martes, 21 de agosto de 2018

OPETH - "Ghost Reveries": siguendo adelante con algunas novedades



¡Por fin!, tras más de dos años de espera y con cambio de compañía incluido, vuelven ellos, los únicos e irrepetibles OPETH (y no soy José Luis Moreno...). Sedientos estábamos sus fans de que nos volvieran a regalar un disco, después de ese par de joyas que fueron "Deliverance" y "Damnation", el álbum acústico que a algunos les supo amargo y que a mí me encantó. Tuvimos que conformarnos con un DVD regularcillo (por el set list elegido, no por el sonido que es tremendo) para poder saciar nuestro mono de OPETH.

Pero toda espera paciente tiene su recompensa en forma de un nuevo CD. Ocho canciones, 66 minutos de música y lo que es mejor, toda una gira de presentación por delante que les volverá a traer a España. Mikael Akerfeldt es un genio, una especie en peligro de extinción en estos días, y sabe que el truco está en sonar coherente con uno mismo sin dejar de experimentar. Por esta razón editó "Deliverance" y "Damnation" casi a la vez, para poder saciar su vena investigadora con el segundo y contentar a sus fans con el primero. Y por esta razón también, se ha sacado de la manga un disco que con un nuevo sonido, más natural (aunque menos oscuro, todo hay que decirlo), que sabe conjugar lo mejor de sus dos discos previos. Lejos están ya los tiempos de "Morningrise", la obra de OPETH de la que más grato recuerdo guardo, pero lejos de estancarse o evolucionar de manera poco recomendable, Mikael ha sabido darnos lo que todos sus fans queríamos, sin por ello acomodarse.

La producción, a cargo de un ingeniero joven y desconocido, es excelente, superior diría yo. Puede que no le guste a los fans más clásicos, pero consigue integrar el teclado en perfecta armonía con las partes más metálicas del grupo. De hecho el sonido que han conseguido, es uno de los puntos más atractivos de este plástico y uno de los mejores aciertos de OPETH para su nuevo lanzamiento. Eso y, nuevamente, la portada a cargo de Travis Smith, fantasmal como pocas.

El disco se abre con un temazo como la copa de un pino que viene a engrosar la lista de obras maestras de los suecos, "Ghost Of Perditon" tiene todo los elementos clásicos de OPETH, desarrollos progresivos, riffs pegadizos, voces oscuras e increíbles, y pasajes acústicos con voces limpias, pero además hay que añadir un nuevo elemento en la música de OPETH que los enriquece aún más: la incorporación de los teclados, que le da un aire años setenta único. Escucha la parte central de este tema y sabrás a lo que me refiero, totalmente progresiva y que te dejará con la boca abierta. Desde luego mejor comienzo no se puede elegir para un disco. Pero la cosa no acaba ahí, "The Baying Of The Hounds" vuelve a regalarnos otros diez minutos que pasan volando, cargados de buenos riffs y, de nuevo, con un Hammond a lo DEEP PURPLE que queda perfecto en medio del tema, entre los guturalismos de Mikael y los cambios de ritmo de Martín López (todo un ejemplo de evolución la de este chico desde que está en OPETH). El tema tiene un puente que es de lo más embaucador que haya salido de la pluma de Mikael nunca. Y su increíble final es también digno de mención, pura explosión de furia y virtuosismo.



Esta primera parte del disco, que se puede llamar más clásica dentro de la trayectoria de los suecos, se cierra con "Beneath The Mire", con un inicio arabesco que nos trasladará de viaje a los lugares más paradisíacos que tu imaginación pueda pensar. Los riffs se repiten una y otra vez, mientras el mellotron de Per Wiberg nos transporta a otra dimensión, hasta que la voz de Mikael nos despierta. Este efecto hipnótico de las guitarras continúa a lo largo de toda la pieza, pero intercalando algunos solos realmente bellos, y en especial el pasaje a lo LED ZEPPELIN que sirve de nudo a la composición, algo que deja entrever las influencias del maestro Akerfeldt. La canción va aumentando su tensión de manera in crescendo, hasta que estalla en una nube de riffs hechizantes que erizan nuestra piel para terminar decayendo en un pasaje totalmente KING CRIMSON, realmente esquizofrénico y con unos efectos nunca antes vistos en OPETH. Otra obra maestra que se vuelve a apuntar el señor Mikael Akerfeldt.

