miércoles, 26 de diciembre de 2012

DAM - "The Difference Engine": Sorpresa desconocida

Escuchando la voz desgarrada, inhumana y casi hiriente de Nathanael Underwood y las melodías de su guitarra, uno podría pensar que los ingleses DAM son de Gotemburgo por adopción. Aunque los tonos más guturales también estén presentes, y los alaridos más flagelantes no se desdeñen, lo cierto es que Tompa Lindberg vendrá en más de una ocasión a la cabeza. Podría decirse que estamos, por tanto, ante otra copia de tufo moderno, que bebe de AT THE GATES y un poco (o bastante, como demuestra “Made Of Beasts”) de sus compatriotas CARCASS en la época del “Heartwork”. Bien, en líneas generales no nos alejamos, pero el grado de extremismo de DAM capaz de mezclar el Death melódico, el Black más extremo, el Groove a lo GOJIRA y hasta el Sludge más pesado e impenetrable, hace de esta banda algo interesante con lo que recrearse.

Para muestra un ejemplo: no importa la cantidad de veces que escuches “The Difference Engine”, corte de apertura del trabajo: los momentos más extremos te generan rechazo, casi incomodidad, y al mismo tiempo morbosa atracción. Y aunque el disco se mueva también por otros lados más convencionalistas, más centrados en el Thrash y el Death sueco melódicos, como es el caso de “Eyeballing”, “Outside” o la instrumental “New Quest”, DAM siempre tendrá un punto de oscuridad e inhumanidad extra, intensa y repulsiva, atrayente y sangrante, que juega con armonías cacofónicas, voces en el límite y juegos rítmicos arriesgados, lo cual, en sucesivas escuchas es de agradecer y da un elemento de personalidad extra, en un estilo que puede ser tan excitante como monótono si no se aporta nada nuevo.

Lo que menos me atrae es un sonido excesivo, muy en la tónica de bandas como MISERY SPEAKS. Sería de agradecer un nivel de muralla sónica mayor, incrementando la densidad guitarrera, el desgarro vocal y la contundencia rítmica, en la línea que, a mi modo de ver, tan magistralmente alcanzan DISBELIEF, por poner un ejemplo relativamente cercano. DAM, o su productor, ha optado por la modernidad -core lo cual puede llegar a saturar, en especial en los momentos de mayo pesadez y continuidad rítmica. No obstante, a pesar de esta pequeña concesión que el grupo debe hacer para adaptarse a las apetencias sonoras actuales, las ideas acaban triunfando ante su inexpresivo y frío envoltorio, (en algunos momentos como la oscuridad operística de “Mirror-Image Ritual” de manera fantástica), con lo que los poco más de cuarenta minutos de duración de “The Difference Engine” se pasan volando.

Se puede afrontar la escucha de este segundo trabajo de DAM de manera pasajera e inmediata, fijándose en sus buenas melodías y en los adictivos ritmos. De esta manera conseguirás exprimir la parte convencional y recurrente de los ingleses, pero no por ello se reduce el interés en este disco. La otra manera, más aventurera, pasa por un calado completo de la tormenta de cambios y decibelios que ofrece el cuarteto (trío en estudio) inglés. De cualquier forma, “The Difference Engine” es una sorpresa, inquieta e inquietante, que mantiene la esperanza en la juventud de ciertos combos, por muy desconocidos o no que sean.

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GARBAGE - "Garbage": Resumen de una época

Se podría considerar a GARBAGE como una banda “prefabricada”. Un buen día Butch Vig debió pensar que ya que producía bandas de éxito como SONIC YOUTH o sobre todo THE SMASHING PUMPKINS, debía también poner su granito de arena en forma de Rock, Pop, Electrónica y todas las tendencias que sustentaron las radiofórmulas en los noventa y que para algunos supuso la destrucción de la herencia del pasado y para otros una nueva forma de entender la vida: la generación de la autodestrucción y la complacencia en la propia abundancia, los hijos del tanto tenemos que estamos aburridos de la vida… prácticamente los mismos principios que sustentan cada nueva ola de juventud musical, pero cambiando la psicodelia, por el sentimiento Punk, los vaqueros rotos por las camisas de cuadros, las chupas de cuero por el aire pseudo intelectual… etc… Pero Butch Vig en particular, y por extensión GARBAGE tenía un problema: llegar un poco tarde, cuando los principios de los que partía ya daban sus últimos coletazos y los nuevos adolescentes buscaban otras cosas (cambia camisas de cuadros por chándal y zapatillas adiddas…).

