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lunes, 2 de marzo de 2020

PAT METHENY - "From This Place": La madurez compositiva de Pat


Desde 2014 PAT METHENY no había sacado nuevo material original. Fue con "Kin", el segundo trabajo de lo que era el Unity Group, llamado a ser el sucesor del PAT METHENY GROUP, una vez que el guitarrista dejó sus múltiples experimentos en solitario y colaborativos y volvió a crear una formación estable para componer y crear. Los dos trabajos con el Unity Group, además del adicional de "Unity Sessions" que servía de complemento en directo, me hicieron personalmente recuperar la fe en un guitarrista de extensa carrera discográfica, pero también irregular, que desde que editara su último disco con el "Group" junto a Lyle Mays, "The Way Up", no me había vuelto a convencer. Seis años después PAT METHENY se reinventa con nuevo grupo y con nuevas composiciones, con un disco que es al mismo tiempo ambicioso, maduro y asentado en la tradición. "From This Place", es probablemente lo más completo y amplio de miras que ha editado el guitarrista en mucho tiempo.


Lo primero de lo que hay que hablar es del combo del que se acompaña Metheny. Sólo el batería Antonio Sánchez se mantiene del anterior grupo, pero ni el británico Gwilym Simcock ni la oriental Linda May Han Oh, son desconocidos en el universo de PAT METHENY, pues durante 2010, junto con el propio Sánchez, conformaron cuarteto de directo para el guitarrista americano. "From This Place" es el reflejo en estudio, con composiciones propias, de lo que fue aquella unión. Pero no nos quedaremos sólo aquí. Recogiendo todo lo aprendido en la última década, Metheny aumenta la paleta colorista de su música con dos invitados: la vocalista Meshell Ndegeocello y el harmonicista Grégoire Maret, el cual a su vez, tampoco es desconocido para Metheny, pues ya participó en su última grabación con el GROUP, "The Way Up". Finalmente y aquí es donde tenemos el paso adelante de "From This Place", el cuarteto se incrementa con la inclusión de la Hollywood Symphony Orchestra, arreglada y dirigida a su vez por Alan Broadbent y Gil Goldstein.

¿Estamos ante un disco de jazz con "cuerdas"? No exactamente. La virtud de este nuevo trabajo en la carrera de PAT METHENY es que el trabajo orquestal fue posterior al grupal, de manera que no se pone en "peligro" la espontaneidad del cuarteto en ningún momento. Los temas tampoco están pensados para orquesta, aunque sí se enriquecen y arreglan por la presencia de ésta. El trabajo de Goldstein y sobre todo de Broadbent (al que se le nota la experiencia del Quartet West de Charlie Haden), radica en rellenar, dar pinceladas extras, y aumentar la paleta de colores del cuarteto inicial conformado por Metheny, Simcock, Han Oh y Sánchez. Los ínterpretes interactuan sin el yugo que supondría saber que una orquesta tiene presencia sobre ellos y eso hace que la orquesta incremente la base musical, pero no la ofusque.


Para mi gusto en este planteamiento hay un "pero" y es que el cuarteto es ya de por sí autosuficiente y de hecho creo que Metheny ha econtrado la horma de su zapato en los intercambios melódicos con Simcock, como cuando él y Lyle Mays lo hacían en el GROUP. La orquesta, aunque es cierto que no "molesta", y que enriquece, a veces distrae de lo principal que son las interpretaciones creativas y confluyentes del nuevo cuarteto de Metheny. Esto hace que precisemos de más escuchas para lograr asimilar todo y que ni se nos vaya la cabeza con las ráfagas orquestales, ni perdamos la esencia instrumental del asunto. Por otro lado, algunos temas, especialmente la apertura de "America Undefined", su continuación "Wide and Far", la clasicista "Pathmaker" donde METHENY más saca a relucir su influencia de Jim Hall y "Sixty-six", ganan mucho y se pueden tomar como pequeñas suites gracias a la presencia de la orquesta. En este sentido podemos considerar "From This Place" como una evolución de lo que en su momento fue el ya lejano "Secret Story".

Las interpretaciones de Metheny resultan asombrosamente comedidas. Es aquí donde uno se da cuenta de que el guitarrista está en una etapa de madurez y se deja llevar por su propio interior, más que por la necesidad de tener que demostrar algo musicalmente. Si despojamos a las composiciones de todo su colchón armónico orquestal, tenemos un disco muy íntimo y relajado, donde Metheny se aprovecha de la genial capacidad emocional de Gwilym Simcock para desarrollar su discurso, del firme pulso de Oh y sobre todo de la inventiva de Sánchez para tejer sus patrones rítmicos. Es como si el guitarrista se sintiera acomodado en la seguridad de que sus acompañantes van a solucionarle la papeleta en lo que a inspiración y riesgo se refiere. Un ejemplo es la genial "You Are", tan bonita como lúcida en su intensidad improvisatoria creciente.


No quiere decir que Metheny no tenga espacio para desarrollar un lenguaje más expresionista, ahí está "Everything Explained", donde por cierto el guitarrista se contagia de ciertos aires latinos a lo Chick Corea, pero PAT METHENY ha preferido tener otro tipo de protagonismo en este trabajo, como conductor, ideólogo e impulsor, mutándose en clasicista hasta en su propio sonido, más limpio y sin efectos de sintetizador como antaño. Estamos ante un disco que es sobre todo elegante y pizpireto, esto último dicho porque al mismo tiempo que accesible, es muy rico en sonidos y juegos armónicos. Todo ello aumentado además con las capacidades coloristas de la orquesta y en el caso de "The Past is in Us", la armónica de Maret, que le da un toque más cálido si cabe a una balada bellísima, donde la orquesta tiene un papel muy protagonista y Simcock hace uno de sus mejores trabajos.


El punto reivindicativo y filosófico lo pone Meshell Ndegeocello en "From This Place", corte de inicio totalmente clásico y desarrollo íntimo, que fue compuesto por Metheny cuando Donald Trump ascendió al poder, mezclando la melancolía de un momento trágico con la esperanza de que en el futuro todo cambiará, aunque sea a costa de que un tornado como el de la portada tenga que destruir todo para volver a comenzar... En este corte Metheny me recuerda a su dúo con Charlie Haden en "Beyond the Missouri Sky", usando la acústica de una forma muy sentida y profunda, acorde con las letras y el trasfondo de la composición.

