miércoles, 25 de junio de 2014

OVERKILL - "From The Underground And Below": Una buena forma de mantenerse


OVERKILL es una de mis bandas predilectas. Además los descubrí con los discos que no forman parte de su primera etapa, luego no me contaminé por ese espíritu purista que nos invade a algunos cuando un grupo varía en exceso su trayectoria. Sin embargo, con OVERKILL yo creo que tal circunstancia no habría sucedido. Me explico: la mayoría de los grupos de Thrash de los ochenta que trataron de sobrevivir más allá de 1991 o se Metallicarizaron o se Panterizaron o se Sepultaron. El género, en su concepción original, no dio más de sí comercialmente hablando y las bandas tuvieron que evolucionar si querían seguir vendiendo discos. El problema fue cómo hacer esta evolución. Para mi gusto OVERKILL y también se haría extensible a ANTHRAX, fueron los que pasaron la década con mejor nota, hasta que el resurgir de todo hizo que volviera a ponerse de moda el sonido y la forma de ser ochentera.

Y digo que aunque descubrí a OVERKILL en su segunda etapa, no habría habido mucho salto con respecto a la primera, porque si escuchas los trabajos que hay con posterioridad a “Horrorscope” y hasta “Bloodletting”, y aunque ya no escuches los asaltos de velocidad y sonido afilado de los ochenta, te encuentras ante una banda que aprovecha lo mejor del Groove y el sonido Post-Thrash a lo PANTERA: el medio tiempo y la contundencia, unido a un sonido muy visceral y la siempre peculiar voz de Bobby "Blitz" Ellsworth (la columna vertebral de OVERKILL junto a D.D. Verni desde sus inicios). Y aunque todo el mundo se quede con “Necroshine” de esta etapa, yo voy a tomar como referencia el que me parece el disco con un comienzo más descomunal que conozco: “From The Underground And Below”, porque escuchar el doble bombo y la batería ametralladora de Tim Mallare en “It Lives” y no volverse loco es no tener sangre en las venas.

Tal y como he descrito, y como sería habitual en los noventa para OVERKILL, las composiciones de “From The Underground And Below” se basan sobre todo en el medio tiempo y en la contundencia de las guitarras y los ritmos, con estructuras muy compactas y poco espacio para los solos. Hay excepciones, como la bestialidad de “Genocya”, y también en el otro sentido, el experimental y el oscuro (por lo menos en su introducción) como ocurre en el siguiente corte “Half Past Dead”, donde D.D. Verni dejaba entrever sus querencias tenebristas (que en el nuevo milenio, con OVERKILL ya volviendo a terrenos más puristas, dejaría libres en su proyecto paralelo, THE BRONX CASKET CO.). Pero en general se puede decir que “From The Underground And Below” es un trabajo muy completo y bien encajado, que sabe aprovechar bien los ingredientes de las tendencias de los noventa y seguir manteniendo la personalidad. Esa es la clave de OVERKILL para mi gusto.

Tras “Killbox 13”, OVERKILL se reinventó y volvió a ofrecer una imagen Thrasher de sí mismo (con algún bajón en mi opinión, como “Immortalis”, al que le falta algo de inspiración, y con momentos cumbre como “Ironbound”, uno de los mejores trabajos del grupo y del estado actual del género), pero su “transición” por los noventa no fue ni es para nada olvidable. La virtud está en la evolución con sentido y conocimiento de las propias señas de identidad y ahí OVERKILL fueron maestros, siendo “From The Underground And Below” buena muestra de ello. Una buena forma de mantenerse sin dejar de ser uno mismo.



martes, 24 de junio de 2014

REDRUM - "Power Corrupts": Resurgiendo del subsuelo


Un sólo disco y casi veinte años de silencio. ¿Alguien conocía a REDRUM antes de que se reeditara este disco? Seguramente los miembros de la vieja guardia del Thrash los conozcan, aunque sólo sea de pasada, pues “Power Corrupts” salió cuando ya empezaba la popularidad del género a caer en favor de otras corrientes. En cualquier caso, uno se alegra de que, gracias al afán completista y revisionista de nuestros días, se saquen del subsuelo discos que en su momento pasaron desapercibidos o que no pasaron la prueba del tiempo, pero que no merecen caer en el olvido.