El debut homónimo fue quizás a la vez la cumbre y la caída de GARBAGE. Vig sabía que debía apostar no sólo por un sonido, sino también por una imagen, por un morbo y por un aura de misterio que crearan carisma más allá de la calidad musical, y ahí estaba una desconocida Shirley Manson, venida de la madre tierra Britania cuyo pasado en ANGELFISH había pasado sin pena ni gloria, pero que daba el pego por la sensualidad y la dejadez e irreverencia de su rostro. El resto era made in Butch Vig, auténtico cerebro de GARBAGE, pues  Duke Erikson y Steve Marker no eran más que “aderezos” para que el directo y la propia imagen promocional de la banda no perdieran el sentimiento Rock que supuestamente era su partida.  En poco más de un año, 1995, Vig, Manson y compañía editaron “Garbage” y el éxito les vino premeditado pero al mismo tiempo inesperadamente.

Grunge, sonidos prefabricados y mucho sentimiento de los noventa… GARBAGE es un perfecto resumen para una época, para bien y para mal. Para bien porque es una perfecta instantánea para un momento, para mal porque la personalidad, más allá de su imagen y la voz de Manson, brillaba por su ausencia. Sin embargo, “Garbage” perduraría como el mejor disco hasta la fecha del combo y no sólo por sus éxitos imperecederos, sino porque es el trabajo más focalizado, el que llegó en el momento justo. Después todo se quedaría en el intento de sobrevivir sin mayores pelotazos que temas puntuales (sin ir más lejos el tema principal de “The World Is Not Enough” de JAMES BOND). Ahí quedan temazos como “Supervixen” o “Queer”, ambas agresivas e irreverentes, el sonido oscuro y pasteloso de “Milk”, el sentimiento Punk a lo BLONDIE de “Stupid Girl” o el sonido casi nirvanero de “Dog New Tricks” y el desenfreno de “Vow”.

Cabe preguntarse si GARBAGE es (y su último trabajo “Not Your Kind Of People” lo demuestra), algo más que el epílogo de una época. Sus seguidores son reflejo de la madurez de una generación y su música sigue viva por la falta de ideas actuales pero, ¿qué habría sido de ellos si la idea feliz de Vig hubiese aparecido 7 u 8 años antes de “Garbage”? En mi opinión habrían dado más juego y se podría haber visto una evolución más amplia, pero es algo que nunca sabremos. Mientras tanto el debut de GARBAGE queda como el mejor exponente de una banda, de un sonido, de una década y de una generación.

domingo, 9 de diciembre de 2012

BALROG - "Ars Talionis – The Art Of Retaliation": Un problema de sonido

A pesar de que su historial comprenda tanto bandas de Grind como de Death, siendo la más llamativa su presencia en ABORTED, el señor BALROG, o lo que es lo mismo, Sebastien Tuvi, siempre ha sido admirador del Black Metal al más puro estilo DISSECTION. Lo fue en los otrora Blackers y ahora reconvertidos GARWALL y lo es, cómo no, en su proyecto personal Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como, BALROG. Sin embargo, en "Ars Talionis - The Art Of Retaliation" se aprecian vientos de cambio como dirían los SCORPIONS, manteniendo intactas, eso sí, sus referencias principales. Y el resultado, sin ser para mi gusto tan convincente como su anterior trabajo, "Bestial Satanic Terror", es bastante completo y por lo menos muestra intención de evolución.