El trabajo de PAT METHENY desbocado en "From This Place" es el reflejo de lo que es una de las figuras más creativas e icónicas del jazz contemporáneo, en un momento de madurez compositiva y espiritual. El guitarrista no tiene que demostrar nada y lo que ha hecho en este disco es desarrollar su lenguaje en favor del todo y del individualismo de sus acompañantes. Aunque a veces sea un poco excesivo y precise de concentración para no pasar de puntillas por su rico contenido, es un trabajo llamado a estar entre lo mejor de la extensa discografía de METHENY.





jueves, 19 de diciembre de 2019

ULLS - "Anoia s'apodera": Un trozo del pasado

Se nota que aunque es joven, David Trillo es de la vieja escuela. No tenía ni idea de la existencia de este músico multinstrumentista hasta que desde Discos Macarras me llamaron la atención sobre el proyecto ULLS. Sólo me dieron una referencia: este grupo se ha formado tras la disolución de LORD SUMMERISLE. Bien. Ya me quedo más tranquilo... no tengo ni idea de quién es David ni sabía de la existencia de ninguno de estos grupos. Lo primero que hice fue poner el disco de "Anoia s'apodera" y desde el minuto uno, cuando escuché los ritmos, riffs y estructuras característicos de los tres primeros discos de KING CRIMSON, dije: "tengo que investigar". Mi sorpresa vino cuando no hay mucha información que encontrar. David hace las cosas como se hacían antes, y aunque utiliza las herramientas actuales para darse a conocer, sobre todo bandcamp, el conocimiento sobre su biografía artística hay que trabajárselo. Pero el material que escuchaba al reproducir "Anoia s'apodera" hacía que mereciera la pena investigar.

Resulta que David en ULLS toca la guitarra, el bajo, los teclados, la batería, canta... vamos que lo hace todo. Y todo lo que toca o hace lo hace de maravilla. En el proceso de investigación descubrí que ya tenía experiencia tanto en LORD SUMMERSILE, como en otra banda de contexto muy diferente, LLORD, donde antes tocaba la guitarra y ahora se encarga de algunas voces y de la batería. El contexto de este otro grupo, por cierto también muy recomendable y con una edición relativamente reciente, es mucho más ácido y visceral, tirando de sludge y ruido. Poco o nada hay de esto en ULLS y tampoco en el precedente de este proyecto "one man band", LORD SUMMERSILE. Aquí la música se retrotrae a los sesenta y setenta, a la psicodelia y los albores del rock progresivo. Sólo cierto tratamiento de los riffs lo acerca al heavy, aunque de reojo. Pero en ambos contextos David demuestra tener tablas y en lo que ahora me ocupa, ULLS, todo eclosiona.


¿De qué manera? Lo de KING CRIMSON quizás sea lo más evidente. Uno tiene la sensación en muchos pasajes de estar ante una mezcla de "In The Court Of The Crimson King", "In The Wake of Poseidon" y "Lizard", tanto en el repujado contexto de arreglos instrumentales, como en el uso de las líneas de bajo y los polirritmos de la batería. Esto conecta el disco también de forma directa con toda la escuela de Canterbury, con CARAVAN, SOFT MACHINE y HENRY COW a la cabeza, especialmente el último de los citados, que era el más psicodélico y lisérgico de los tres. Otra historia es la guitarra. Aquí David introduce algo de sus referencias más heavys, pero es todo en un contexto muy sesentero, a lo IRON BUTTERFLY o HAWKWIND. Finalmente, no podemos olvidar la propia escena catalana, pues no cabe duda de que todo este sonido pasó por Catalunya a través de PAN Y REGALIZ, MÁQUINA!, SECTA SÓNICA, BARCELONA TRACTION u OM, si bien las referencias a estas bandas en ULLS no son tan evidentes como por ejemplo en sus compatriotas LUBIANKA.

Por otro lado tenemos un tratamiento de las texturas y ambientes, a través de teclados y efectos, que conecta con la psicodelia de los PINK FLOYD más rayantes o el kraut rock alemán. Sin ser tampoco una referencia esencial, es una pasada escuchar los efectos electrónicos con que finaliza "El Fosser", por ejemplo, y entrar en éxtasis hipnótico a lo FAUST, una sinfonía psicodélica precedida de virtuosismo guitarrero rítmico y de unos arreglos muy repujados. De hecho si tuviese que destacar algo de ULLS es precisamente eso: el tratamiento de cada tema con mimo y detalle, dibujando círculos alrededor de las bases que los llenan de interesantes cambios y de instrumentaciones variadas. Uno tiene dudas serias de que todo esto haya salido de una manera tan natural y directa de una sóla persona, pero sí. Así ha sido.


En cualquier caso ULLS ofrece en su debut en largo, "Anoia s'apodera" un viaje absolutamente excitante y cuadrangular hacia el pasado. Son sólo cuatro temas que recorren 35 minutos, pero las reproducciones sucesivas y reiteradas están aseguradas. El primer corte, "Corona d'or" tiene la virtud de atrapar. Es el más corto del disco y en sus poco más de cinco minutos demuestra la devoción de David por KING CRIMSON y como los teclados y los cambios rítmicos son fundamentales en la música de ULLS. Unos cambios perfectamente sustentados desde la batería y con un bajo grueso y poderoso. La voz se trata como un instrumento más, no por ello menos secundario. De hecho "Anoia s'apodera" es un disco conceptual, o más bien el inicio de una serie de discos conceptuales que trataran de describir un viaje póstumo más allá de la existencia y de lo conocido. 