“Power Corrupts” salió en 1989 con una portada mucho menos llamativa que la de esta reedición que tengo en mis manos. Simplemente el logo en rojo sobre fondo negro, al más puro estilo demo, pero unos puntos por debajo del resto de lanzamientos en la época en que salió el disco, ya que dada la saturación que vivía el género, cualquier extra que sirviera para diferenciarse aseguraba ventas, y con la portada original de “Power Corrupts” no creo que se consiguiera. Según he leído, además, el sonido era un poco menos pulcro, de tal manera que la mezcla final perdía gran parte de cuerpo debido a un bajo que apenas se percibía y a unas guitarras demasiado filtradas. Nuevamente, el paso del tiempo y las nuevas tecnologías han permitido dar un lavado de cara al debut de REDRUM, y ahora el bajo es un elemento omnipresente y la producción es amplia de espectro, pero sin perder el sabor ochentero (sobre todo en la batería).

El resultado es que la versión de “Power Corrupts” que ahora se nos presenta es mucho más llamativa que la original, pero a la vez no ha perdido su esencia, pudiendo competir de tú a tú, con reediciones paralelas por el estilo de VIO-LENCE, ATROPHY o AGENT STEEL. Y digo estas tres bandas porque, sobre todo las dos primeras, son los puntos de referencia para REDRUM. Puede que resulte todo demasiado genérico y predecible. Puede que no fueran ni los más técnicos, ni los más rápidos, ni los más rítmicos. Puede, y seguramente así sea, que “Power Corrupts” fuera en su momento un lanzamiento menor. No obstante, y pese a todo lo indicado, cualquier aficionado al Thrash americano de los ochenta que quiera ampliar su discografía con más grupos además de los de siempre, tendrá en “Power Corrupts” un referente a tener en cuenta.

Lo que más me ha gustado, sin duda, dejando a un lado la voz, que no me termina de convencer en los momentos en que se vuelve aguda y trata de emular el Speed Metal, es la notable composición. Sin llegar a superponer riffs enrevesados, los temas de REDRUM tienen gancho y a la vez variedad. Por eso el paralelismo con VIO-LENCE, porque, salvando las distancias, las raíces de las que parten ambos grupos son similares: estructuras sencillas y arquetípicas, pero con variedad y gancho, cogiendo lo mejor de las dos influencias que dieron nacimiento al Thrash: el Heavy y el Hardcore. Y aunque REDRUM tiene un gusto predominante por medios tiempos como “Evil´s End”, “Power Corrupts””o “P.T.L.”, muy rockera esta última, también saben dotar de dinamismo al trabajo con algún tema más veloz para dejarse llevar, como “M.I.A”, donde resalta una interesante línea de bajo, o el que es mi preferido, “Frontline”, con unos riffs que se quedan pegados a la primera.

Lo dicho. No fueron una revolución, y su falta de continuidad discográfica lo demuestra, pero en medio de tanta búsqueda subterránea de tesoros escondidos en las fonotecas más polvorientas, “Power Corrupts””tiene cosas que ofrecer. Además en esta reedición han incluido temas grabados en directo en el 87 y en el 85, para terminar de forjarse una idea de lo que pudo dar de sí el grupo.