Al contrario que sus compatriotas creadores del sonido Black francés, ese híbrido entre Black y Post Rock que en manos de DEATHSPELL OMEGA, BLUT AUS NORD y demás funciona tan bien, BALROG prefiere ir directo al grano y dejarse de juegos armónicos. Aunque la melodía y la estructura de ascendencia Heavy sean fundamentales en el programa del proyecto, lo cual nos recordaba a DISSECTION, NAGLFAR, OLD MANŽS CHILD... rozando la frontera del Death en muchos instantes, BALROG también hundía sus raíces en el pasado más crudo del género y de hecho en este disco muchas veces, sobre todo en el caótico bullicio de algunos pasajes, la referencia a MAYHEM se hace patente. Pero en "Ars Talionis - The Art Of Retaliation" BALROG ha querido ir un paso más allá y sin quererlo o queriéndolo se ha contagiado de gran parte del sonido de sus compatriotas: las armonías de guitarra herederas del Free Jazz y el aire aséptico de las ambientaciones aparecen en medio del clasicismo de formas que hasta ahora se gastaba el grupo.

¿Cuál es el problema? La idea de base es buena, BALROG se mimetiza con su entorno y no deja a un lado sus primerizas influencias pero, el naufragio casi llega de la mano de una producción que no puede pasar del simple aprobado. La mezcla final está bastante descompensada y la particular afinación de las guitarras roza el abismo al verse literalmente engullidas por el sonido de los platos de la batería. Sólo en los pasajes más Death, cuando Sebastien hace uso de su gruñido más gutural, el resultado consigue sonar coherente. Así pues, "Ars Talionis - The Art Of Retaliation" avanza en su concepción, despliega buenos temas ("Le Baiser Du Foret" es un ejemplo, uno de los más arriesgados rítmica y armónicamente hablando, "The Left Hand Of God", de los más variados y "Antithesis Of Existance", en un registro más decadente, muy Death en algunos momentos y funcionando muy bien la armonía disonante y fría de las guitarras), pero le falta resaltar con unas vestiduras más apropiadas para este sonido.

BALROG sigue siendo un grupo de Black y "algo más" a tener muy en cuenta, de los más accesibles y arquetípicos de su país, aunque en este trabajo haya querido dar un paso al frente en lo que a complejidad se refiere. En este sentido "Ars Talionis - The Art Of Retaliation" les mantiene en su estatus, pero no estaría de más que tratase de madurar un poco más el resultado para que pueda disfrutarse en su integridad y no teniendo que hacer un esfuerzo extra a causa del sonido. Bueno más no brillante.

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BILL STEWART - "Telepathy": Una piedra angular adelantada

Si hablásemos del batería Post-Bop por excelencia, o al menos uno de los más reclamados como “sideman”, ese sería BILL STEWART. Teniendo como valedores a JOHN SCOFIELD y JOE LOVANO, con los que aprendió y fue introducido en el mundo discográfico de Blue Note, sello con el que editó sus dos primeros trabajos, BILL STEWART y coetáneos suyos como el eterno acompañante BILL CARROTHERS o el introspectivo LARRY GRENADIER (a los que fichó para este “Telepathy” como no podía ser de otra manera), siempre tendrán el cartel de músicos de sesión o acompañantes de excepción, aunque hayan editado trabajos a su nombre, siendo casi imprescindibles en muchas producciones de sonido Post-Bop y apareciendo en una enorme cantidad de trabajos considerados clásicos contemporáneos del mundo del Jazz. A ello hay que añadir que, pese a no tener una carrera personal muy prolífica ni conocida, son músicos inquietos y siempre están dispuestos a ponerse al servicio de cualquiera que les deje espacio para desarrollar sus propias ideas.