Cuando uno ya está en pleno viaje, "Reig Bord" nos hipnotiza con sus efectos y con un adictivo ritmo en donde la línea de bajo resulta imprescindible. Rítmicamente es un corte muy kraut, pero una vez más la capacidad arreglista de David sale a relucir en diversos bucles que intercala en la estructura básica. Bucles mucho más sinfónicos y envolventes, así como en la constante presencia de los teclados. Hasta aquí el viaje se nos es introducido, para que en "El fosser" nos veamos absorbidos por toda la parafernalia progresiva que David es capaz de desarrollar en ULLS. Lo que queda de trabajo es para mi gusto lo mejor, y se inicia con este corte de nueve minutos en el que brillan las guitarras, los constantes cambios e incluso la voz, teatral y melosa, aunque no sea el elemento protagonista en un proyecto eminentemente instrumental.


El ya citado final de "El fosser", en pleno camino psicodélico hacia otra dimensión, nos introduce en el tema más ambicioso del disco, "La llum eterna tremola", que aunque dura un cuarto de hora, se divide en dos partes bien diferenciadas. El inicio me recordó mucho a SECTA SONICA, por el uso del bajo a lo Gato Pérez. El desarrollo es mucho más repujado y rico en matices, con una instrumentación variada y en donde más brilla la capacidad arreglista de David. Uno se ve golpeado por constantes efectos que van in crescendo adueñándose de nuestros sentidos, hasta que un nuevo pasaje electrónico de puro kraut nos introduce en la segunda mitad del tema después de un breve silencio. Final en el que todo termina de implosionar, manteniendo la columna rítmica de la primera parte y ese magnífico bajo que no te podrás quitar de la cabeza. Excelente y sinfónico final para un viaje iniciático del que es difícil salir.

La virtud de David Trillo en ULLS y este primer "viaje póstumo autoinducido" como él mismo define, es no sólo el viaje al pasado tanto en sonido, como en formas y resultado, sino la capacidad que tiene de demostrar su virtuosismo y al mismo tiempo enganchar. El leve reflejo más heavy de algunas guitarras hará que los que busquen algo menos sinfónico, también encuentren madeja de la que tirar, pero no cabe duda de que si te gusta el rock progresivo de los sesenta y setenta, tendrás en este trabajo una buenísima alternativa. Este disco lo pilla Zeleste en su momento y estaríamos hablando ahora de una joya del rock laietano. 



martes, 3 de diciembre de 2019

JOHN ZORN & VV.AA - "The Book Beri'ah Vol.1-11: Masada Book 3": Cerrando una obra inabarcable.


JOHN ZORN son las dos palabras que aparecen al lado de la definición de creatividad en el diccionario. Desde 1973 componiendo y grabando, su nivel de prolificidad ha ido creciendo de manera exponencial desde que en los noventa fundara su sello Tzadik hasta el punto de que, ya sean composiciones, ya sean discos a su nombre, ya sean proyectos dirigidos por él, es fácil que contemos por centenares sus creaciones anuales. Los que somos coleccionistas incorregibles, lo tenemos difícil con él, de hecho hace tiempo que desistí en tratar de hacerme con todas sus obras, por mucho que me gusten sus resultados, y aún así por casa andan cerca de 150 discos a su nombre. Para Zorn la música es su propia terapia y su forma de expresión, y con 66 años que tiene, aún tiene cuerda para rato.

Entre todos estos proyectos uno de los fundamentales en su carrera, por los orígenes judíos del músico y compositor, y por su propia labor investigadora al respecto, son los libros de Masada. Este macro-proyecto comenzó en 1993, donde usando como vehículo de expresión una formación heredera de Ornette Coleman, compuso 205 temas que primero se registraron en estudio en diez discos (y un bonus con extras) y con posterioridad en directo (en siete discos más), por el grupo más prolífico de John Zorn, conformado por él mismo, Dave Douglas a la trompeta, Greg Cohen en el bajo y Joey Baron en la batería. Este es el primer libro de Masada.



Posteriormente llegaría el Book Of Angels o lo que es lo mismo, el segundo volumen de Masada. Aquí, salvo puntualmente, Zorn deja a un lado su labor de intérprete y se queda como compositor, arreglista, productor y director de cada uno de los volúmenes del libro, hasta un total de 32 discos editados entre 2005 y 2018, que contenían 316 nuevas composiciones, interpretadas por diversas formaciones, a cada cual más ecléctica y que nos ha tenido a muchos, entre los que me incluyo, 12 años pendientes de cada nueva edición que se agregaba al proyecto.

Para cerrar este reto personal de John Zorn, entre 2018 y 2019 edita el tercer y último volumen de Masada, "The Book Beri'ah". Se añade a lo compuesto hasta ahora, 92 nuevas composiciones recogidas en diez nuevos volúmenes y un "bonus", que recoge otros 13 temas reinterpretados a dúo por Craig Taborn y Vadim Neselovski y que es el broche final de tan magno proyecto. El resultado final entre los tres volúmenes, en números, son 61 discos y 613 composiciones registradas en 25 años de existencia del proyecto. ¡Casi nada! No es un número al azar, estos 613 temas coinciden con el número de mandamientos que se contienen en la Torah judía.

En lo que nos concierne ahora, el cierre de tan magna obra lo ponen diez nuevos discos y un extra que, para suerte de los coleccionistas, John Zorn ha editado inicialmente en una caja todo a la vez (incluyendo como extra ese undécimo disco que no se venderá por separado con Craig Taborn y Vadim Neselovski como protagonistas y que no aporta nuevas composiciones, pero sí reinterpretaciones). Cada volumen está dedicado a una formación distinta (algunas ya registradas previamente en el seno de Tzadik, otras novedosas) y entre los once discos tenemos una de las muestras musicales más eclécticas y variadas que se pueden encontrar en la extensísima carrera de John Zorn.

Cada volumen representa una "sefirá" del árbol de la vida o Cábala, constituido por las diez emanaciones de dios que dieron lugar a todo lo existente. Se añade el undécimo volumen que se podría decir que abarca todos los anteriores. 


El primer volumen, Keter, significa "Corona" y está protagonizado por la vocalista Sofía Rei, conocida entre otros proyectos por su participación a cappella en el cuarteto vocal Mycale. En esta ocasión la vocalista argentina se ve acompañada de un trío eminentemente percusivo y aportará la calidez latina a este conjunto de nuevas composiciones de Masada. Un trabajo suave y fácil de escuchar, que gracias a la melosa voz de Sofía se diluye fácilmente y deja una sensación de paz inigualable.


