar épocas ni estilos.

Los acompañantes escogidos para la ocasión, además de la formación con la que MILT JACKSON estaba trabajando por la época, no podían haber sido mejores: el trío de acompañamiento aúna lo mejor de todas las épocas del Jazz, y los solistas son savia nueva y vieja de la historia de esta música. Así, Billy Higgins era el más adecuado para estar detrás de la batería, con ese swing inventivo, susurrante y elegante que le hizo estar en formaciones avanzadas y clásicas desde los cincuenta. En el piano, Cedar Walton, sirve de enlace entre el pasado y el presente, con su toque sobrio y aparentemente en segundo plano, sirviendo de colchón a MILT JACKSON, pero esbozando una sonrisa también cuando los focos le iluminan. Y finalmente, la sección rítmica se cierra con John Clayton, el protegido de Ray Brown, viejo amigo de MILT JACKSON y por tanto el jovencito más apto y capaz para entender el lenguaje del vibrafonista por entonces septuagenario ya.

Por su parte los solistas invitados encajan a la perfección: el más reiterado en la mitad de los cortes del disco, un JOSHUA REDMAN que también es la juventud del trabajo, asumiendo un rol muy de los cincuenta, susurrante y profundo en sus solos, sin alardes técnicos, dejando fluir la columna de aire por el saxofón como si de un río entre montañas se tratase. Y por otro lado uno de los grandes, que por sí solo se merecería un cartel aparte, JOE WILLIAMS, en tres cortes, con esa voz de crooner, de solista de club y nocturnidad, en medio de los suburbios de New York. Ambos, el trío de acompañamiento y como no, MILT JACKSON dan vida a “The Prophet Speaks”, con un programa de standards y originales (firmados por JACKSON y el jovencito John Clayton, que hace las veces de director musical del proyecto), en donde destaca una fabulosa interpretación junto a WILLIAMS y REDMAN de “You Are So Beautiful”, la swingeante “Wonder Why” o la melancólica “Come To Me”, esta última firmada por el vibrafonista.

El resultado es un disco que, sin decir nada nuevo, nos lleva en volandas. Un trabajo hecho desde la tranquilidad y el conocimiento del tempo y del ritmo, fruto de la experiencia y el buen hacer… en definitiva, un disco hecho desde el corazón y no desde la cabeza, todos ellos ingredientes esenciales para hacer de “The Prophet Speaks” el canto del cisne (en cuanto a inspiración y emoción) de MILT JACKSON, que aún estaría entre nosotros un lustro más regalando oídos a neófitos y jovencitos como este que escribe que con 15 años pudo deleitarse en una tarde de domingo en el Johnny (Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid) ante este monstruo del Jazz.

Para ilustrar este disco: un tema del mismo, el que le da título, con la formación con la que vino a Madrid en el año 1999: http://www.youtube.com/watch?v=zOYLwZqS80I

martes, 22 de julio de 2014

MY DYING BRIDE - "The Vaulted Shadows": Un dos por uno imprescindible


Mi relación con MY DYING BRIDE ha sido “complicada”. Los descubrí con “Songs Of Darkness, Words Of Light” y navegué hacia atrás hasta darme de bruces con un glorioso “Turn Loose the Swans” cuyos violines y contrapuntos me trasladaban a otra dimensión. Al mismo tiempo que completaba su discografía pretérita, con mayores o menores hitos en la misma (“Like Gods Of The Sun” era otra historia, que también estaba bien, pero con posterioridad juguetearon como ANATHEMA con audiencias y sonidos que no les hacían justicia), me dedicaba a seguirles la pista actual, pero me di cuenta de que con “For Lies I Sire” había perdido el interés por la banda. Me sonaba aburrida y me faltaba una emoción que, no digo ya con sus primeros trabajos, sino con el propio “Songs Of Darkness, Words Of Light”, brotaba por todas partes. Fue entonces cuando empujado por buenas críticas escuché el EP “The Barghest o' Whitby” y me asombré de, en un solo tema de casi media hora, lograr otra vez esa emoción que me faltaba. “The Manuscript”, el siguiente en la lista después de un álbum completo que aún no he escuchado “A Map of All Our Failures”, y que también ponen muy bien, era otro EP con muy buena acogida, y antes de que me pusiera con él, Peaceville recoge, como ya hiciera en el pasado con “Trinity” (en aquella ocasión con tres EPs), estos dos últimos mini trabajos en uno solo.