Volviendo a BILL STEWART, después de su debut para Blue Note en 1995, “Snide Remarks”, aún como acompañante de LOVANO y SCOFIELD, STEWART quería dar el salto con un trabajo que le mostrara no sólo como un músico experimentado e ingenioso, sino también como un buen compositor. Ese fue el papel asumido en “Telepathy”, donde se acompañó de lo mejorcito del sonido Post-Bop, entonces jóvenes casi desconocidos y hoy en día valores seguros. En los saxos, STEVE WILSON, aquí algo tímido y pausado y SEAMUS BLAKE, totalmente desatado. En el piano, un críptico y perfecto complemento de STEWART, BILL CARROTHERS, heredero de la escuela JARRETT-EVANS-MEHLDAU-COPLAND-HERSCH, pero con un tono aún más introspectivo y etéreo. Y en el bajo el también citado LARRY GRENADIER, entonces aún desconocido, pero que pronto se convertiría en el alter ego de MEHLDAU, demostrando que ser bajista es mucho más que acompañar de forma secundaria (dejando a un lado la labor solista de la que tiene buena muestra en “Telepathy” en el enorme e intimista “Calm”).

La idea era ofrecer composiciones propias, arriesgadas en armonías y estructuras y un par de condescendencias ajenas reconstruidas hasta hacerlas irreconocibles, como son “Rhythm-A-Ning” de MONK, destruida y vuelta a construir de manera inventiva y aventurosa y “Little Melonae” de JACKIE McLEAN, más ortodoxa pero no por ello falta de riesgo. Todo ello con un sonido sesudo y visceral al mismo tiempo, y dejando espacio para el lucimiento de todos, incluido el propio STEWART con un trabajo interpretativo muy lustroso y llameante. Desde el principio uno tiene la sensación de que “Telepathy” no es el típico disco dentro de lo común. Las estructuras no dejan espacio para el descanso y están constantemente girando, rozando el límite (grandiosa labor la de STEWART y GRENADIER intentando que todo quede sujeto, mientras CARROTHERS va un poco por libre y los dos saxofonistas se van peleando por entrar en los espacios sueltos), con lo que al final uno tiene la sensación de estar ante un trabajo en plena reinvención, con riesgo y variedad suficiente como para mantenernos alerta a lo largo de toda su duración.

No es de extrañar que cortes enigmáticos como el de apertura “These Are They” o la rítmica “Happy Chickens” se acaben metiendo en nuestras cabezas de forma obsesiva, o que el libre y despiadado “Fano” nos acabe generando excitación a la par que WILSON y BLAKE intercambian frases. Son temas construidos en el abismo y ejecutados con intensidad contagiosa, con lo que se puede hablar de “Telepathy” como si fuera una obra culminante: una pieza única que perdurará en la historia del Jazz en general y de BILL STEWART en particular, convirtiéndose además con el tiempo en un trabajo de estrellas que en su momento aún estaban en ebullición. Los que descubrimos este disco en 1997 asistimos sin querer al nacimiento de algo grande. Ahora no podemos dejar de disfrutarlo y redescubrirlo en cada nueva escucha como si fuera la primera.

sábado, 8 de diciembre de 2012

ARTILLERY - "When Death Comes": Volviendo con nuevos aires


¡Qué grandes discos dio esta banda danesa! Cada uno en su estilo, e incluso su reforma puntual hace ya una década con “B.A.C.K.”, eran trabajos crudos, violentos, elaborados, pegadizos y variados, dicha esta retahíla de epítetos en el orden adecuado para definir “Fear Of Tomorrow”, “Terror Squad”, “By Inheritance” (mi preferido y creo que el de mucha gente) y el ya citado retorno. Sin ser de la primera división europea, ARTILLERY fue cabeza visible de la segunda línea de bandas ochenteras que tenía mucho que decir. Por esta razón, su retorno fue visto como un buen augurio por éste que suscribe. Sin embargo, no todo fue una noticia agradable. Por un lado metían a Søren Nico Adamsen, un vocalista solvente, técnicamente muy dotado, con una voz muy buena para el Power e incluso para tesituras más íntimas, pero ¿para el Thrash o en su defecto para el Speed Metal? Por otro lado, su reciente DVD, “One Foot In The Grave” los mostraba como una banda a medio gas, o esa era mi impresión. 