(Crítica publicada también en: http://www.xtreemmusic.com)


CARCASS - "Symphonies Of Sickness": El culto a la descomposición


Si hay dos bandas influyentes en el mundo del Grind europeo (en el americano lo sería REPULSION), esas serían CARCASS y NAPALM DEATH. Los segundos se autoproclamaron los padres del Grindcore, pero los primeros fueron los que mayor influencia de sonido y temática tuvieron en un gran número de bandas, además de reconvertirse y ser también punto de partida de otro género, el Death Metal Melódico. Pero vayamos por partes, y no haré el chiste, aunque con este grupo vendría al pelo: CARCASS se formó entre Jeff Walker (activista de izquierdas presente en bandas como los ELECTRO HIPPIES), Bill Steer (que formaba parte de los también citados NAPALM DEATH) y Ken Owen. Los tres, amantes de las cirugías y los términos médicos, decidieron crear una banda de sonido putrefacto y cacofónico que tanto en imagen como en letras fuera un culto a la descomposición. “Reek Of Putrefaction” fue el punto de partida y desde el momento en que empieza con “Genital Grinder” uno se da cuenta de que esta banda era distinta: una amalgama de riffs afinados en el subsuelo, unos ritmos atropellados y unas voces que parecen sacadas de las mismísimas entrañas…

La banda no dejó indiferente a nadie: los que los degradaron a la altura de broma de mal gusto (el “mal” sonido del debut no les hizo ganar muchos adeptos), a los que los encumbraron como lo mejor que había salido en años. El propio John Peel, cómo no, atento siempre a lo que salía de sus alrededores, les dio una oportunidad y fue el momento en que el trío inglés decidió un año después de la putrefacción inicial, sacar su obra culminante en cuanto a “Goregrind” sucio y pastoso se refiere, “Symphines Of Sickness”. En este trabajo hubo cambios importantes, que incluso les ganó detractores que en un primer momento les alabaron: el sonido mejora, aunque las guitarras siguen siendo pastosas y afinadas en los bajos fondos. Los temas se alargan, ya no se quedan en el minuto y pico sino que se amplían las estructuras y se enriquecen los ritmos. Finalmente, las voces de rana en mazmorra aumentan sus registros a otros más agresivos y limpios que serían anticipo de lo que vendría después.

La sinfonía enfermiza que constituye este trabajo es un constante vaivén entre partes groovies, ataques de blast-beats y solos disonantes, que a diferencia de en su primer disco, donde se conseguía un sonido de conjunto formado por la suma de muchas partes como si de un collage se tratase (collage digno de las portadas de estos dos discos, llenos de desmembraciones e imágenes de autopsias), se conformaba por composiciones con entidad propia. Los himnos serían “Reek Of Putrefaction”, uno de los más pastosos y sangrientos, el enorme “Exhume To Consume” o el rítmico (y anticipo de la melodía de años más tarde) “Empathological Necroticism” con el que se cerraba la primera cara del disco. Ya en la segunda mitad, “Embryonic Necropsy And Devourment”, mantiene ese tono rítmico adictivo con cierta melodía, pero se volverá al sonido pastoso y putrefacto en “Crepitating Bowel Erosion”, con un desvanecido final que es puramente necrótico. Estaba claro que CARCASS evolucionaba, como lo hizo en toda su carrera (no tienen dos discos iguales) y aunque se podría considerar una transición entre el debut y “Necroticism - Descanting The Insalubrious” (tercer disco y para muchos el mejor), en mi opinión “Symphonies Of Sickness” es la mejor versión de esta primera fase auténticamente Goregrind y sus posteriores trabajos, ya con Michael Amott como segundo guitarra, eran “otra cosa”.

“Symphonies Of Sickness” no es un disco para todos los públicos. En general el Grind es un género muy concreto y dirigido a un público muy particular, un público y un género que no existirían sin grupos como CARCASS, a los que el 90% de las bandas Goregrind posteriores le deben su existencia. Pero lo uno no quita lo otro, y seas fanático de estos sonidos, como es mi caso, o seas simplemente un curioso oyente, el peso específico e histórico de CARCASS es digno de mención. Unos pioneros. Unos maestros. Una obra única e imprescindible.



viernes, 20 de junio de 2014

HERBIE HANCOCK HEAD HUNTERS: "Head Hunters": Un pelotazo comercial con mucha miga