“The Vaulted Shadows” es eso, “The Barghest o' Whitby” y “The Manuscript” en un solo CD. Y la decisión no ha podido ser más acertada. A falta de escuchar “A Map of All Our Failures”, la banda vuelve a estar en plena forma. Con guitarras que combinan melodía funeraria con crudeza, ritmos pesados y cadenciosos que descienden al infierno y ascienden a los cielos, contagiados por el sinfonismo de un violín quejumbroso y bello y la voz de Aaron, contrapunto esquizofrénico capaz del gruñido más visceral, y el lamento más envolvente, en el mismo fraseo. Empezando por “The Barghest o' Whitby”, este corte contiene alguno de los mejores pasajes de la banda de Doom-Death pionera de Inglaterra junto a ANATHEMA y PARADISE LOST. Aunque formalmente es un solo tema, se divide claramente en cuatro movimientos, que alternan crudeza, melodía, dinamismo y belleza. La primera parte inquieta, la segunda parte relajada, la tercera parte “precedida de un silencio”, funeraria y la cuarta y última parte sangrienta y rota, desesperada y salvaje, martilleante y dolorida. En conjunto, absolutamente mágica: digna de tan oscura portada y apabullante y mórbido sonido.

Pero lo mejor está por llegar en “The Manuscript”. Otra vez en casi media hora y cuatro partes, MY DYING BRIDE recupera su personalidad, pero con composiciones independientes, siendo particularmente “Vår gud över er” envolvente y pegajosa, con un sonido de guitarras profundo y limpio al mismo tiempo, menos crudo que en el EP precedente. Una producción más limpia, más ambiental y completa, donde el violín adquiere protagonismo en la propia “The Manuscript” y “A Pale Shroud of Longing”, tan deliciosa como triste en sonoridades, y un final lánguido y decadente, auténticamente Doom, cargado de oscuridad y letanía, que aleja el infierno y acerca la paz del subsuelo a nuestros cuerpos, del encuentro con uno mismo y el entorno, con las lágrimas y la alegría en un solo instante. La emoción que faltaba en trabajos previos, se recupera y se lleva un paso más allá, madurando una propuesta que ya debería estar lo suficientemente madura después de todo el tiempo pasado, casi un cuarto de siglo, desde que MY DYING BRIDE se casó con nuestras almas.

Si “A Map Of All Our Failures” es tan bueno como dicen y al situarse cronológicamente en medio de estos dos EPs, debe serlo, MY DYING BRIDE habrá recuperado su esencia, habrá conseguido otra vez aunar personalidad y emoción en un solo producto. Pocos grupos pueden presumir de esto, y a MY DYING BRIDE le ha costado un ir y venir de pasos intermedios, pero la espera ha merecido la pena. Nunca fue divorcio, sólo una separación temporal, pero el reencuentro, como siempre, es lo mejor.



miércoles, 16 de julio de 2014

BLACK SABBATH - "Dehumanizer": Reencontrándose viejos amigos.


Corría el año 1992 y BLACK SABBATH estaba inmerso en plena evolución de su “tercera” encarnación. Superada la deriva sin cantante ni formación estable de “Born Again” y “The Seventh Star”, “The Eternal Idol” trajo consigo a Tony Martin, el cantante menos famoso de BLACK SABBATH y el que más tuvo que arrastrar la cruz de las comparaciones, a pesar de sus buenas dotes vocales y de la personalidad que imprimía al grupo. “The Eternal Idol”, “Headless Cross” y “Tyr” marcaban una línea menos densa y oscura que el pasado de BLACK SABBATH y también fue su época de menor éxito comercial. Por esta razón, Tony Iommi pensó que tenía que volver a dar un pelotazo o corría peligro de desaparecer en el anonimato lo que tanto le había costado mantener desde 1969. Y qué mejor manera que con una reunión. Con Ozzy no podía ser, él estaba a otras cosas y no se habían retomado las relaciones. Así que se decidió por DIO y la segunda gran formación de BLACK SABBATH (y para mi gusto personal, y lo siento si los puristas me tiran los trastos, la mejor de todas).