Pero la prueba definitiva me vino al verlos en directo hace ya un año en el último Martohell. Siendo la atracción principal del cartel, ARTILLERY ofreció un buen concierto, basado en lo mejor de su repertorio, pero aquí se confirmaron mis sospechas: estos abueletes se lo toman con alegría, pero en el escenario distan mucho de transmitir la energía necesaria, y definitivamente Nico no es el vocalista que la banda necesita. Con estas premisas me enfrentaba a “When Death Comes” y mi sorpresa viene al ver que el disco me gusta, y mucho, pero partiendo de una base: que nadie busque la agresividad de sus dos primeros discos, que nadie busque la técnica y la perfección compositiva de “By Inheritance” y que nadie busque, en definitiva, algún retazo de Thrash más que en algún riff. Sin embargo, si te gustó el aire más Heavy de “B.A.C.K.”, no le haces ascos a los últimos discos de por ejemplo PARADOX, y no te importa escuchar un cruce entre METALLICA, HELSTAR y BRAINSTORM, mezcla de Heavy y Power Americano, con un punto de Euro-Power, pero de éste que también mira hacia el otro lado del charco, entonces “When Death Comes” te gustará. 

En definitiva, que ARTILLERY ha dejado el Thrash a un lado y se ha convertido en este trabajo en un grupo solvente de Heavy poderoso, de onda americana pero también europea y donde Nico, por fin, logra amoldar su variedad de registros, a una música menos agresiva donde no brillaba. Salvo cortes como los dos de apertura, “When Death Comes” y “Upon My Cross I Crawl”, o más adelante “Rise Above It All” donde el ritmo se acelera y los riffs tratan de emular el pasado, el grueso de este disco se compone de temas más pesados en donde el tercero en discordia para abrir fuego, “10.000 Devils” y más adelante el enorme “Not A Nightmare” se convierten en el mejor exponente de lo que ofrece ahora ARTILLERY. Espacio hay hasta para el intimismo y el ambiente envolvente que una guitarra acústica y la voz más cálida de Nico proporcionan a “Delusions Of Grandeur”, o incluso para un sitar en “Uniform”, tema nuevamente agresivo, de melodías orientales y que es uno de los más Power de todo el disco. 

En definitiva, ARTILLERY se reinventa y sabe aprovechar lo que tiene: particularmente a un vocalista para el que el Thrash no era el ambiente más cómodo en el que podía moverse. “When Death Comes” es un disco de Heavy potente bastante compacto y variado, dotado de muy buen sonido y con buenas ideas, que no ofrece nada nuevo, pero que abre una nueva fase en la banda danesa. A mi me han convencido, aunque supongo que muchos estarán descontentos con esta faceta.

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BRIAN BLADE - "Fellowship": El gusanillo del debut


Hay artistas a los que les cuesta lanzarse en solitario y prefieren ser segundones de renombre. Algo así puede decirse de BRIAN BLADE. Durante muchos años mercenario baterista a las órdenes de los artistas más variopintos (PAT METHENY, JOSHUA REDMAN, KENNY GARRETT, WAYNE SHORTER, BOB DYLAN o JONI MITCHELL), no sería hasta 1998 que BRIAN BLADE editaría su primer trabajo titulado “Fellowship”, como la banda con la que volvería a grabar en varias ocasiones posteriormente, con obras muy recomendables como “Perceptual” o sobre todo “Season Of Changes”. Con su estilo etéreo y pegadizo al mismo tiempo, polirrítmico y poderoso, pero también sutil y virtuoso, cogiendo a partes iguales herencias de JACK DeJOHNETTE, ROY HAYNES y BILLY HIGGINS (especialmente el primero y el último, en la unión de sus dos facetas antagónicas), BRIAN BLADE tenía que lanzarse también a la aventura compositiva, demostrando su gusto ecléctico tanto a la hora de acompañar como a la hora de ponerse detrás del pentagrama.