Desde que entre 1968 y 1969, Frank Zappa en el Rock y Miles Davis en el Jazz, decidieran entrecruzar ambos géneros, la historia de la música no sería ya la misma. Por un lado surgirían una pléyade de conjuntos sinfónicos y eminentemente instrumentales, por el otro un conjunto de músicos que añadirían a sus instrumentaciones elementos eléctricos y estructuras propias de la música más popular de la citada década. La confluencia hizo que muchos músicos estuviesen pluriempleados y que festivales de Rock ofrecieran Jazz y viceversa. Por esta razón, músicos que de una u otra manera habían formado parte de la evolución del Jazz y del Rock de los sesenta, y particularmente los que bebieron directamente de Zappa o de Miles al estar presentes en sus formaciones, se apresuraron a sacar su pelotazo particular. Ese fue el caso de HERBIE HANCOCK que ya lo llevaba intentando un tiempo con su formación “Sextant” y que lo consiguió con “Head Hunters”, llegando a superar en cuanto a ventas se refiere a su propio mentor.

La formación de HEAD HUNTERS presente en su homónimo debut de 1973 con Hancock entre sus filas, incluía a otro ex Miles, BENNIE MAUPIN con saxos, clarinetes y demás, al percusionista BILL SUMMERS, al bajista PAUL JACKSON Jr. y al gran HARVEY MASON (que luego fundaría FOURPLAY ya en plena fiebre Smooth ochentera). Hancock quería lograr un disco de fusión con raíz muy Funk, más afroamericano, sin la efectividad de las guitarras eléctricas, alejándose así del resto de grupos de fusión post Miles y del propio Miles. Por esta razón las composiciones de “Head Hunters” giran en torno a la síncopa y el pulso saltarín de Mason y Jackson, dejando a Maupin y el propio Hancock, detrás de los solos, el primero de forma mucho más brillante que en su periplo con Miles, no exento de dosis de efusividad post-coltraneana, y el segundo rodeándose de una constelación de teclados y pedaleras, como si de un Zawinul se tratase.

El resultado son cuatro composiciones: tres compuestas para la ocasión, largas y pegadizas (la última “Vein Melter”, más relajada y atmosférica), y una revisión del “Watermelon Man” compuesto por Hancock en los sesenta y recuperada y reconvertida para la ocasión. Dicho así no parece un disco muy comercial, sino fuera porque Hancock estuvo tocado por la varita mágica al componer el corte de apertura, el más largo, “Chameleon”, compartiendo créditos con sus compañeros, que durante quince minutos sintetiza a la perfección lo que es “Head Hunters”: Funk y Jazz electrificados, pegadizos y con mucho Groove, algo que se repite con posterioridad en el primer tema de la cara b, “Sly”, en honor obviamente de SLY & THE FAMILY STONE, con unas formas algo más libres en lo que a improvisación se refiere. Con estos elementos el disco subió como la espuma y logró ser un hito creativo y comercial en la carrera de Hancock, marcándole en sus posteriores años.

Y es que, efectivamente, la formación de “Head Hunters” dio para más, con pequeños cambios, llegando hasta finales de los setenta, cuando Herbie Hancock decidió cambiar de tercio. Incluso los propio HEADHUNTERS sin Hancock (aunque bajo su batuta productora), tuvieron vida propia hasta bien recientemente (en 1998 editaron una “vuelta” en la que Hancock aparecía como invitado, sin tampoco mucho que aportar, pero por lo menos entretenido). Pero todo era ya anecdótico, 1973 fue el antes y el después y “Head Hunters” uno de los discos esenciales en el devenir histórico del Jazz, purismos a un lado.



miércoles, 18 de junio de 2014

BILL EVANS & GEORGE RUSSELL - "Living Time": Creatividad a raudales.


