La figura de JAN GARBAREK es icónica para un sello, ECM, al que ha pertenecido toda su vida. De hecho el sello alemán de Manfred Eicher tiene un sonido propio en gran parte gracias a este hombre y su constante devenir entre la música clásica, la riqueza de la world music, la espiritualidad y la contemplación con aires electrónicos y la vaguedad de la new age. Te puede gustar o no, pero es escuchar un par de minutos de una pieza con JAN GARBAREK y ya sabes que es él. Ese sonido frío, lejando, envolvente, imaginativo pero al mismo tiempo concentrado en crear espacios, melodías, ambientes... todo eso es Garbarek ya sea con el tenor, como con el soprano o el sopranino. En 1998 después de 30 años grabando para ECM, Garbarek decidió dar un paso más, ya recorrido en discos recientes como "Visible World", "Twelve Moons" o especialmente "Ragas And Sagas". Ese paso fue un proyecto doble ambicioso que buscaba generar círculos concéntricos espirituales alrededor de sus dotes improvisatorias. Acertadamente el saxofonista noruego llamó a este nuevo capítulo "Rites" y es hoy por hoy, para mi gusto, uno de sus trabajos más completos y paradigmáticos para entender su universo.
"Rites" empieza y acaba de la misma manera: en forma de trance. Dos temas que abren y cierran el doble trabajo y que son la misma composición vista de diferente manera. En el primer disco con Garbarek en el saxo, en el segundo disco con Garbarek sólo ante los efectos y recreaciones electrónicas. "Rites" y "Last Rite" ponen así inicio y fin a un viaje en donde Garbarek no sólo se centra en componer, tocar e improvisar, sino también en recrear cual productor musical, sus propios colchones de programaciones rítmicas y texturas coloristas. No está sólo, en su viaje aparecen nombres habituales en el universo del músico noruego como Rainer Bruninghaus y su lírico piano, Bugge Wesseltoft tejiendo su universo de sonidos sintéticos envolventes, perfectos para que Garbarek se mueva sólo, el inventivo y delicado discurso percusivo de Marilyn Mazur y cómo no, el sonido agudo y dialogante de Eberhard Weber con su contrabajo. Todo lo demás es un viaje largo y sinuoso en donde uno se deja llevar muy fácilmente, a poco que esté familiarizado con la música de JAN GARBAREK.
Los dos discos de "Rites" son un continuo pero al mismo tiempo un diferenciado. El primer disco es el más ortodoxo en cuanto a ejecución y formas. Temas fundamentalmente en cuarteto o a dúo con Bugge, que tienen a Garbarek como improvisador y evocador de paisajes al mismo tiempo. Es sorprendente el sonido que logra el músico, porque lejos de otros discos en su dilatada carrera, el saxofonista parece que está en medio del salón con el fuego encendido. Cercano y muy envolvente. Es algo que en el tema que cierra el primer disco, "Her Wild Ways" más se deja ver, pero en general es la tónica principal del disco, en donde la labor de la música es hacernos caer en un profundo trance interior, colorista y lleno de elementos folk. A JAN GARBAREK lo de jazz le queda pequeño, él simplemente pone banda sonora a sus viajes interminables y este primer disco de "Rites" lo refeleja a la perfección, destacando él pero sobre todo sus acompañantes que se contagian de este camino íntimo y salvaje al mismo tiempo.
El segundo disco contiene una música mucho más dispersa en formas, pero también mucho más espiritual en su corazón. Comienza de forma salvaje, con una danza entre hogueras como es "It's High Time", mano a mano con Bugge Wesseltoft, pero no es la única sorpresa. En este segundo volumen tenemos coros infantiles como en "We Are The Stars", melodías juguetonas y muy, muy simples como las de "The Wihte Clown" y hasta dos composiciones ajenas, "Malinye" de Don Cherry, que aquí ha transformado en canción de juego con acordeón incluída y "The Moon Over Mtatsminda" que en realidad está incluída en el disco pero ni toca Garbarek ni está grabada en esta misma fecha, sino que es una pieza del compositor y director de orquesta georgiano Jansug Kakhidze, llamado el Karajan de su país y que pone los pelos de punta. El cierre de este segundo volumen es también el cierre de un círculo infinito y es el ya mencionado "Last Rite", esta vez con Garbarek sólo ante los teclados y los sintetizadores y que termina de concluir el trance de esta obra maestra.
Se le puede tachar de frío, de "europeo" en su forma de entender el jazz, (aunque él mismo nunca se ha considerado músico de jazz), pero JAN GARBAREK tiene una personalidad desbordante y única es un referente de la música contemporánea. Como curiosidad, alguna de las composiciones de "Rites" fueron utilizadas por el canal cultural Arte para crear un ballet único que demuestra que la música de este hombre rompe fronteras artísticas y es multicultural. La expresividad de los sonidos y de las composiciones es tan alta, que las canciones hablan por sí mismas. Para mi esto es "Rites", un recorrido musical, espiritual, multicultural y que rompe los cánones artísticos.
http://www.garbarek.com/
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