El segundo volumen, Chokhma, significa "sabiduría" y es de todo menos tranquilo y pacífico. Aquí hace su aparición el conjunto CLERIC con Matt Hollengerg como protagonista en las guitarras. Estamos ante un fiero grupo de metal avantgarde que por momentos roza lo más salvaje de NAKED CITY, navegando por las aguas del noise, del drone, del metal progresivo, del death metal y hasta del grind. Para los que conocemos a John Zorn sabemos que es muy de estas mezclas y en grupos como este sus composiciones adquieren tintes apocalípticos absolutamente gloriosos. Para mi gusto uno de los mejores volúmenes del libro.


Todo lo contrario es el tercer volumen, Binah, que significa "comprensión, entendimiento, inteligencia" y que protagoniza THE SPIKE ORCHESTRA, dirigida por el saxofonista Mike Wilkins y que tiene cierto aire a Electric Masada en sus formas. Una big band con unos arreglos muy excitantes y mucho regusto klezmer que es un despiporre de principio a fin. Lejos de oscuridades previas, este disco es probablemente el que más agrade a los más puristas jazzistas, si es que de eso hay entre los seguidores de John Zorn.


En el mundo de John Zorn no sólo hay espacio para la efusividad ya sea natural o eléctrica, también hay espacio y mucho para la música camerística y el avance armónico. En este rango entra el cuarto volumen de este libro, Chesed, "misericordia, amabilidad", que protagoniza el dúo de guitarristas Julian Lage y Gyan Riley. Siendo el primero uno de los colaboradores habituales de Zorn y para muchos heredero de Pat Metheny en cuanto a crecimiento y creatividad, este volumen es uno de los más interesantes interpretativamente hablando. 


El quinto volumen, Gevurah o lo que es lo mismo "severidad, justicia, fuerza", tiene como intérpretes a otros viejos conocidos para Zorn, el cuarteto eléctrico ABRAXAS con Eyal Maoz y Shanir Ezra Blumenkranz al frente. Es el grupo que más se parece a MOONCHILD, sólo que sin voz y vuelve a la excitación de CLERIC, pero aquí un poco más condescendiente con el oyente. Para mi gusto otros de los momentos a destacar de los once volúmenes en lo que a agresividad y contundencia se refiere.


No nos vamos de los conocidos y tenemos el quinto volumen, Tiferet, "belleza", que tiene como protagonista al conjunto KLEZMERSON dirigido por Benjamin Schwartz y que es una mezcla entre la tradición judía y caribeña, sin dejar a un lado elementos ajenos del rock y el jazz.  Junto a THE SPIKE ORCHESTRA, este volumen será uno de los preferidos por los más puristas, siendo además junto a aquél los mejores para apreciar la labor compositiva pero también la arreglista adaptando las tonadas de Masada a grandes formaciones.


Otro de los proyectos habituales de John Zorn lo tenemos en el volumen séptimo, Netzach, "eternidad, victoria de la vida sobre la muerte", protagonizado por el trío GNOSTIC conformado por Bill Frisell en la guitarra, Kenny Wollesen en el vibráfono y Carol Emanuel en el arpa. Saca a relucir nuevamente la cara más camerística de John Zorn, sin llegar a ser tan easy listening como otros proyectos similares, pero siendo uno de los discos más accesibles de esta tercera parte de Masada, destacando los momentos de improvisación colectiva que son avanzadísimos musicalmente hablando, pero no pierden su virtud de agradar al oyente.


Para no relajarnos mucho, el octavo disco del libro se llama Hod, "majestad, esplendor, gloria" y nos presenta a la formación ZION 80 de John Madof. Esta formación que ya ha grabado en el Book of Angels de Zorn, supone una mezcla entre el klezmer judío, el rock, el funk y la música africana, todo conformado por otra gran formación en donde además, tenemos la oportunidad de escuchar al propio John Zorn con el saxo, inconfundible e incendiario en la pieza que podía ser catalogada como la mejor del trabajo, "Tahor", que durante diez minutos es una orgía de musicalidad y fogosidad solista.


Acercándonos al final llegamos al noveno volumen, Yesod, "fundación, cimientos, generación", que está llevado por la formación BANQUET OF THE SPIRITS de Cyro Baptista. Es una de las formaciones más antiguas de las presentes en este volumen de Masada y consigue aúnar la atmósfera a música de cámara de otras formaciones, el avance interpretativo en las improvisaciones y cierto aire latino en el uso de los ritmos. 


El último volumen de temas originales y nuevos de Masada lo constituye el décimo de los aquí contenidos, Malkhut "realeza, monarquía" y lo protagoniza SECRET CHIEFS 3 que es una de las formaciones más avanzadas del universo de John Zorn conducida por el guitarrista Trey Spruance, que para quien no lo conozca es buen amigo de Mike Patton grabando con éste en MR. BUNGLE y FAITH NO MORE por poner dos ejemplos. Concebido desde sus orígenes en los noventa como un grupo instrumental, ya estuvo presente en el Book of Angels y aquí profundiza en la tradición judía pasada por la electricidad del jazz rock progresivo. 


Como bonus para los que adquieran esta colección de una vez en su caja inicial, tenemos un volumen undécimo, Da'at, "conocimiento", que no aporta nuevas composiciones, pero sí una visión diferente de algunas ya grabadas, siendo protagonistas al respecto los pianistas Craig Taborn y Vadim Neselovskyi (salvo en tres temas en donde se acompañan de sección rítimica). Precisamente Taborn ha registrado este año otro disco similar con Vijay Iyer a dúo, pero no tiene mucho que ver con este volumen de Masada, mucho menos atmosférico y más intenso en la ejecución. 

Como todas las obras de JOHN ZORN, "The Book Beri'ah" es inabarcable. En total son casi diez horas de nueva música que no deja de sorprender y de confirmar que el músico estadounidense es una fuente inagotable de imaginación y creatividad musical. Son casi 50 años creando y los que le quedan, porque parece que nunca tenga fin.


