jueves, 19 de febrero de 2015

JOHN COLTRANE - "A Love Supreme": El inicio de la "ascensión".


Hablar de JOHN COLTRANE es hablar del saxofonista tenor más influyente del Jazz junto a Coleman Hawkins, Ben Webster y Sonny Rollins. Hay una tendencia a catalogar a los saxofonistas tenores posteriores en “post coltraneanos”, según beban de él o no. E incluso bebiendo de él se puede hacer desde el lado post Bop (como su propio hijo Ravi Coltrane) o desde el lado Free (como su discípulo aventajado Pharoah Sanders). Hasta músicos que han usado como vehículo de expresión otro rango tonal del saxofón (Kenny Garrett por poner un ejemplo) tienen un lenguaje claramente coltraneano. Este lenguaje es el de la improvisación modal, el de los largos desarrollos efusivos cargados de sentimiento y libertad. Es el lenguaje de la espiritualidad hecha música. Y si hay un disco que marca el antes y el después, la madurez en este lenguaje, ese es “A Love Supreme”.

Tres piezas, media hora de duración y toda una declaración de intenciones para el cuarteto clásico de COLTRANE junto a McCOY TYNER, JIMMY GARRISON y ELVIN JONES. Después de muchos años ahondando en otras culturas, particularmente la Hindú y la Africana para expresarse (ya hablé de “My Favorite Things” y no de “Africa Brass” pero viene a colación), COLTRANE trató de conjugar todo lo aprendido en su propio lenguaje y personalidad. “Coltrane”, los directos en Birdland y Village Vanguard y sobre todo “Crescent” fueron el punto de partida de esta ascensión al lado espiritual de COLTRANE. De hecho la tetralogía “Crescent”, “A Love Supreme”, “Meditations” y “Ascension” es citada (con algún trabajo menor entre medias como “Om” o “Kulu Se Mama”) como la Biblia de JOHN COLTRANE, los cuatro evangelios de la música del saxofonista, contados por él mismo.

El disco toma como base rítmica y armónica un colchón espectacularmente cuadrado y bien tejido por el trío TYNER, GARRISON, JONES, en donde TYNER ya había aprendido a volar solo, improvisando a la vez que apoyaba la audacia de su líder y GARRISON y JONES dialogaban entre sí en busca de un pulso frenético unas veces y envolvente otros. “A Love Supreme” se estructura como si de una liturgia se tratase. La primera parte “Acknowledgement” supone la toma de contacto con el alma, con el otro lado. COLTRANE va aumentando la intensidad de su fraseo siempre con tonalidad hímnica, mientras TYNER trata de seguir este ascenso y GARRISON y JONES miran directamente a África. Esta parte acaba con la recitación del título del disco como si de un padre nuestro se tratase. La segunda parte, “Resolution”, empieza donde acaba la primera, con GARRISON como protagonista con esa forma de tocar suya tan poderosa. Aquí COLTRANE adopta una tonalidad que recuerda a GIANT STEPS, más Hard Bop, más “mainstream”, dejando espacio para que sus acompañantes se luzcan, especialmente TYNER, más cómodo que en la primera parte de la obra. La melodía que sirve de base a “Resolution” siempre quedará en los anales del Jazz, al igual que la forma de acabar la pieza, con un COLTRANE más suelto y menos constreñido, nuevamente poniendo a prueba la audacia de sus acompañantes.

Le damos la vuelta al acetato y nos encontramos con la tercera y cuarta partes de la obra unidas en una sola. “Pursuance” es lo más intenso que tendremos en el menú. Comienza con ELVIN JONES haciendo un solo introductorio, a partir de lo cual COLTRANE inicia una progresión de escalas que son míticas, levemente basadas en “Mr. P.C.” (otra vez mirando a “Giant Steps”). Tras estas escalas modales, TYNER comienza un solo un poco alejado de su estilo percusivo, casi diría que excesivamente clásico teniendo en cuenta el espíritu de la composición, mirando directamente a su padre estilístico AHMAD JAMAL. Pero COLTRANE no se amilana y su improvisación, impulsada por un ELVIN JONES excitado, es puro fuego. Como luego sería recurrente en su fraseo, COLTRANE gusta de llevar el saxo al límite, subiendo y bajando por su columna de viento hasta salirse del rango habitual, y esta improvisación es fiel reflejo de ello. La pieza acaba, como comenzó, cerrando el círculo con otro solo de JONES ya totalmente encendido, sin que GARRISON deje de pulsar su contrabajo por detrás y entonces se quede solo ante el peligro enlazando así con la cuarta pieza del plástico, “Psalm”, la más espiritual y envolvente, que comienza con el solo de GARRISON que ha cambiado el tempo musical y a base de armónicos da entrada a un COLTRANE ya en otro mundo, con su alma en los altares y su cuerpo en los infiernos. TYNER se dedica a machacar su piano a base de arpegios y ELVIN JONES con las mazas termina de redondear el cariz elevado del tema, la llegada al nirvana, al más allá.

A partir de 1965 nada sería lo mismo. COLTRANE había encontrado su yo, un yo en el que su cuarteto clásico ya no encajaba y en el que la libertad era la nota dominante. Pero también había encontrado su infierno personal en forma de una cirrosis y una úlcera de estómago cada vez más hirientes. Ambos factores convirtieron a JOHN COLTRANE en el adalid de la furia y el libertinaje en el lenguaje del saxofón. A COLTRANE los rangos de su instrumento se le quedaban cortos, quería chillar, romper la madera de su boquilla, salirse de lo marcado, encontrar la libertad en su propia forma de expresarse como ya hacían ALBERT AYLER, ORNETTE COLEMAN (en este caso sobre todo desde el punto de vista compositivo) y ERIC DOLPHY. Como testamento vital quedará “Expression”, la última obra “oficial” y ya póstuma de COLTRANE (aunque Impulse y sus derivados ha estado editando rarezas desde su muerte casi anualmente), pero como pieza clave en su conformación como músico queda “A Love Supreme”, LA OBRA con mayúsculas de COLTRANE.



No hay comentarios:

Publicar un comentario