Y llegamos a la parte central del disco que es la que más cuesta escuchar, pero en dónde OPETH han investigado mucho más en nuevos sonidos y efectos. "Atonement" es una balada que de nuevo trae a la cabeza a LED ZEPPELIN y que podía haber cabido perfectamente como una composición de "Damnation". La voz limpia y hechizante de Akerfeldt va guiando todo el tema, a la vez que unos ritmos orientales acompañarán las melodías que Mikael y su compañero Peter Lindgren se sacan de sus guitarras, mientras de nuevo Per Wiberg nos vuelve a asombrar con un piano muy jazzy. Sencillamente genial. Puede chocar en las primeras escuchas, pero conforme se acostumbra el oído a ella, acabas cayendo rendido a sus pies. Esta composición es seguida por una canción doble, "Reverie / Harlequin Forest", la primera es una introducción instrumental muy bella y continuista con "Atonement", para no cortar de golpe con la faceta melódica de OPETH. La segunda es un tema más en la línea clásica de OPETH, aunque las voces limpias no pierden su protagonismo, los riffs se metalizan, se hacen más poderosos y Martín López vuelve a asombrarnos con unos ritmos difíciles de seguir. Este tema podía haber sido firmado por cualquier banda de Metal Progresivo y la gente no notaría la diferencia hasta la parte central, momento en el que Akerfeldt recupera su voz gutural y los riffs se vuelven más mórbidos y potentes. Y de nuevo un pasaje decadente a lo años setenta, nos cautivará hasta el momento en que las guitarras vuelvan a golpear nuestras sienes a la par que la voz gutural de Mikael nos acompaña en su paseo por el infierno, cuyas puertas nos abre en forma de un esquizofrénico y adictivo final en dónde de nuevo KING CRIMSON volverá a nuestras mentes.

"Hours Of Wealth" dará que hablar, de eso no cabe duda. Se puede considerar una balada en sentido estricto, con la guitarra acústica y los teclados como único acompañamiento a la voz, trasladándonos de nuevo a los gloriosos años setenta. Es un tema corto (aunque pasa de los cinco minutos eso sí), pero cargado de emotividad, que sin embargo estoy seguro que no gustará mucho a sus fans más cerrados. La voz de Mikael suena excelente, desnuda, cálida, sin apenas acompañamiento musical pero trazando unas líneas melódicas difíciles de olvidar. Si la escuchas sin prejuicios te darás cuenta de su belleza y acabarás gozando con ella.

De la paz y tranquilidad que "Hours Of Wealth" nos deja, somos levantados bruscamente por unos riffs entrecortados que nos vuelven a recordar que OPETH es ante todo una banda de Metal en su definición más amplia. Estamos ante "The Grand Conjuration", la penúltima composición del disco, que nos devuelve al Mikael maestro tanto en la voz limpia, como en la gutural. De nuevo los teclados están omnipresentes, dando pinceladas psicodélicas aquí y allí, y los riffs y solos de guitarra son una vez más obras maestras de este instrumento. Su parte final es de lo más adictiva y mágica del disco, con un Martín López de nuevo en estado de gracia, y su tocayo, Martín Mendez manteniendo el pulso de manera notable. Desaparecen los últimos acordes de "The Grand Conjuration" y la belleza de las guitarras de "Isolation Years" nos regalan una nueva y corta balada al estilo OPETH, que deja un buen sabor de boca para acabar con esta obra maestra, otra más en la trayectoria del grupo sueco.

Supongo que muchos habréis notado que se me ve el plumero con OPETH. Y es que aunque he tratado de ser objetivo con ellos, cada disco suyo que cae en mis manos, le acabo poniendo calificación de obra maestra (¿cuántas veces habré dicho esto ya?), y "Ghost Reveries", pese a que muchos dirán que es rupturista con su trayectoria, es una obra de matrícula de honor. Desde luego, para mí no hay duda, el disco del año. Si ya les conocías, no sé a qué esperas. Si no les conoces, corre y hazte con TODA su discografía cuánto antes. Y si no te gustan, como dice un amigo mío, corre al otorrino porque tienes un problema.

(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario