Llevo tiempo tratando de comentar el que
probablemente sea el mejor disco que he escuchado en 2014. Y no me atrevía a
ponerme con ello porque realmente no sabía como enfocarlo. “Mehliana” lo tenía
todo para ser un fiasco. De hecho lo adquirí casi con la convicción de que iba
a ser un argumento más para alimentar mi relación amor-odio con el heredero de “Evans
a través de Jarrett” que tan endiosado está que es BRAD MEHLDAU, otrora mi
pianista favorito y con el tiempo un soberbio y arrogante personaje, cuyos
discos carecían de alma, dando una de cal y otra de arena. A priori todo el
mundo estaba con la señal de alerta: colaboración entre BRAD MEHLDAU y MARK
GUILIANA, este segundo batería de Jazz pero también músico de texturas
electrónicas y en los créditos el propio MEHLDAU figuraba rodeado de aparatitos
electrónicos variados. Los primeros comentarios no se hicieron esperar y las
palabras apocalípticas tipo: “Mehldau se pasa a la Electrónica”, “Mehldau ha
muerto para el Jazz”, etc… se sucedían por todas partes. Esto hizo alimentar mi
curiosidad: en mi subconsciente quería que todo lo que se decía fuera verdad,
para terminar de borrar de mi mapa de intereses a MEHLDAU y solo volver a él
para escuchar los tres primeros volúmenes del “Art Of The Trio”, y en especial
el tercero, que son sus verdaderas obras maestras.
Pero ha habido un problema en todo esto: “Mehliana”
no solo me ha gustado, es que me ha encantado y me ha tenido enganchado a él
docenas de veces a lo largo de este año al que le quedan menos de dos meses de
vida. Y por eso me aventuro a decir que MI disco del año, con independencia de
géneros y estilos, es “Mehliana”. He recuperado la fe en MEHLDAU, el interés en
su música, aunque estoy seguro que es efímero. Mientras tanto, “Mehliana” es
una investigación musical que transita géneros, sonidos y texturas sin
importarle de dónde viene ni adonde va. Una comunión entre hombre y máquina,
con un hilo conductor fundamental: el uso y abuso de los tempos. La
construcción y la deconstrucción de la estructura. El ir y venir de las ideas.
El detallismo y la complejidad, en unión con la sencillez y la exuberancia.
Jazz, Electrónica, Funk, Rock, Ambient… todo y nada de eso es “Mehliana” y en
medio tenemos a MEHLDAU y GUILIANA en un mano a mano Picassiano, tergiversando
ritmos y líneas melódicas, improvisando según los tempos lo requieren y no
importándole las herramientas usadas para conseguirlo.
Comenzando de forma etérea, con un
MEHLDAU que recita a la vez que las ambientaciones electrónicas y los ritmos
mecánicos nos envuelven, el tema título “Taming The Dragon” es una extraña
manera de abrir boca. Pero al mismo tiempo es una buena forma de quitarse la
caspa de encima: el que a partir de aquí siga escuchando, es que ha conseguido
ver revueltas sus entrañas y tiene una mínima curiosidad por saber qué viene
después, quitándose de en medio prejuicios. “Luxe” cambia radicalmente y
transitando por el Funk y el Groove, a través de uno y mil círculos, nos irá
llevando casi sin darnos cuenta a este viaje a través del tiempo. Y parece que
el dúo MEHLDAU – GUILIANA lo sabe, y el título del tercer corte es toda una
declaración “You Can’t Go Back Now”, efectivamente, ya no podemos volver atrás:
estamos atrapados en las atmósferas enlatadas y los samplers, siguiendo con esa
curiosidad malévola de si el invento fallará en algún momento o por el
contrario sigue triunfando. El Pop electrónico de “The Dreamer”, con un MEHLDAU
más lírico con el piano acústico, acompañado de samplers y loops de GUILIANA y
acabando con otro recitado por parte del pianista, resulta un bálsamo para lo
que queda por venir. Y queda seguir viviendo atrapado en este viaje, con “Elegy
for Amelia E.”, que rezuma lirismo y sentimiento, con mucha influencia del “Songs”
de MEHLDAU, pero en un contexto electrificado casi astral, seguido de uno de
los momentos culminantes: el conformado por la dupla “Sleeping Giant” y “Hungry
Ghost”, dos piezas que vuelven a los derroteros Jazz-Funk, con cierto aire a
GEORGE DUKE, y que nos harán movernos sin darnos cuenta.
En la recta final del trabajo las
sorpresas siguen sucediéndose. “Gainsbourg”, acoge samplers y ritmos mecánicos,
con cierta atmósfera cinematográfica que me recuerda a UFO (los japoneses United
Future Organization, no la banda de Rock), mientras MEHLDAU recurre en su
improvisación al piano acústico, recogiendo su lirismo y técnica en un entorno “extraño”.
Y se llega así al momento más “rockero” del trabajo, con otro momento
culminante “Just Call Me Nige”, una especie de homenaje al Moog y a los grupos
de Acid Prog Rock de los setenta, con EMERSON, LAKE & PALMER en cabeza, aquí aderezado por el
Fender Rhodes de MEHLDAU y un GUILIANA con intensidad creciente en su
interpretación. “Sassyassed Sassafrass”, mezcla Swing y Funk a partes iguales,
con un uso de la síncopa que resulta contagioso, si bien es cierto que queda un
poco ensombrecido por el siguiente tema, otro de los grandes: “Swimming”, que
empieza íntimo y clasicista, como si KEITH JARRETT hubiese vuelto al piano
eléctrico. Sigue investigando con las atmósferas y los sonidos astrales del
Moog y acaba con ascendencia Jazz Rock a lo MAHAVISHNU ORCHESTRA, con mucha
complejidad rítmica, aunque sin pedantería. Finalmente, “London Gloaming”
regresa a un aire de Pop electrónico que puede recordar a KRAFTWERK pasado por
la túrmix de RADIOHEAD que tanto le gusta a MEHLDAU.
“Mehliana: Taming The Dragon” no es un
disco para puristas, ni del Jazz, ni del Rock, ni del Funk, ni de la Eletrónica…
El dúo MEHLDAU – GUILIANA ha decidido dejarse llevar por sonidos y texturas,
por el espacio tiempo, lo ha tergiversado, doblado, extendido, bifurcado, lo ha
vuelto a recomponer y ha construido un viaje envolvente a la par que muy, muy
interesante que trasciende géneros y clichés. El que dijo “Mehldau se ha pasado
a la electrónica” es que no tiene ni idea de lo que habla, no ha escuchado nada
de “Mehliana” o no ha pasado la barrera de los primeros cinco minutos. Los
demás, los que se hayan dejado los prejuicios en casa (yo el primero, que los
tenía y muchos), se toparán con una obra sin precedentes de la que, si la
industria musical fuera justa, se debería hablar muchos años y debería tener
continuidad, no quedarse en un divertimento aislado. Lo único malo es que no
puedo odiar para siempre a este hombre como era mi intención teniendo este
disco como excusa… tendré que esperar a que vuelva a sus derroteros arrogantes
y hípsters vaya…
Algunos temas de “Mehliana” en directo:
“Hungry Ghost”:
“Just Call Me Nige”:
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