“Fellowship” marcaba su debut, con el apoyo de productores y amigos colaboradores en el pasado y un sello con larga trayectoria en busca de nuevos talentos que no olvidasen el pasado del Jazz pero tampoco las nuevas tendencias, como era por aquel entonces en 1998 Blue Note, que poco antes lanzaría al mercado cosas de otro gran batería de similares características aunque algo más avanzado como era BILLY STEWART. El disco que daría el pistoletazo de salida al BRIAN BLADE FELLOWSHIP se formaba por un conjunto de músicos “desconocidos”, en donde BLADE sólo dejaba créditos para el que fuera su jefe y en este caso productor del disco, DANIEL LANOIS, ajeno a las ortodoxias jazzistas y por lo tanto, perfecto complemento para la música de BLADE. El resto lo completaban un excelente JON COWHERD al piano (introspectivo y enigmático tanto con el acústico como el wurlitzer), DAVE EASLEY y JEFF PARKER con las guitarras, aportando un toque etéreo y Pop, CHRIS THOMAS siempre presente con su buen pulso jazzístico en el bajo y la excelente pareja solista, fogosa en muchos momentos, formada por los saxofonistas MYRON WALDEN (aún por explotar en esa época) y MELVIN BUTLER.

En el apartado compositivo BLADE sabe dejar espacio para los solos pero también para que las estructuras y las atmósferas se relajen. Cortes de pegada y fuerza como la fabulosa apertura de “Red River Rebel” o “Folklore”, donde la pareja de saxofonistas se despachan a placer, contrastan con temas de aire desértico y profundidad paisajista como “In Spite Of Everything” o “Lifeline”, un corte de cariz muy Pop para lucimiento de COWHERD. Por su parte, “Mohave” está pensado para deleite de LANOIS, con una estructura arriesgada, numerosos juegos armónicos y mucha inquietud en la interpretación, y ya en la parte final del disco, “If You See Lurah” regresa por los aires del principio, con el corte más sencillo y de menor duración, mientras que el cierre de “Loving Without Asking” pone el toque elegante y al mismo tiempo ecléctico, con una melodía muy Pop, pero un acompañamiento muy Jazzy. Desde luego no esperes, ni por sonido, ni por ejecución, un disco “Jazz” en sentido estricto por excelencia. Aquí encontrarás mucha parsimonia y juego armónico, navegando entre la sencillez radiofónica, el aire intelectual europeo a la ECM y la fogosidad solista puntual. 

Posteriormente los citados “Perceptual” y “Season Of Changes” superarían el concepto inicial de FELLOWSHIP, pero quizás les faltaba ese aire de sorpresa agradable que uno siente al descubrir la cara más personal de un artista con mucho potencial, diamante en bruto por explotar, que ya había dado buena cuenta de su versatilidad y maestría junto a otros, pero que por fin se lanzaba a caminar en solitario. Con este debut BRIAN BLADE puso el signo de admiración sobre su nombre, y con mayor o menor continuidad, no se lo ha quitado de encima en años venideros.

viernes, 7 de diciembre de 2012

ALL SHALL PERISH - "Awaken The Dreamers": En plena evolución


Parece que fue ayer y ya han pasado cuatro años desde que, después de escuchar un tema de ALL SHALL PERISH en un recopilatorio, me hice con su debut, “Hate.Malice.Revenge”, cuando aún estaban en la compañía japonesa Amputated Vein. La música de aquel debut me impactó: Deathcore era la etiqueta con que los vendían, pero la verdad es que en ese disco había mucha música: Death melódico, dos voces extremas tanto desde el tono agresivo como desde el más gutural, algunas partes muy pesadas, los típicos parones del Hardcore metalizado… Poco más de media hora que estaba entre lo mejor que había escuchado en ese año, y eso que el descubrimiento del grupo por mi parte fue por casualidad. Había mucho potencial en el grupo, pero también mucho peligro de que fueran progresivamente ampliando miras si obtenían el apoyo de un gran sello. Y aquí entró en escena Nuclear Blast. 