“Dehumanizer” es una continuación de “Heaven And Hell” y “Mob Rules”, los discos que, superados los devaneos psicodélicos, marcaron la diferencia en el sonido Heavy Doom y que sirvieron de referencia a todas las bandas del género. Con un sonido más pulcro y eléctrico (especialmente la batería de APPICE), pero oscuridad por todas partes y una de las mejores interpretaciones de DIO, rasgando su voz y dotándola de una teatralidad inusitada. Hasta el miembro en la sombra de BLACK SABBATH, es decir, Geoff Nicholls, aporta interesantes detalles (no hay más que escuchar “Letters From Earth”) con sus teclados que añaden un aura eléctrica y oscura a la música, algo que culmina con la propia portada del disco, que refleja esta dicotomía de elementos. El resultado es uno de los trabajos más excitantes de la historia de BLACK SABBATH, por mucho que fuera una jugada para Tony Martin, que aún era el cantante en nómina de la formación. Además, para mi caso personal, el disco está encumbrado en mis altares por ser mi primer disco Heavy como tal. Ahí es nada, historias de abuelo cebolleta.

El disco comienza haciendo gala de los dos elementos de los que no me cansaré de hablar: oscuridad y electricidad sonora. “Computer God” goza de una de las interpretaciones más teatrales de DIO y sobre todo de Geezer Butler, el mejor bajista del Heavy para mi gusto, y sin ser el típico medio tiempo Doomy de BLACK SABBATH, sabe combinar la energía con la cadencia lenta y pesada. Esta segunda faceta tiene mejor reflejo en “After All (The Dead)”, uno de los cortes más Doom junto a “Letter From Earth”, esta última algo más pegadiza y acelerada en su puente y menos agraciada para las dotes vocales de DIO. El single fue “Tv Crimes”, que sin embargo es el tema menos representativo por ser el más cañero de todo el trabajo, habiendo sido mejor para reflejar lo que es el disco “Master Of Insanity”. Este corte es de lo mejorcito del trabajo e incluso diría de la historia de BLACK SABBATH: comienza con toques de teclados ambientales, una introducción de Butler que eriza la piel y un riff que deja incertidumbre sobre si estaremos ante un corte a medio tiempo o veloz. Pues bien, ni lo uno, ni lo otro, lo que es seguro es que se queda grabado a la primera, por las guitarras y por los ritmos de Appice. Y nuevamente DIO está soberbio, llevando al extremo sus cuerdas vocales.

Ya pasado el ecuador, “Time Machine”, regresa por los fueros de “Tv Crimes”, con un corte energético y Heavy, algo más contenido que el anterior, menos oscuro, pero igual de excitante, además de que DIO recuerda mucho a su tonalidad en “Neon Knights”. La pesadez se retoma en “Sins Of The Father”, aunque de una manera algo diferente a los otros cortes en esta línea del trabajo, menos oscura, con un DIO más melódico, favorecido por unas guitarras más claras y livianas. Pero atención a los dos cortes que restan porque no son desechos ni mucho menos. De hecho “Dehumanizer” goza de tener una labor de composición redonda en su conjunto, sin que exista relleno aparente. “I”, es gloriosa por DIO y por los riffs de IOMMI. Con una estructura muy Heavy y potente, el estribillo es elevado a la enésima potencia gracias a la agresividad de DIO y se quedará grabado como un himno. Pero ojo con “Buried Alive”: un corte de estructura algo diferente, con unos riffs más modernos y un Appice increíble, haciendo síncopas y roturas de ritmo. Ambas composiciones ponen el broche a “Dehumanizer” y te piden volver a escuchar el disco una y otra vez.

Se le puede achacar a IOMMI el haber faltado el respeto a Tony Martin por abordar esta reunión sin que el vocalista dejara de ser miembro de la banda. Pero está claro que “Dehumanizer” era un trabajo necesario, para DIO y para BLACK SABBATH, les devolvió al estrellato y a posteriori la relación con Martin continuó, si bien con dos discos bastante prescindibles, “Cross Purposes” (que dentro de lo que cabe es notable) y sobre todo “Forbidden” (que decepciona). Fue en ese momento cuando otra reunión volvió a gestarse, la original, con OZZY OSBOURNE, ya con Martin fuera de la banda y BLACK SABBATH en un estatus de sostenimiento pero sin novedades (hasta las nuevas reuniones de “Heaven And Hell” por un lado y “13” por otro). “Dehumanizer” quedará como uno de los discos de BLACK SABBATH más importantes, no tanto por peso histórico, como por sentimiento y energía en él expresados y por ser el reencuentro fructífero de viejos amigos haciendo lo que mejor saben: Heavy Metal.