Hay artistas que son mundos únicos en sí mismos. Es el caso de GEORGE RUSSELL y de BILL EVANS, el primero, junto a Gil Evans uno de los mejores arreglistas de la historia del Jazz y la Música contemporánea. El segundo el padre de casi todos los pianistas líricos de Jazz de la segunda mitad del siglo XX. Juntos ya habían confluido en alguna ocasión, pero en 1972 se produjo una colaboración de estas que nadie da un duro por ella una vez obtenido el resultado, pero que marcan un hito en las carreras de sus creadores. "Living Time", nombre que recibía la orquesta de Russell y el propio trío de Evans (éste usando el piano eléctrico también), es un disco que no gusta a nadie seguidor de ambos genios, pero al mismo tiempo es exponente de una época y una rara avis única en su especie.

"Living Time" se divide en Eventos y es un viaje interestelar. Russell nunca fue un arreglista al uso, tanto en los años cincuenta como en los setenta, siempre estaba un paso por delante. Y este disco es buena prueba de ello. El Jazz estaba cambiando, la libertad sonora del Free estaba dando su brazo a torcer y la fusión rockera que Miles Davis encabezó, se encontraba en su momento de mayor explosión. Russell optó por ambas cosas. Sobre una base eléctrica, desarrolló una suite arriesgada, dodecafónica y desquiciada en donde BILL EVANS es un mero elemento más del conjunto, ajeno a su introspección y su lirismo habitual.

La violencia de los arreglos, la presencia de solistas de la talla de Sam Rivers, Howard Johnson o Jimmy Guiffre, la esquizofrenia de la doble sección rítmica, en la que al trío habitual de Evans se le añaden Tony Williams y la tríada Ron Carter, Stanley Clarke y Herb Bushler en el bajo eléctrico, la disonancia de Sam Brown con su guitarra... todo confluye en cada evento, con contrapuntos y momentos de mayor o menor lucidez, pero siempre con un halo de inquietud y absorción sonoras que envuelven la escucha de "Living Time" haciendo de ésta un viaje claustrofóbico y enigmático al mismo tiempo.

No es un trabajo fácil. De hecho fue un descalabro económico para ambos músicos, encontrándose enterrado en la discografía de ambos y no siendo reeditado nada más que en Japón, donde no tienen complejos a hacer labores de arqueología musical. Pero "Living Time" goza de esa virtud que artistas de la talla de Russell y Evans poseen: creatividad. 

viernes, 6 de junio de 2014

PHAROAH SANDERS - "Love In Us All": Hacia la transición espiritual


PHAROAH SANDERS fue el alumno más aventajado de JOHN COLTRANE. El saxofonista fue la extensión de Trane hacia la espiritualidad y la libertad de formas. Siendo parte de las últimas formaciones de Coltrane y permaneciendo hasta el final con él, SANDERS debió sentir la pérdida de John como la de un hijo con su padre. Desde que en 1967 Coltrane muriese, SANDERS buscó su propio karma, sus pensamientos más profundos y la unidad de la comunidad negra, por jugar con los títulos de sus mejores trabajos. Llevando siempre un paso más allá las enseñanzas de su mentor, tanto en la interpretación (aún más fogosa y extrema si cabe), como en la inspiración (mucho más espiritual y elevada), como en la composición (totalmente libre y derrochadora en extensión y espacios), PHAROAH SANDERS se convirtió en lo que COLTRANE alguna vez quiso ser, o se supone que buscaba ser.

Cuando “Love In Us All” salió, el mundo del Jazz volvía a estar de cambios. El sello que se había convertido en el hospedaje de los músicos de Free Jazz en los sesenta y que tan ligado estuvo a Coltrane, Impulse, se dio cuenta de que tenía en nómina a muchos músicos avant-garde que no encajaban en los derroteros que estaba tomando el Jazz, fusionándose con otras músicas, en particular el Rock y el Soul. La estrategia seguida por Impulse fue la de, por un lado buscar nuevas vetas musicales, y por otro “transformar” a sus protegidos. Ahí tenemos a Ayler o Shepp, que acallaron un poco sus proclamas furiosas con el saxo y lo transformaron en algo más audible y cercano al Soul y a la música negra popular. SANDERS hizo lo mismo, pero aún tardaría en llegar su transformación y de hecho se produjo fuera de Impulse, siendo “Love In Us All” el penúltimo disco con el sello en 1973 y “Elevation” el capítulo final en 1974.