La todopoderosa discográfica se fijó en ALL SHALL PERISH y decidió reeditar su debut, con lo que el nombre del grupo dejó de estar en el underground y pasó a la primera plana, apareciendo reseñas en muchos medios, entrevistas… en definitiva, entraron de lleno en otra división. Era el momento de “The Price Of Existence” y desde que supe de su existencia tenía curiosidad por saber si el éxito se les había subido a la cabeza y habían sucumbido a las partes más comerciales de su música, o seguían con su personalidad y sonido propios. Bien, ahora en la distancia comprendo que aquel disco era una transición. El sonido era mucho menos pesado, más melódico y el juego de voces había perdido gran parte de su protagonismo. ALL SHALL PERISH, definitivamente, estaba allanando el camino para dar el paso a un sonido mucho más “mainstream” y el cambio de formación que sufrió la banda en el puesto del micro fue el punto de inflexión que terminó de redondear esta etapa. 

Llega el momento de la confirmación. “Awaken The Dreamers” es la evolución natural de “The Price Of Existence” y la prueba definitva de que ALL SHALL PERISH no volverá a ser el mismo grupo de sus orígenes. Se acabó la pesadez, salvo en un par de temas que pueden recuperar un poco el sonido de su debut, especialmente “Stabbing To Purge Dissimulation”, el tema más bestia de todos los contenidos en el trabajo, y aún así muy melódico, el resto del disco tiene dos protagonistas fundamentales: las guitarras y el nuevo juego de voces. Empezaré por lo segundo, pues es lo que menos me gusta, porque aunque han ganado en registros, han perdido extremismo con el cambio de vocalista. Ahora ALL SHALL PERISH tiene a un vocalista, Eddie Hermida, más “típico”, del cual se aprovechan para sus partes más melódicas, aunque mantengan la profundidad gutural en algunos pasajes. En mi opinión esto ni es malo ni bueno, simplemente es algo comprensible dada la evolución del grupo, pero hay algo que no me gusta: los pocos momentos en donde tratan de meter voces totalmente melódicas o incluso falsetes Heavys, como si fueran MERCENARY (y se quedan muy lejos de los daneses), algo que se hace evidente en “Black Gold Reign”, tema salvado gracias a los buenos solos y riffs melódicos y que se acaba de confirmar en el peor tema para mi gusto de todo el disco, “Memories Of A Glass Sanctuary”, melódico de principio a fin, en donde tratan de emular a los OPETH acústicos, y les sale el tiro por la culata. 

El otro elemento protagonista, y aquí está lo mejor de este trabajo, son las guitarras. “Awaken The Dreamers” es un disco donde Chris Storey y Beniko Orum se explayan a gusto técnicamente hablando. Ya no es sólo porque los temas tengan bastantes cambios de ritmo, algo que afortunadamente sigue siendo marca de la casa de ALL SHALL PERISH, sino porque la labor solista se ha convertido en fundamental en casi todos los temas, siendo de hecho el elemento mayor de variedad que hay en este disco y dejando que todo el peso recaiga en ello. La inclusión de sendos temas instrumentales al más puro estilo guitar hero como son “”From So Far Away” o la Jazzy “The Ones We Left Behind”, muestran la gran capacidad de estos hombres y abren nuevos terrenos en la música de ALL SHALL PERISH que adquiere un carácter progresivo del que hasta ahora carecía. Y en mi opinión, el resultado es muy bueno, compensando en gran medida la pérdida de personalidad debido al mayor peso melódico y a las nuevas líneas vocales. Así pues, ALL SHALL PERISH se ha convertido, sin querer o queriéndolo, en un grupo instrumentalmente muy bueno, pero que se encorseta demasiado en sonidos y tópicos que les hace mimetizarse demasiado con la enorme cantidad de grupos similares que hay en nuestros días. 