BANQUET OF SPIRITS


JULIAN LAGE & GYAN RILEY


SECRET CHIEFS 3


ZION80


GNOSTIC TRIO


KLEZMERSON


SOFIA REI



jueves, 28 de noviembre de 2019

MAHER BEAUROY - "Washa!": un debut muy interesante.


Cuando tienes talento pueden pasar dos cosas. Que lo explotes bien y poco a poco, con el boca a boca, se hable de ti o que tengas buenos padrinos y ese boca a boca se multiplique exponencialmente. Este último es el caso del pianista de Martinica MAHER BEAUROY. Habiendo estudiado en La Sorbona y, ¡cómo no! en la Berklee de Boston, las cualidades técnicas están fuera de toda duda. Fue precisamente en esta segunda y prestigiosa escuela de música donde Beauroy conoció a sus acompañantes en este debut, "Washa!" y a su padrino y principal valedor, el saxofonista Jacques Schwarz-Bart. Según este último, Maher posee una peculiar mezcla de talentos que le hacen especial. Esta mezcla viene de la tradición del jazz, de la música clásica y de sus propias raíces afrocaribeñas. Todo eso se sintetiza en este debut discográfico, que sin ser una joya para el futuro, es un inicio muy interesante para una carrera que promete ser fructífera.

Hay dos temas en "Washa!" que pueden descolocar un poco. Esos son su apertura, "Divine Mirage" y "La Sirène", esta última presentada en un doble formato, completo superando los siete minutos y en formato editado (o cercenado) que no pasa de los cinco minutos. El primero de los temas es muy arriesgado rítmica y armónicamente. Es donde más aparece la influencia clasicista de Maher y le coloca como un instrumentista y compositor avanzado que en el futuro, si explota esta faceta, dará que hablar. El segundo es un tema claramente condescendiente y benevolente hacia el público. El pianista lo ha tomado prestado de su compatriota Loulou Boislaville, arreglándolo para la ocasión y muestra otro punto importante a destacar del pianista y es su capacidad melódica. Aquí Maher se dobla con la voz y recrea un corte muy facilón que saca a relucir sus raíces geográficas y que me recuerda a los discos de Avishai Cohen, el bajista otrora presente en el grupo de Chick Corea. 


Dejando estos dos cortes, el resto del debut constata las principales cualidades de Maher Beauroy. Cualidades que son seguidas con brillantez por el violinista Antoine Beux, cuyas capacidades interpretativas y solistas sobresalen con luz propia a lo largo del todo el trabajo, que casi podría considerarse co-liderado entre ambos músicos. Esas cualidades del pianista son, el ya citado sentido de la melodía fácil y aprehensible y un sentido del ritmo muy cálido y envolvente. En este segundo aspecto la rítmica constituida por sus compañeros de promoción en la Berklee es clave. Tanto la bajista Lucy Clifford, siempre inventiva y omnipresente, como sobre todo el batería Jessie Cox, que dialoga muy bien con el pianista y dentro de la sencillez estructural de muchos temas, mantiene la variedad necesaria.


Si dejáramos a un lado las improvisaciones avanzadas de Beux en el violín, "Washa!" podría considerarse un disco "bonito". Me refiero a que Maher Beauroy puede llegar a ser víctima de sus propias cualidades, tocando de una manera muy ligera y etérea. Sin embargo las cualidades armónicas de sus composiciones salen a relucir con el trabajo solista. Se echa en falta algo más de efusividad por su parte, pero Beux lo compensa dando color a un disco muy tropical en los aires que transmite. "Nu creation" es un buen ejemplo de esto que digo, en donde además aparece otro elemento que es la marimba y el vibráfono de Julián Velasco. Un corte envolvente y preciosista, pero con los recovecos solistas suficientes para disfrute del personal. También es el caso de "An Lòt Solèy" un tema tranquilo y relajado cuya melodía se queda en seguida, pero que es seguida de una serie de juegos por parte de Beauroy que le dan un cariz más avanzado e interesante.

Me quedo con lo dicho. Maher Beauroy es joven y tiene talentos en todas sus facetas, tanto como intérprete como compositor. La timidez de los primeros pasos le ha hecho ser poco atrevido en un debut que es notable en cuanto a las formas y los resultados, pero que le falta un poco de fuego detrás. En cualquier caso, por algo se empieza y ya quisieran muchos estar a este nivel en los inicios de una carrera que esperemos sea larga. Por cierto. No hay que perdérselo en directo en el Festival de Jazz de Madrid de este año 2019. 


GOV'T MULE + JOHN SCOFIELD - "Sco-Mule": una orgía instrumental para los amantes de la MÚSICA.


La trayectoria de Warren Haynes está ligada a THE ALLMAN BROTHERS BAND, pero realmente su hijo predilecto, su creación más preciada, una vez que se lanzó a editar discos en solitario, es GOV'T MULE. Una de las bandas de rock sureño por excelencia en su sentido más setentero, es decir, con largas jams y relajo instrumental para deleite de los que nos gusta la música con dosis de improvisación. 

En 2015 la banda estaba de aniversario, 20 años ya, y para celebrarlo se sacó de la chistera este doble disco en directo. En verdad tenía truco, pues "Sco-Mule" se grabó en 1999, un año muy prolífico en escena para GOV'T MULE que dio pie a sus "Live... With a Little Help From Our Friends", y precisamente uno de esos "amigos" era JOHN SCOFIELD, con el que en septiembre de 1999 dieron un par de conciertos en Atlanta, uniéndose a ellos también el teclista  Dr. Dan Matrazzo. El resultado no podía ser más excitante. Tanto Warren Haynes como Scofield estaban en un momento muy creativo, el segundo además con sus discos más funkys en la espalda ("A Go-Go" y "Bump"), con lo que teníamos que prepararnos para largas jams llenas de excitación. Y así fue.