“Love In Us All” se empapa de esta situación: dos largas composiciones que son totalmente contrapuntísticas. La primera, “Love Is Everywhere” es un compendio de percusiones, voces y melodías de alma profunda. Durante 20 minutos SANDERS repetirá una y otra vez los mismos fraseos, acolchado por los juegos armónicos de Joe Bonner en el piano y el pulso constante de Cecil McBee en el bajo. La primera parte de la composición se basa en la voz, en constantes coros de inspiración africana y calado casi religioso, que repiten una y otra vez el título del tema. El resto es un constante ir y venir de percusiones mientras Bonner roza los abismos de la armonía y SANDERS insiste en la melodía principal. Es el tema que más transición refleja: SANDERS recoge las enseñanzas de la World Music que están presentes en discos pretéritos y las lleva hacia terrenos libres, pero controlados, reflejo de lo que vendría después en “Elevation” y más adelante en la carrera del saxofonista.

Pero lo bueno viene en la segunda composición, “To John” que es un homenaje a su maestro. Aquí no hay concesión: SANDERS comienza de forma “pausada” pero en pocos instantes nos ofrece la interpretación más furiosa de su carrera. PHAROAH SANDERS lleva al límte el saxo tenor, lo retuerce, le hace chillar, lo maltrata, envuelto en una producción fantasmagórica, en medio del eco de la lejanía, del ir y venir de su sonido (probablemente improvisaba en plenos movimientos de efusividad y locura y el micrófono no captaba todo con igual intensidad). El fuego, el infierno de su interpretación se ve acompañada de un mar de percusiones y poliritmos alocados y densos con Norman Connors a la cabeza, un Bonner haciendo escalas a lo McCOY TYNER, ausente, en su mundo (aunque genial en su momento de lucimiento allá por el minuto 13 de la composición, seguido de un solo con arco de Cecil McBee), un trompetista no listado en los créditos (por la época en que se grabó el disco, probablemente fuera Marvin "Hannibal" Peterson) rompiendo las escalas y el contrapunto de la flauta (y probablemente un segundo saxo) de James Branch. Durante otros 20 minutos hemos sido golpeados por una oda salvaje y descontrolada a la música más libre que se puede escuchar, nunca mejor homenaje para su maestro…

El conjunto es como si fueran dos discos. Si tenemos el vinilo original, se puede optar por hacer una escucha separada en el tiempo, o usar la primera cara para entrar en trance y la segunda para descender directamente al infierno… Sea como sea la forma de afrontar el trabajo, en “Love In Us All” encontramos un viaje a lo espiritual, a lo global y a lo elevado. Todo lo que quiso Coltrane y su amor supremo, lo reproduce SANDERS aquí. Un disco de transición sí, pero una joya para no dejar a un lado…

miércoles, 4 de junio de 2014

GREEN CARNATION - "Light Of Day, Day Of Darkness": Una experiencia vital única.


Hablar de un disco de una hora de duración no es nada anormal. Que ese disco sea de Rock / Metal con tintes progresivos, tampoco es anormal. Que los miembros del grupo provengan de bandas extremas, pero sólo la oscuridad que sirve de trasfondo sea lo que resta aquí (además de alguna voz rasgada), siendo la música mucho más relajada y envolvente, tampoco es nada raro. Que ese disco se componga de una sola canción… Ahí sí puede que hablemos de algo “raro”. Efectivamente, los sucesores de IN THE WOODS (y predecesores, pues GREEN CARNATION fue el inicio, luego tornó en IN THE WOODS y cuando éstos se disolvieron, GREEN CARNATION volvió a formarse), de la mano de su guitarrista Tchort (activista en CARPATHIAN FOREST, EMPEROR y BLOOD RED THRONE… de lo mejorcito en cuanto a Black y Death como se ve), dieron a luz a un segundo trabajo que es un sueño, un viaje, una sinfonía de luz y oscuridad al mismo tiempo, un regalo de Tchort compuesto íntegramente por él para su recién nacido hijo en aquel año 2001.