Vídeo para "Tv Crimes": http://youtu.be/KdWnr_zxvnM

Vídeo para "I": http://youtu.be/LCMTx0TDSO4

Versión en directo de “Computer God” por HEAVEN AND HELL: http://youtu.be/j9syt-i5ju0

miércoles, 2 de julio de 2014

RICHIE HAWTIN PLASTIKMAN – “Ex”: Abstracción de la realidad.


Después de nueve años sin grabar nada, Richie Hawtin o lo que es lo mismo, PLASTIKMAN edita “Ex”, un disco grabado en directo en el Guggenheim de NYC y que es esencia pura de Música Electrónica minimalista y ambiental. Lejos de la repetición y las idas y venidas de momentos de tensión pegadiza que otros artistas Techno utilizan, PLASTIKMAN sigue un hilo narrativo. Relajo y esparcimiento, al mismo tiempo que dramatismo e intensidad sonora para que no tengamos la sensación de producto pasajero ni elemento de fondo. Todo ello desarrollado en tiempo real, a partir de esquemas preconcebidos pero dejando fluir la música según las sensaciones del artista y su audiencia. Una lección para aquellos que piensen que la música electrónica no da juego en directo si no es por su parafernalia y anexos visuales, que aunque puede ayudar para llevar un punto más allá su efectismo, no deberían ser sus únicos cimientos.

El resultado en "Ex" es abstrayente. Un disco de electrónica no bailable, envolvente y sinuosa que va atrapando hasta que a uno le resulta difícil salir de ahí. Siete divisiones formales pero un único contexto, cada corte no es más que un cambio de elemento y trasfondo musical que le sirve de excusa a Hawtin para progresar en una idea, en un momento o en una dirección a veces más intensa, otras más liviana, siempre ensimismante. Según pasan los minutos nuestros cuerpos entran en un trance y aislamientos inauditos, sin necesidad. El artista consigue llegar dentro y crear texturas y paisajes de soledad y hermetismo para con el resto del mundo. No es música ambiental en sentido estricto, como puede serlo THE FUTURE SOUND OF LONDON. PLASTIKMAN sigue sendas más propias de otras formaciones como BOARDS OF CANADA, donde la parquedad de elementos es la motivación de las composiciones y con lo que puede parecer desolador o desértico, se consiguen auténticos oasis coloristas.

Partiendo de la tradición electrónica más sesuda y minimalista (el propio Hawtin cita como influencias a Steve Reich y Philip Glass), “Ex” es tan enigmático como su propio diseño: la sobriedad visual, se traslada al terreno sonoro, con elegancia y paso altivo, aunque también con momentos de intensidad sorprendente (especialmente “Extrude” y “Expire”) y de psicodelia pink floydiana (“Extend” sería un ejemplo). El viaje se sigue solo, pero requiere atención y mimo. No estamos ante un trabajo inmediato, no se busca el exceso y el impacto, todo debe tomarse a sorbos y dejándose llevar por el oleaje musical de Hawtin, un oleaje donde los decibelios no son el ingrediente, sino más bien un conjunto de cápsulas de sonidos que nos trasladan como en un agujero de gusano por el espacio exterior.

En el mundo de la Electrónica hay artistas creadores, intérpretes y re-creadores. PLASTIKMAN es lo primero y lo segundo, pero no lo tercero. Aquí no hay samplers, no hay remezclas, no hay dubbing, todo es original y creativo: sale directamente de la cabeza de Hawtin según su pulso sanguíneo va fluyendo. “Ex” es “Excelso”, un trabajo para desconectar y no atender a otra cosa durante casi una hora…

(Se puede escuchar el disco completo, colgado por el propio artista, en su página web: http://www.youtube.com/watch?v=fDBcxEMHNMs)