Vaya por delante que los que busquen el rock sureño "típico" de GOV'T MULE no lo van a encontrar aquí. En las casi dos horas y media que dura el disco, todo se nutre de música instrumental, de composiciones originales y prestadas que dan pie a largos solos e intercambios creativos entre Scofield, Haynes y Matrazzo. Por su parte, el bajista Allen Woody adopta un rol muy jazzista, en la mayoría de las ocasiones con un bajo fretless y bastante influencia a Marcus Miller, mientras que el batería Matt Abs, aporta la dosis de fuerza y poderío rock necesario, sin obviar el detallismo jazzista en algún que otro pasaje más tradicional. Pero todo esto no es óbice para que el nivel creativo sea máximo, dando lugar a un disco de jazz-rock absolutamente inspirado y brillante que te mantiene en vilo en temas que llegan a durar hasta veinte minutos, y sin embargo, se pasan en un suspiro.


El programa principal, que se incluye en el primero de los discos, se conforma por seis temas que redondean casi 80 minutos de música. Dos temas originales de Warren Haynes, una improvisación colectiva y tres versiones, una del propio John Scofield, el excitante "Hottentot" que el guitarrista grabara para "A Go-Go", otra de Wayne Shorter, "Tom Thumb" de su disco "Schizophrenia", aquí muy rockerizada y finalmente un brillantísimo y sucio funk original de James Brown, "Doing It To Death". 

Desde le inicio sincopado de "Hottentot" uno ya reconocerá los dos timbres guitarreros principales. El rockero y folk de Haynes y el reverberado de Scofield, tan característico de este último. Matrazzo tiene momentos muy buenos de lucimiento, en especial en el último corte de este primer disco, "Kind Of Bird", juego de palabras muy jazzístico, para una composición de Haynes que es precisamente la más jazzy del programa. Pero las auténticas estrellas son Haynes y Scofield, siempre inventivos, siempre fogosos, elevados por la rítmica brutal (especialmente el bajo de Woody).


El segundo disco contiene tomas alternativas de algunos temas del primer disco, como es el caso de "Hottentot", algo menos entusiasta que la inicial, pero con mayor presencia para el tuturerizado bajo de Woody, y "King of Bird", sin tanta efusividad improvisatoria para Matrazzo, y con un aire más jazzy que la original. También aparecen otros temas añadidos al programa como "Pass The Peas", que vuelve al redil de James Brown con un funky glorioso, "Devil Likes It Slow", para lucimiento de Matt Abs en los parches y para acabar un "Afro Blue" firmado originalmente por Mongo Santamaría y que se convierte en la jam por excelencia de todo el programa en sus 23 minutos de duración totalmente ingeniosos y ensimismantes.

"Sco-Mule" supone uno de esos momentos excitantes de la música en directo, que milagrosamente, se transfiere muy bien al plástico de un CD (o vinilo). GOV'T MULE, o mejor dicho, Warren Haynes se une a uno de los guitarristas angulares del jazz moderno y el resultado no puede ser más excitante. Música para dejarse llevar y disfrutar como un niño.



lunes, 18 de noviembre de 2019

LOUIS SCLAVIS - "Rouge": entre la música de cámara y la improvisación libre


La carrera de LOUIS SCLAVIS es una de las más extensas y fructíferas. Ha estado en mil y un proyectos, tanto a su nombre, como en el de otros, pero siempre con un punto de conexión, su gran imaginación tanto compositiva como improvisatoria. Esta carrera se ha ligado especialmente al sello europeo ECM, pero toda unión tiene un principio y ese fue "Rouge", editado en 1992 y que fue el punto de partida del músico francés con el sello alemán de icónico sonido e imagen. Y precisamente este disco es uno de los paradigmáticos para entender el universo del multiintrumentista. Un compendio de composiciones propias e improvisaciones colectivas que dan como resultado la perfecta unión entre la música de cámara y la imaginación instrumental, para lo cual estuvo rodeado de músicos de excepción que dejan su huella particular en todos los cortes.


El sonido, lejos de lo habitual en la factoría ECM, es más orgánico de lo que podría pensarse. Aunque la escucha inicial de "One" a dúo entre Sclavis y el violinista Dominique Pifarély, que está inconmensurable en el trabajo, pueda parecer "otro disco más de frialdad alemana", el devenir de "Rouge" está más cercano a su color que al icónico gris y blanco de la portada típica del sello. Especialmente los momentos de protagonismo de Bruno Chevillon en el bajo (como es la siguiente composición en el programa, "Nacht") y los diálogos entre la batería de Christian Ville y los teclados de François Raulin, dan un calor añadido al disco, sobre el cual Sclavis navega libremente, aprovechando los silencios y los espacios, compartiendo su protagonismo con sus colegas de trabajo, pero sobre todo con Pifarély.


La música de cámara en general, y barroca en particular, siempre ha estado presente en la cabeza de Sclavis. No ha sido tan evidente como su compatriota Michel Portal, pero obras posteriores a este "Rouge", como el genial "Les Violences de Rameau", dejan patente que el clarinetista y saxofonista soprano gusta de los sonidos clasicistas, eso sí, siempre adaptándolos a la libertad del jazz, entendido desde el lado más europeo. En "Rouge" no es tan evidente esta unión, es más una sensación, pero la fluidez con la que está concebida la obra transmite energía al mismo tiempo que te hace estar atento a todos los vericuetos compositivos y estructurales, que son muchos.

Realmente "Rouge" es un disco de diálogos. Los temas están construidos entorno a un esqueleto muy escueto, sobre el que los músicos dialogan y construyen armonías y melodías. Ya sea en dúo, trío o con el quinteto en todo su esplendor (si bien, salvo raras excepciones, el papel de Christian Ville es más bien minimalista y secundario), Louis Sclavis teje la tela musical de "Rouge" a base de texturas crecientes y conversaciones etéreas en donde su compañero Pirfarély especialmente, sale victorioso, sin menospreciar los buenos momentos que también proporciona Raulin cuando usa teclados de diversa naturaleza.


El dinamismo de cada pieza, como "Kali La Nuit", hace que lo que parece un tema de armonía avanzada y delicadeza interpretativa, se acabe convirtiendo en un alegato free jazz a lo Eric Dolphy a dúo con Ville. Esto ocurre en otros temas, especialmente los más alargados como la genial "Les Bouteilles" donde Bruno Chevillon vuelve a tener otro momento de especial lucimiento, o sobre todo "Face Nord", que probablemente sea el tema no sólo más largo, sino más libre en formas, sonidos y estructura que se puede encontrar en este disco y donde Raulin impulsa cada sector para que tanto Sclavis como Pifarély tengan un colchón adecuado para desfogarse. 

