Hablar de un disco de una hora de
duración no es nada anormal. Que ese disco sea de Rock / Metal con tintes
progresivos, tampoco es anormal. Que los miembros del grupo provengan de bandas
extremas, pero sólo la oscuridad que sirve de trasfondo sea lo que resta aquí
(además de alguna voz rasgada), siendo la música mucho más relajada y
envolvente, tampoco es nada raro. Que ese disco se componga de una sola canción…
Ahí sí puede que hablemos de algo “raro”. Efectivamente, los sucesores de IN
THE WOODS (y predecesores, pues GREEN CARNATION fue el inicio, luego tornó en
IN THE WOODS y cuando éstos se disolvieron, GREEN CARNATION volvió a formarse),
de la mano de su guitarrista Tchort (activista en CARPATHIAN FOREST, EMPEROR y
BLOOD RED THRONE… de lo mejorcito en cuanto a Black y Death como se ve), dieron
a luz a un segundo trabajo que es un sueño, un viaje, una sinfonía de luz y
oscuridad al mismo tiempo, un regalo de Tchort compuesto íntegramente por él
para su recién nacido hijo en aquel año 2001.
La banda noruega seguía la estela
de otros extremos de segunda oleada como PROMETHEAN / BLACK CRUCIFIXION,
DIABOLICAL MASQUERADE o los ya citados IN THE WOODS: se acogen influencias de
los años sesenta y setenta (el Hammond siempre presente es prueba de ello), se
desarrollan estructuras extensas que dejen espacio para elementos de todo tipo,
se asume un aura envolvente y progresiva que mantiene al oyente alerta de
cualquier detalle y se le añaden algunas enseñanzas metálicas en forma de riffs
y ritmos de doble bombo o incluso algún blast beat ocasional. Las voces oscuras
prácticamente desaparecen salvo alguna excepción y en su lugar los efectos
instrumentales y en las propias líneas vocales, enriquecen aún más la música
dando lugar a trabajos detallistas y donde es difícil aburrirse, para
deleitarnos con las largas secciones instrumentales (pero no en un sentido
virtuoso a lo DREAM THEATER) y los pasajes atmosféricos.
El reto está en conseguir reunir
a RUSH, BLACK SABBATH y GENESIS, al mismo tiempo que a EMPEROR, MY DYING BRIDE
y DEATH. En ese sentido, desde los inicios OPETH ha basado su propio sonido en
estas referencias, pero grupos como IN THE WOODS y por extensión GREEN
CARNATION lo llevaban más allá en el lado progresivo. Después de separarse IN
THE WOODS y que GREEN CARNATION volviese a la vida, y tras un debut, “Journey
to the End of the Night” que recuerda un poco a DIABOLICAL MASQUERADE, pero más
anclado en el sonido conciso y redondo de la composición en sentido clásico
(aunque los cortes superaban los diez minutos en muchos casos), la banda de
Tchort, inspirado en las sensaciones y esperanzas que el nacimiento de su hijo
le inspiraba, decidió embarcarse en este viaje durante una hora: “Light of Day,
Day of Darkness”.
La composición sigue una
estructura con altibajos, contrapuntos necesarios, mientras Kjetil Nordhus en
un tono lúgubre, mezclado con partes operísticas, va relatando un sueño, un
mundo imaginario en el que él mismo es dios, en el que se controla la soledad y
los sentimientos, y todo está protegido de incertidumbres. El trasfondo musical
está estructurado entorno a la sección rítmica, con in crescendos constantes y
algún pasaje más Doom, líneas melódicas y riffs que sirven de columna vertebral
y se van repitiendo a lo largo de la composición, quedándose al final grabadas
y una labor sinfónica de teclados, coros operísticos (e infantiles también) y
sección de cuerdas que redondean el conjunto desde el punto de vista
atmosférico. El resultado es excelente: Tchort consigue envolvernos y
emocionarnos, sentir oscuridad y luminosidad al mismo tiempo, llevarnos de la
mano en un viaje a la vida en sí misma, incluyendo momentos de euforia y bajadas
a los infiernos (este momento viene en la mitad de la composición, alrededor de
la media hora, donde la voz de una soprano se retuerce y llega a límites de lo
humano en medio de la desnudez de un saxo tenor y un mellotrón como únicos
acompañantes.
En el mundo del Underground
metálico, es difícil encontrar otro disco como “Light of Day, Day of Darkness”.
Un trabajo de riqueza inaudita, excepcional en su desarrollo y su concepción y
con una capacidad para evocar nada fácil de conseguir. Una composición de una
hora que se torna en un segundo y que es un viaje vital a los miedos y
esperanzas del ser humano.
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