La banda noruega seguía la estela de otros extremos de segunda oleada como PROMETHEAN / BLACK CRUCIFIXION, DIABOLICAL MASQUERADE o los ya citados IN THE WOODS: se acogen influencias de los años sesenta y setenta (el Hammond siempre presente es prueba de ello), se desarrollan estructuras extensas que dejen espacio para elementos de todo tipo, se asume un aura envolvente y progresiva que mantiene al oyente alerta de cualquier detalle y se le añaden algunas enseñanzas metálicas en forma de riffs y ritmos de doble bombo o incluso algún blast beat ocasional. Las voces oscuras prácticamente desaparecen salvo alguna excepción y en su lugar los efectos instrumentales y en las propias líneas vocales, enriquecen aún más la música dando lugar a trabajos detallistas y donde es difícil aburrirse, para deleitarnos con las largas secciones instrumentales (pero no en un sentido virtuoso a lo DREAM THEATER) y los pasajes atmosféricos.

El reto está en conseguir reunir a RUSH, BLACK SABBATH y GENESIS, al mismo tiempo que a EMPEROR, MY DYING BRIDE y DEATH. En ese sentido, desde los inicios OPETH ha basado su propio sonido en estas referencias, pero grupos como IN THE WOODS y por extensión GREEN CARNATION lo llevaban más allá en el lado progresivo. Después de separarse IN THE WOODS y que GREEN CARNATION volviese a la vida, y tras un debut, “Journey to the End of the Night” que recuerda un poco a DIABOLICAL MASQUERADE, pero más anclado en el sonido conciso y redondo de la composición en sentido clásico (aunque los cortes superaban los diez minutos en muchos casos), la banda de Tchort, inspirado en las sensaciones y esperanzas que el nacimiento de su hijo le inspiraba, decidió embarcarse en este viaje durante una hora: “Light of Day, Day of Darkness”.



La composición sigue una estructura con altibajos, contrapuntos necesarios, mientras Kjetil Nordhus en un tono lúgubre, mezclado con partes operísticas, va relatando un sueño, un mundo imaginario en el que él mismo es dios, en el que se controla la soledad y los sentimientos, y todo está protegido de incertidumbres. El trasfondo musical está estructurado entorno a la sección rítmica, con in crescendos constantes y algún pasaje más Doom, líneas melódicas y riffs que sirven de columna vertebral y se van repitiendo a lo largo de la composición, quedándose al final grabadas y una labor sinfónica de teclados, coros operísticos (e infantiles también) y sección de cuerdas que redondean el conjunto desde el punto de vista atmosférico. El resultado es excelente: Tchort consigue envolvernos y emocionarnos, sentir oscuridad y luminosidad al mismo tiempo, llevarnos de la mano en un viaje a la vida en sí misma, incluyendo momentos de euforia y bajadas a los infiernos (este momento viene en la mitad de la composición, alrededor de la media hora, donde la voz de una soprano se retuerce y llega a límites de lo humano en medio de la desnudez de un saxo tenor y un mellotrón como únicos acompañantes.

En el mundo del Underground metálico, es difícil encontrar otro disco como “Light of Day, Day of Darkness”. Un trabajo de riqueza inaudita, excepcional en su desarrollo y su concepción y con una capacidad para evocar nada fácil de conseguir. Una composición de una hora que se torna en un segundo y que es un viaje vital a los miedos y esperanzas del ser humano.