En conjunto el disco se puede hacer un poco arduo de escuchar si no se tiene mucha predisposición. La ausencia de formalismos en sentido clásico hace que la reproducción sea tan excitante y llena de detalles, como también abrumadora con el paso de los minutos. Cualquier falta de atención genera que nos perdamos muchos elementos esenciales sin los cuales el devenir de los temas se convertirá en un sin sentido. Dicho esto, si se logra estar en armonía con "Rouge" y su concepción, estarás ante una de las piezas paradigmáticas del jazz europea. Ese tachado de sesudo, frío y calculador y que Sclavis y los suyos se encargan de desmitificar con una obra de culto.


martes, 12 de noviembre de 2019

JORGE PARDO - CARLES BENAVENT - TINO DI GERALDO - "El Concierto de Sevilla": un trío de ases, un cruce de caminos.


Veinte años han pasado. Dos décadas desde que "El Concierto de Sevilla" se editó, pero son muchos más años los que JORGE PARDO, CARLES BENAVENT y TINO DI GERALDO se conocen y llevan juntos, pero no revueltos. Su conexión común fue el flamenco y el jazz, Paco de Lucía, Camarón, Dolores, el Whisky Jazz de Madrid... todo este contexto recién enterrado el franquismo en este país, fue el que dio origen al encuentro de tres músicos de tres entornos geográficos tan diferentes, pero con un mismo objetivo: dejarse llevar por la música que vivían. La libertad del jazz, las raíces del flamenco y la excitación de la fusión. 

No fue hasta ese año 1999 que este trío se lanzó a registrar un momento suyo en directo. Y tenía que ser en un sitio tan nuclear para todas estas músicas como Sevilla. Grabado en dos fechas de diciembre de ese año, y con frío en el ambiente (y también en el saxo de JORGE PARDO en algunos cortes), el concierto quedará para los anales de la música no sólo española, como fusión de CAMARÓN, SONNY ROLLINS y WEATHER REPORT a partes iguales.


Digo bien estos tres nombres, porque son las tres influencias por las que se pasea el trío con carácter primordial. Y no lo digo sólo porque Sonny Rollins fuera uno de los máximos exponentes del trío con saxo, sino porque JORGE PARDO tiene un lenguaje improvisatorio heredero del músico estadounidense. Las otras dos referencias son fáciles de ver, por el lado del flamenco y el lado de la fusión. Pero dejando etiquetas a un lado, los tres músicos venían con tal bagaje a sus espaldas que el nivel estaba asegurado. Y ellos sabían que tenían delante una fecha importante para marcar un antes y un después. De hecho, "El Concierto de Sevilla" sigue siendo un referente en la música contemporánea y el nerviosismo con el que a veces Pardo y Benavent atacan sus instrumentos, es reflejo de que para ellos eran dos fechas importantes. Di Geraldo está mucho más relajado y natural, pero entre los tres todo fluye como si fueran uno sólo.

El programa escogido para ambas noches tiene de todo: jazz, fusión, flamenco... pero todo cruzado y mezclado como un cóctel único. No podía faltar el fetiche particular de JORGE PARDO que es su particular versión del "Donna Lee" de Charlie Parker. Utilizado para abrir boca, es un momento de desfogue inicial que calienta motores y también desentumece los dedos de los miembros del trío. El sonido es limpio y pulcro, quizás demasiado porque se oye todo ("dale Carlos"... se oirá en más de una ocasión de boca de Pardo). Pero permite que "El Concierto de Sevilla" sea una perfecta instantánea de un momento y que no haya trampas. Simplemente tres músicos con sobrada inspiración, experiencia y amplias miras, que quieren dar lo mejor de sí mismos.


La composición propia "San Juan" es un homenaje evidente y necesario al templo de la música ajena a modas y pastiches gubernamentales que fue el, tristemente desaparecido, Johnny. Ese Colegio Mayor San Juan Evangelista que tan pronto se llenaba viendo a Lluís Llach mientras "los grises" esperaban a la salida para que la velada se convirtiera en un festival de música y de deporte también, y que fue punto de encuentro de músicos, músicas y géneros de todo tipo, con el referente de la calidad y el compromiso. Por su parte "Postcolombiana" saca a relucir aires latinos con formas de fusión a lo WEATHER REPORT para lucimiento de CARLES BENAVENT y con final apoteósico.

El núcleo central de la velada lo constituye una preciosista versión del "Michelle" de los BEATLES, donde Benavent se luce con el punteo, y dos composiciones unidas de Benavent ("¡Viva Cai!") y Pardo ("La Cigarra"). En ambos temas JORGE PARDO usa soprano y sopranino, mientras que Di Geraldo se mantiene en un segundo plano con las escobillas. Todo ello sirve como calentamiento para uno de los momentos culminantes de la noche que es "De Perdidos Al Río". La composición es original de Benavent y en ella Pardo coge la flauta para deleite de nuestros oídos durante once minutos de pura efusividad in crescendo que acaba con un estruendoso solo de batería de TINO DI GERALDO que recuerda a Billy Cobham.


De vuelta al tenor, "Jeta" de JORGE PARDO es el nuevo cruce entre flamenco y Sonny Rollins que se necesita. Para estas alturas el trío ya es uno sólo y ya nos hemos dejado llevar tanto que no hay vuelta atrás. Incluso con la mezcla de tres temas tan variados como "Eterno", "Mi Sueño" y "Mantequilla", nuevamente con la flauta en el aire y con una introducción por parte de Pardo en el que se nota que la relajación ya está en el ambiente y acabando al final con el soprano en medio de jaleos del público. 

La fusión más excitante vendrá al final con "Manuel", donde TINO DI GERALDO se deja a un lado sus síncopas flamencas y se mete de lleno en un tema de índole rockera que te levanta del asiento, para acabar al final con "Los Tres Por Bulerías" que es justo lo que el nombre indica, una improvisación flamenca a ritmo de bulería que deja a todo el Teatro Central de Sevilla levantado de los asientos después de setenta minutos de música (que suponemos que dio para más fuera de los surcos del disco en sí mismo).

