miércoles, 20 de noviembre de 2019

MASTODON - "Crack The Skye": en constante evolución.



Siguen en trayectoria ascendente y cada vez más arriesgados. No seré yo el que ponga en duda la solvencia compositiva y la cada vez más sorprendente trayectoria de MASTODON y aunque siempre he dicho que “Crack The Skye” iba a ser un punto de inflexión, pues desde hace ya algún tiempo el grupo en su momento estrella de la factoría Relapse, había pasado a una división de popularidad superior que no a todo el mundo le viene bien, lo cierto es que este esperadísimo álbum, del que tanto se ha hablado acerca de su interestelar concepto y de las circunstancias en que fue compuesto (en plena recuperación de su guitarrista Brent Hinds, después de una pelea en los premios MTV en donde sufrió serias heridas en la cabeza), mantiene a MASTODON como un valor en alza, más bien un valor confirmado y con perspectivas de futuro bastante atractivas.

Como me suele pasar con las bandas por las que tengo predilección, trato de aislarme de su contenido hasta que definitivamente lo puedo escuchar con tranquilidad y detenimiento. Por esta razón, todos los posibles adelantos que se podían escuchar, o incluso ciertos vídeos que daban al traste con las capacidades de directo de MASTODON, traté de obviarlos hasta que “Crack The Skye” fuera definitivamente editado. El resultado fue el buscado: me planté ante la obra en conjunto virgen, sin prejuicios, como si fuera la primera vez que me plantaba delante de un disco del cuarteto. Sólo así se puede valorar la bondad de un trabajo que puede que no entre a la primera, o todo lo contrario. Y en este caso fue más bien lo primero lo ocurrido. El camino psicodélico, más progresivo y cargado de matices de “Blood Mountain” era el punto de partida escogido para “Crack The Skye” y eso supone una evolución clara si lo comparamos con esas dos obras maestras llamadas “Remission” y “Leviathan”. Evolución que no ha sido entendida por todos los que seguían a la banda en sus inicios, evolución que les ha hecho ganar adeptos a su causa (motivo por el cual Relapse se les quedó pequeños) y finalmente, evolución que tiene la virtud de haber sido siempre culminante y no meramente comercial.

Si tuviéramos que enumerar los puntos de transformación adoptados en MASTODON, obtendríamos una lista amplia: la voz se ha transformado, profundizando en registros más accesibles, más envolventes y más etéreos, algo que se nota especialmente en la voz de Troy Sanders, el que más ha variado a lo largo de los años. Brann Dailor, ese portento de batería que en el pasado era un “solo” constante, ya acompañara ya fuera momento de lucimiento personal, ha pasado a ser un músico de matices, de gran virtuosismo pero vigor ralentizado. Finalmente, MASTODON ha pasado de ser un grupo de individualidades, a ser un grupo de conjunto, cuyas obras son mejor comprendidas analizándolas globalmente, en su integridad, y en ese sentido, “Crack The Skye” y en menor medida “Blood Mountain” son los ejemplos paradigmáticos. Sin embargo, a pesar de todos estos cambios, a pesar de su evolución (¿involución?) hacia sonidos setenteros, con mayor presencia de teclados, a pesar de su camaleónica existencia, MASTODON sigue sonando a MASTODON, a un grupo que ha creado escuela y que ha generado entre las discográficas (en especial su casa de nacimiento, Relapse) un intento desesperado por encontrar seguidores aventajados que alcancen su nivel y puedan ser explotados.


 Centrándome en “Crack The Skye” y dejando a un lado su extravagante concepto lírico, cargado de alegorías y metáforas, en donde un parapléjico en viaje astral llegará a tener de compañero de viaje a Rasputín (¡dejad las drogas!, que esto no es normal...), el cuarto disco de MASTODON, el dedicado al éter, huyendo ya de los elementos terrenales para definir su contexto, es probablemente su trabajo más intenso y global. Un trabajo que va de menos a más y que casa a la perfección con la definición de progresivo para este grupo. Un viaje psicodélico, cargado de matices, de efectos, de elementos que pasan desapercibidos en primeras escuchas pero que van emergiendo progresivamente en nuestras cabezas (teclados de aire setentero, efectos vocales, melodías, segundas líneas que pasaron desapercibidas...). Iniciando el viaje en “Oblivion”, de manera lenta, fantasmal y enigmática, y acabando en una orgía guitarrera, de proporciones astronómicas en “The Last Baron”, culminación compositiva de este disco, el resto de “Crack The Skye” navega entre la intensidad y la melancolía, mezclada con el virtuosismo y la complejidad estructural. 

Sin dejar de sonar mainstream, MASTODON sigue en su lucha por experimentar sin perder el norte y una vez más lo consigue con un disco distinto al resto de lo que han hecho hasta ahora, algo que ya es costumbre en la banda de Atlanta. Un ejemplo sería “Divinations”, donde el banjo aparece para dar cierto aire sureño a un tema exagerado por lo recargado de su trasfondo rítmico y que es lo más contundente que encontrarás en este disco. También estaría en este saco la propia “Crack The Skye”, donde aparece Scott Kelly de NEUROSIS en las voces y que es METALLICA en versión MASTODON, dicho esto de forma pasajera y sin pensarlo mucho. “Quintessence”, dentro de los temas de menor duración, sería uno de los más completos, con un Dailor exultante y un trabajo de Sanders algo más cercano a su pasado inicial con el grupo, estando en el otro lado “Ghost Of Karelia”, uno de los momentos más psicodélicos y progresivos del disco. Para el final, además del ya citado “The Last Baron”, único y excepcional en toda su larguísima extensión, me dejo conscientemente la composición más arriesgada, “The Czar”, dividida en cuatro partes y que si me dicen que es compuesta en los setenta me lo creo: GENESIS, PINK FLOYD, KING CRIMSON... todo confluye dentro de los parámetros de MASTODON desplegados en la citada pieza de más de diez minutos de duración, cuya segunda parte, “Escape” constituye uno de los momentos mejor conseguidos por Kelliher y Hinds, sólo superado por la tercera parte “Martyr”, que junto al final de “The Last Baron”, es un vehículo de lucimiento para los guitarristas.

Suma y sigue. Sin dar impresión de estancamiento, manteniendo el nivel demostrado en el pasado y siguiendo con paso firme en su propia dirección ecléctica, inclasificable y cada vez más introspectiva, MASTODON factura en “Crack The Skye” un nuevo hito en su carrera. Particularmente, sigo sin ver superado su magnífico “Leviathan”, pero los parámetros son tan distintos, que es dificilísimo hacer una comparativa entre discos con esta banda. En el camino puede que ganen más adeptos, y que pierdan otros cuantos, pero no cabe duda de que MASTODON sigue ajeno a lo que les rodea, tratando de superarse a sí mismos en cada entrega. Ya se han tenido que ir fuera de nuestro mundo para encontrar un nuevo elemento esencial en el que apoyarse, ¿qué será lo siguiente? ¿Un salto al vacío? Imposible hacer apuestas, todas se perderían.

(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)

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