Desde luego, si esperas que ALL SHALL PERISH vuelvan al sonido de su debut, “Awaken The Dreamers” no es el mejor disco para conseguir tu objetivo. Si, por el contrario, te gustó la línea marcada en “The Price Of Existence”, en este nuevo trabajo ALL SHALL PERISH da una vuelta de tuerca y se convierte en una banda muy interesante musicalmente aunque hayan perdido gran parte de su toque personal. A mi me han dejado un poco a medias, aunque creo que aún no está todo perdido y sólo les falta terminar de pulir un poco más esta nueva dirección que han decidido tomar. Buena evolución, aunque todavía con mucho por perfeccionar.

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DEBORAH COLEMAN - "Soul Be It!": Blues directo a la yugular


En determinados géneros vale más un directo que mil grabaciones en estudio. Seguramente ese sea el caso del Blues, pero más aún el de la guitarrista y cantante DEBORAH COLEMAN. Aprendiendo la lección de grandes como JOHN LEE HOOKER o HOWLIN’ WOLF (ahí es nada), y llegándole la inspiración de BUDDY GUY, ALBERT COLLINS y desde el lado rockero JEFF BECK y por supuesto JIMI HENDRIX, la instrumentista de Virginia tiene una dilatada y sólida carrera, pero si hubiera que recomendar una forma de introducirse en su universo, desde el punto de vista inmediato y excitante de los decibelios y los solos fogosos, ese sería el directo y por extensión este “Soul Be It!” grabado en su gira de 2002, recogiendo un buen puñado de Blues clásicos y eléctricos, con algún toque más comercial a lo ROBBEN FORD o LARRY CARLTON en ciertos cortes, pero derrochando energía en cualquier caso.

Acompañada de un sólido trío (compartiendo protagonismo solista con BILLY CRAWFORD, y dejando que el colchón rítmico descanse en JASON PAUL, preciso y contundente, pero sin grandes florituras detrás de los parches), la guitarrista tira de temas propios y ajenos, no pudiendo faltar entre estos últimos un sendo homenaje a una dama del Blues garajero y poderoso como KOKO TAYLOR de la que destaca una poderosa y altamente adictiva “I’m A Woman”, declaración de intenciones sobre el papel de la mujer en el Blues que puede tener mucho de autobiográfico tanto para la propia Taylor como para Coleman. Por su parte, entre los temas propios, se debe destacar la bonita “You’re With Me”, homenaje a toda la gente que un artista conoce a lo largo de su carrera, pero que no vuelve a ver y aún así echa de menos, y la cruda “Goodbye Misery”, himno propio de la guitarrista y cantante que utiliza para cerrar el trabajo.

Todo ello se entrega con los envoltorios propios de un directo honesto: es decir, sin trampa ni cartón. Esto puede generar que se pierda un poco de “trasfondo musical”, a favor de la energía y el poderío rítmico, pero al mismo tiempo se gana en intensidad y fuerza. Es algo que se nota en la apertura, con “Brick”, pero sobre todo en “I Believe” y el ya citado cierre de “Goodbye Misery”, donde más destaca la creatividad solista de COLEMAN y su alter ego Crawford, derrochando decibelios y virtuosismo, al más puro estilo BUDDY GUY o TAJ MAHAL en sus mejores momentos, o guitarristas más cercanos en el tiempo como JOE LOUIS WALKER (pensando en su enorme “Great Guitars”) o RONNIE EARL (por mencionar a alguien “blanco” aunque con alma negra). Se siente algo de vacío de fondo por estar grabado ante una audiencia familiar, pero esto es otra prueba de que DEBORAH COLEMAN tiene muchas tablas y se ofrece desnuda, tal cual es.

Con todo lo dicho, “Soul Be It!” no es un antes y un después en la historia del Blues, pero sí un disco representativo del estilo de una gran instrumentista y cantante y que no dejará insatisfecho a ningún amante del buen Blues rítmico y poderoso, de ese que te hace cabecear cada segundo y te carga las pilas.