Cuando tres músicos como JORGE PARDO, CARLES BENAVENT o TINO DI GERALDO, que por separado han hecho historia y se han juntado con lo mejor de lo mejor, se unen en un sólo ente, algo pasa. Ese resultado es "El Concierto de Sevilla". Ya hace veinte años que me compré recién salido este disco por una magnífica crítica que le hacían en la revista Cuadernos de Jazz. Desde aquel momento se convirtió en uno de mis discos favoritos y lo sigue siendo. Y lo mejor de todo, sirve para que de vez en cuando los tres se vuelvan a juntar y demuestren su maestría en directo, como este mismo año ocurrirá en el Festival de Jazz de Madrid. Un trío de ases, un cruce de caminos para dejarse llevar.





lunes, 11 de noviembre de 2019

JAN GARBAREK - "Rites": Un recorrido musical y espiritual por todo el mundo


La figura de JAN GARBAREK es icónica para un sello, ECM, al que ha pertenecido toda su vida. De hecho el sello alemán de Manfred Eicher tiene un sonido propio en gran parte gracias a este hombre y su constante devenir entre la música clásica, la riqueza de la world music, la espiritualidad y la contemplación con aires electrónicos y la vaguedad de la new age. Te puede gustar o no, pero es escuchar un par de minutos de una pieza con JAN GARBAREK y ya sabes que es él. Ese sonido frío, lejando, envolvente, imaginativo pero al mismo tiempo concentrado en crear espacios, melodías, ambientes... todo eso es Garbarek ya sea con el tenor, como con el soprano o el sopranino. En 1998 después de 30 años grabando para ECM, Garbarek decidió dar un paso más, ya recorrido en discos recientes como "Visible World", "Twelve Moons" o especialmente "Ragas And Sagas". Ese paso fue un proyecto doble ambicioso que buscaba generar círculos concéntricos espirituales alrededor de sus dotes improvisatorias. Acertadamente el saxofonista noruego llamó a este nuevo capítulo "Rites" y es hoy por hoy, para mi gusto, uno de sus trabajos más completos y paradigmáticos para entender su universo.


"Rites" empieza y acaba de la misma manera: en forma de trance. Dos temas que abren y cierran el doble trabajo y que son la misma composición vista de diferente manera. En el primer disco con Garbarek en el saxo, en el segundo disco con Garbarek sólo ante los efectos y recreaciones electrónicas. "Rites" y "Last Rite" ponen así inicio y fin a un viaje en donde Garbarek no sólo se centra en componer, tocar e improvisar, sino también en recrear cual productor musical, sus propios colchones de programaciones rítmicas y texturas coloristas. No está sólo, en su viaje aparecen nombres habituales en el universo del músico noruego como Rainer Bruninghaus y su lírico piano, Bugge Wesseltoft tejiendo su universo de sonidos sintéticos envolventes, perfectos para que Garbarek se mueva sólo, el inventivo y delicado discurso percusivo de Marilyn Mazur y cómo no, el sonido agudo y dialogante de Eberhard Weber con su contrabajo. Todo lo demás es un viaje largo y sinuoso en donde uno se deja llevar muy fácilmente, a poco que esté familiarizado con la música de JAN GARBAREK.


Los dos discos de "Rites" son un continuo pero al mismo tiempo un diferenciado. El primer disco es el más ortodoxo en cuanto a ejecución y formas. Temas fundamentalmente en cuarteto o a dúo con Bugge, que tienen a Garbarek como improvisador y evocador de paisajes al mismo tiempo. Es sorprendente el sonido que logra el músico, porque lejos de otros discos en su dilatada carrera, el saxofonista parece que está en medio del salón con el fuego encendido. Cercano y muy envolvente. Es algo que en el tema que cierra el primer disco, "Her Wild Ways" más se deja ver, pero en general es la tónica principal del disco, en donde la labor de la música es hacernos caer en un profundo trance interior, colorista y lleno de elementos folk. A JAN GARBAREK lo de jazz le queda pequeño, él simplemente pone banda sonora a sus viajes interminables y este primer disco de "Rites" lo refeleja a la perfección, destacando él pero sobre todo sus acompañantes que se contagian de este camino íntimo y salvaje al mismo tiempo.

El segundo disco contiene una música mucho más dispersa en formas, pero también mucho más espiritual en su corazón. Comienza de forma salvaje, con una danza entre hogueras como es "It's High Time", mano a mano con Bugge Wesseltoft, pero no es la única sorpresa. En este segundo volumen tenemos coros infantiles como en "We Are The Stars", melodías juguetonas y muy, muy simples como las de "The Wihte Clown" y hasta dos composiciones ajenas, "Malinye" de Don Cherry, que aquí ha transformado en canción de juego con acordeón incluída y "The Moon Over Mtatsminda" que en realidad está incluída en el disco pero ni toca Garbarek ni está grabada en esta misma fecha, sino que es una pieza del compositor y director de orquesta georgiano Jansug Kakhidze, llamado el Karajan de su país y que pone los pelos de punta. El cierre de este segundo volumen es también el cierre de un círculo infinito y es el ya mencionado "Last Rite", esta vez con Garbarek sólo ante los teclados y los sintetizadores y que termina de concluir el trance de esta obra maestra.


Se le puede tachar de frío, de "europeo" en su forma de entender el jazz, (aunque él mismo nunca se ha considerado músico de jazz), pero JAN GARBAREK tiene una personalidad desbordante y única es un referente de la música contemporánea. Como curiosidad, alguna de las composiciones de "Rites" fueron utilizadas por el canal cultural Arte para crear un ballet único que demuestra que la música de este hombre rompe fronteras artísticas y es multicultural. La expresividad de los sonidos y de las composiciones es tan alta, que las canciones hablan por sí mismas. Para mi esto es "Rites", un recorrido musical, espiritual, multicultural y que rompe los cánones artísticos. 

http://www.garbarek.com/