martes, 31 de enero de 2017

VIDRES A LA SANG - "Som": El final de una banda irrepetible


Hace tiempo, hablando con Eloi, cabeza principal de VIDRES A LA SANG, me explicó que el grupo era un “desafío a la muerte”. Tanto por motivos personales, como musicales, el guitarrista y cantante de la banda catalana, consideraba que VIDRES A LA SANG era la forma que tenía de sacar fuera todo el temor y al mismo tiempo toda la curiosidad sobre el final terrenal del ser humano. Pues bien, después de acercarse al borde de esta fase de toda vida conocida, en el debut homónimo (¡cuánto tiempo ha pasado ya!) aquél en el que Martí i Pol servía de causa lírica a toda la música del grupo, y después de alcanzar casi la comunión con el otro lado en “Endins”, la trayectoria ascendente de VIDRES A LA SANG culmina esta trilogía, buscada o casual, de tres discos de seis temas cada uno, cual celebración de la existencia de Lucifer, con “Som”. Y antes que nada, decir que si hay serio candidato a disco del año este 2009, rácano como pocos hasta ahora, por supuesto a nivel nacional, pero también a nivel internacional, ése es “Som”. Obsesivamente, desde hace días, no hace más que dar vueltas en mi cabeza y cada vez aprecio un nuevo detalle que me hace disfrutarlo más.

El estilo de VIDRES A LA SANG, al igual que su imagen roja en venganza, negra en destino, nunca ha sido fácil de enclavar. Partiendo de un Death Metal denso, a medio tiempo, mórbido y cargado de rítmica poderosa, voluptuosa y envolvente, el grupo se rodeaba de épica, de solos cada vez más trabajados y virtuosos, cortesía de Albert, y de una frialdad congeladora que cada vez conseguía embrujar más. Sin presumir de técnica apabullante, ni desarrollos cansinos y tortuosos, VIDRES A LA SANG mantenía en vilo al oyente y construía una personalidad propia que aunque siempre se ha definido como mezcla entre MORBID ANGEL, IMMORTAL e IRON MAIDEN, por aquello de citar tres referencias de los tres estilos de los que bebe, nunca ha tenido parangón claro en la escena. Si esto ya se intuía en su debut, “Endins” no hizo más que confirmarlo, de tal manera que el grupo podía presumir de sonar a VIDRES A LA SANG, de tener tantos fieles adoradores, como detractores, en definitiva, de crear su propio camino, primero musicalmente, pero también líricamente, dejando su homenaje inicial a Martí i Pol a un lado.

Esta trayectoria se vio apagada momentáneamente, durante mucho tiempo de silencio apacible y contemplativo en el que muchos aguardábamos el retorno de VIDRES A LA SANG, la confirmación definitiva. Mucho tiempo, pocas noticias… pero por fin aquí está “Som”. Y ¡qué decir!, viendo crecer a un grupo, ser testigo de su perfeccionamiento y su evolución, uno puede pecar de no ser objetivo y llevarse por el corazón, pero sinceramente “Som” es algo grande. VIDRES A LA SANG realmente ha desafiado por completo a la muerte en este tercer disco, metiéndose de lleno en su faceta más intensa, más densa, más Doom (seguramente MY DYING BRIDE, AGALLOCH y similares forman parte de la discoteca personal de Eloi y compañía), pero sin brusquedad, sin cambio con respecto al pasado, simplemente un paso más, un paso hacia lo que mejor sabían hacer: envolvernos de sonidos cavernosos y profundamente envolventes.

Hay temas para todos los gustos, algunos en donde el minutaje, que hasta ahora no pasaba de los seis o siete minutos, alcanza cotas que superan los dos dígitos en sendas obras maestras como son “Esclaus De La Modenitat”, toda una lección de cómo combinar fiereza, densidad, horror y melancolía, con algunos de los momentos más bellos por parte de la guitarra de Albert, o sobre todo la que se puede considerar como la clave de “Som”, “No Tornaré A Ser Jove”, un tema desgarrador, enlazado misteriosamente con una nueva referencia a Martí i Pol en su segunda parte, “Mireume Bé, Sóc l’ altre”, tal y como nos explicaba Eloi en una reciente entrevista, un conjunto tortuoso, construido y deconstruido una y otra vez, donde los teclados y las atmósferas, nuevo elemento de acompañamiento ocasional en VIDRES A LA SANG y que también aparecen en la difícil pero satisfactoria apertura homónima del disco, nos llevarán de la mano. Otros temas buscan un sonido más directo, más propio del pasado de la banda, como la pegadiza y profundamente groove “Policromia”, todo un escaparate para el headbanging, o “El Crit”. Finalmente, también hay espacio para la experimentación armónica, para sonidos enigmáticos y nuevas lecciones por parte de Albert en “A L´ombra”. Como se puede ver, estamos ante un disco muy completo.



Envuelve todo lo dicho en un sonido que supera al ya de por sí sobresaliente “Endins” (ha merecido la pena la espera en este sentido), añade la vuelta de Carles a la batería, menos “impresionante” en directo que Alfred Berengena, pero más compactado con el estilo de VIDRES A LA SANG. Y es entonces cuando viene mi único punto negro, por aquello de no decir todo alabanzas: una portada manifiestamente mejorable, donde la referencia a Dalí se queda en un batiburrillo de ideas que no llego a comprender y que relegan el propio nombre de la banda a un segundo plano. Pero vamos, muy desesperado tengo que estar por encontrar un “fallo” al disco para resaltar este aspecto visual, porque “Som” es, lisa y llanamente, PERFECTO. Lo dicho, hasta el momento, lo mejor de este 2009 para el que suscribe.

(Crítica publicada también en: http://www.xtreemmusic.com)

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