martes, 26 de noviembre de 2019

SUN OF THE DYING - "The Earth Is Silent": Una joya que se veía venir.


Desde que escuché por primera vez a la banda madrileña SUN OF THE DYING supe que teníamos entre manos a uno de los valores con proyección más interesante del panorma musical peninsular. Con AUTUMNAL fuera de cobertura, el grupo recogía el testigo del doom melódico de formas más clásicas y atmósferas más envolventes. Y su debut, "The Roar of the Furious Sea" probablemente sea uno de los más prometedores en mucho tiempo. Tardé una buena temporada, pero cuando además vi a la banda sobre el escenario, confirmé todas mis sospechas. Con un sonido flipante y una forma de transmitir sentimientos que casi te hacía llorar, SUN OF THE DYING se habían convertido en una de mis bandas favoritas, ya no digo dentro de la etiqueta "doom", sino dentro de la etiqueta "música"... Sólo me faltaba un nuevo trabajo, con más medios, con la presencia de su actual cantante, Eduardo Guilló (que consigue hacer que te creas la desesperación y la angustia, siendo uno de los vocalistas que más me ha transmitido en mucho tiempo) y donde las composiciones ya adelantadas en directo, tuviesen una plasmación. Ese momento ha llegado. Se llama "The Earth Is Silent" y entra directo y sin ninguna duda en el top ten de este año, es más en el top five... con bastantes probabilidades de ser el que descanse en la posición más alta...

Todo, y cuando digo todo es TODO ha dado un paso de gigante en este segundo trabajo de SUN OF THE DYING. Y todo para mejor, para muchísimo mejor. De hecho, me sorprendo a mi mismo, o no, porque desde el primer momento que lo escuché y que empezó el bucle en el que estoy metido con el disco (me recuerda a lo que me pasó el año pasado con VIDRES A LA SANG), me he esforzado por encontrar algún punto débil y ¡no lo encuentro! Sólo puedo concluir que deseo que SUN OF THE DYING mantenga su inspiración a este nivel y que esto sea una piedra más en los cimientos de una larga y fructífera carrera. Pero ni por sonido, ni por composición, ni por ejecución... nada. Me parece un disco perfecto de principio a fin, diseño incluido. Un disco que si sale el siglo pasado pondría a SUN OF THE DYING a la altura sureuropea de bandas como ANATHEMA o MY DYING BRIDE. Porque aunque parezca exagerado lo que acabo de decir, hay momentos en que uno cierra los ojos y no puede dejar de pensar en "The Silent Enigma" o "The Angel and the Dark River". 


Iré de lo general a lo concreto, aunque me resulta difícil hablar en orden de un trabajo que me deja sensaciones tan profundas y extasiantes cada vez que lo escucho. SUN OF THE DYING ha conseguido la mezcla perfecta entre el doom noventero inglés y el melódico escandinavo que hizo que sellos como firebox se pusieran en boca de todos. A las dos referencias inglesas por antonomasia ya citadas, se unen en el sonido, frío, grandilocuente y evocador, SWALLOW THE SUN, DOOM: VS o ABLAZE IN HATRED. De hecho hay un tema que no sé si han querido hacer homenaje a la primera de las bandas citadas, o ha sido casualidad, pero el título de "When the Morning Came" es bastante simbólico si lo comparamos con el de "The Morning Never Came" de la banda finlandesa. En cualquier caso no es la influencia principal, es sólo una más (importante por el particular uso de los teclados de David Muñoz).


Para recrear todo este contexto, han contado con un sonido que tiene lo suficiente de pulcro y lo suficiente de orgánico, como para que los temas se conviertan en pequeñas historias que envuelven como pocas, y al mismo tiempo, disfrutar de todos los detalles individuales, que hay muchos y son muy buenos: las melodías de la pareja de guitarras, Casuso y Roberto, el bajo profundo y punzante de José Yuste, siempre presente y bombeante de sangre, los constantes cambios absorbentes de Diego Weser tras los parches y la profunda, agónica y ensoñadora voz de Eduardo Guilló, que es tan apabullante en estudio como en directo. Me centro en esto último, porque probablemente sea la principal novedad en el seno de SUN OF THE DYING si lo comparamos con su debut, y es que la voz de Guilló poco tiene que ver con la de Lavín (de CRYSTAL MOORS) que llenaba de crudeza funeraria el primer disco. La mejora en la producción y la voz mucho más emotiva de Guilló, tanto en los tonos guturales, como en las voces limpias, casa mucho más con el sentimiento de la música. Todo es mucho más expresivo y colorista ahora en SUN OF THE DYING. 

Y todo esto sirve de envoltorio para seis nuevas composiciones y una intro instrumental que durante tres cuartos de hora te tendrán entre ensoñaciones y profundidades sonoras. Los muchos, muchísimos detalles que trufan los temas hace que duraciones extensas (dentro de la media del doom), fluyan como historias con un orden y un por qué para todo. Pero además, SUN OF THE DYING ha ido más allá y se permite licencias ajenas al estilo que encajan a la perfección. Es el caso de la parte final de "A Dying Light". Un corte clave para abrir la caja de pandora porque primero te atrapa de manera evocadora y luego de repente te escupe en forma de death metal sangriento. Igual que en "Monolith" que es uno de mis temas favoritos, que al final se vuelve muy crudo y groovie, nuevamente con ascendencia deathmetalera, y cuando crees que todo está vendido, se desmarcan con una sección jazzy que encaja perfectamente.


Son detalles que amplían la solemnidad evocadora que es la columna vertebral de todas las composiciones, gracias al repujamiento sinfónico de David Muñoz en los muchos efectos, teclados y orquestaciones que enriquecen los temas, y a la epicidad hímnica de las guitarras de Casuso y Roberto. "A Cold Unnamed Fear" es mi tema favorito en este sentido. Es puro ANATHEMA de los noventa, pero me vuelve loco, porque incluso así también se permiten la licencia de meter alguna parte más extrema y deathmetalera. O más adelante la ya citada "When the Morning Came", que es una de las más antagónicas entre secciones, con mayor protagonismo para sutilezas y voces limpias. Igualmente "Orion", que es muy SWALLOW THE SUN en algunos momentos, pero cuyas melodías se quedan pegadas sin darte cuenta, en uno de los cortes con estructura mejor construida del trabajo.

Poco más puedo decir de "The Earth Is Silent". Simplemente, no me pilla por sorpresa. Yo sabía, estaba seguro, que esto iba a pasar. SUN OF THE DYING es una banda que está en un momento dulce, creativamente inconmensurable. Todo lo que prometían en directo las nuevas composiciones, lo han sabido plasmar en el plástico. Y el resultado es un disco que perdurará. Que seguramente agote ediciones una y otra vez, como ya pasó con su debut. Difícil camino tienen ahora, porque el listón lo han puesto altísimo. 

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