Hay
discos que marcan un antes y un después. Bien sea el inicio de un nuevo estilo,
el nacimiento de un grupo trascendental... el caso es que tanto desde un punto
de vista objetivo, como subjetivo para muchos, hay discos que no reciben más
que alabanzas fruto de su significado. En este grupo de discos, siendo
localista, pero también recordando la trascendencia internacional que tuvo, “El
Patio” de TRIANA merece, desde mi punto de vista, estar dentro de ese selecto
club de obras. Soy consciente de que algunos se verán sorprendidos de ver este
disco reseñado en la sección de clásicos de esta web y más por un individuo tan
“extremo” musicalmente hablando como el que suscribe, pero considero “El Patio”
una obra maestra y personalmente, en mi top 5 de discos que me llevaría a una
isla desierta. Y lo mejor de todo, más de 30 años después, el disco suena sin
síntomas de vejez y me consta que mantiene su capacidad de impresión en
aquéllos que no han escuchado a TRIANA nunca, todo un logro a mi modo de ver.
Hecha
esta reivindicativa introducción, para encontrar los orígenes de TRIANA,
tenemos que remontarnos a 1973, cuando se formó el grupo TABACA, donde estaban
Jesús De La Rosa
y Eduardo Rodríguez y que pretendía seguir la tradición de bandas como Crosby,
Stills, Nash & Young, pero que chocaba con lo que la industria musical
española del momento pretendía encontrar, con lo que el grupo no dio mucho de
sí y acabó por disolverse. Para seguir viviendo, De la Rosa y Rodríguez tuvieron que
compaginar la creación de sus propios proyectos musicales, con la participación
en grupos de éxito y así pagar las facturas. Así se puede entender el hecho de
que Eduardo Rodríguez estuviera en LOS PAYOS, grupo que tiene en su haber un
hit veraniego como “María Isabel”. Pero las mentes inquietas de De La Rosa y Eduardo no se vinieron
abajo y en 1974 nació TRIANA, en unión a Juan José Palacios “Tele” que Eduardo
conoció en LOS PAYOS. En esa formación primigenia de TRIANA, estaba presente
también Manuel Molina como guitarrista y Lole dando palmas y zapateando, pero
el resultado no convenció del todo a De La Rosa y Eduardo por lo que pronto ambos fueron
suplidos por Manolo Rosa tocando el bajo, el cual nunca se integró como miembro
de pleno derecho en TRIANA, pero fue bajista de la formación sevillana en
sucesivos discos.
La
formación estaba completa y TRIANA era ya una máquina en movimiento, pero
faltaba lo más importante, apoyo discográfico. Ya tenían temas para grabar un
disco y en verano del 74 se cruzó en la trayectoria de TRIANA otra persona
fundamental en su evolución, Teddy Bautista (persona de gran importancia en la
historia de la música en España, aunque se haya visto ensombrecida por su papel
en la SGAE). Él
les llevó a los estudios Kirios, les prestó equipo técnico y tomó un papel
activo en algunos elementos de producción de lo que iba a ser el primer disco
de TRIANA. Así, “El Patio” fue grabado y su single, “Luminosa Mañana” enviado a
las discográficas para que lo editaran y la banda fuera promocionada. Pero aquí
los sevillanos se encontraron con un escollo: ninguno de los sellos punteros
del país recibieron el tema con devoción y no se arriesgaron a sacarlo
adelante. Esa mezcla de Flamenco y Rock sinfónico y psicodélico que convertía a
TRIANA en unos KING CRIMSON a la española, no convenció y todo pudo irse al
traste si no hubiera sido por Movieplay que decidió sacar “El Patio” a través
de un sello filial, Gong. La promoción del disco fue mínima, pero el boca a
boca funcionó, como muchas veces ha ocurrido en nuestro país, y aunque no fue
hasta el tercer disco de la banda, “Sombra y Luz” que TRIANA se convirtieron en
superventas, la popularidad del grupo crecía por momentos por meritos propios
en los conciertos del grupo.
Musicalmente
“El Patio” es estremecedor. Un disco cargado de color, de dinamismo y de
momentos espeluznantes gracias a la voz de Jesús De La Rosa, considerado por un
amigo mío como el Mikael Akerfeldt español con la voz más expresiva del
panorama musical de nuestro país. PINK FLOYD, KING CRIMSON... se dan la mano
con el Flamenco y sus ritmos sincopados en forma de bulerías y coplillas,
uniéndose ambos estilos de una forma natural y fluida, sin fisuras y como si
hubieran nacido para viajar juntas. Era el momento de mayor auge de lo que se
llamó el Rock Andaluz, movimiento en el que pronto TRIANA se convirtió en su
buque insignia. En este contexto surgió el disco debut del grupo sevillano y se
formaba por siete composiciones que son parte de la historia musical española y
no sólo por “En El Lago”, quizás la más popular de este disco, porque todos y
cada uno de los temas de “El Patio” son tremendos, pequeñas joyas, pequeñas
obras de arte compuestas con sentimiento y de una belleza inusual. Además
siempre he considerado que las canciones están ordenadas de una manera muy
acertada, porque la tensión y la capacidad hipnótica en el oyente es tal que
pronto te sentirás atrapado por la música de TRIANA y no querrás salir de ella.
El
disco se abre con un tema de casi diez minutos, “Abre La Puerta”, con un inicio
realmente sinfónico y grandilocuente, donde la guitarra de Eduardo Rodríguez
regala emociones en cada rasgado de cuerda, mientras los teclados de Jesús
sirven de colchón y la precisa batería de “Tele” marca la pauta. La compleja
estructura del tema recoge el gusto de De La Rosa (compositor del tema) por los genios del
Rock sinfónico de finales de los sesenta, pero también por sus raíces
musicales, por su amor al Flamenco, como demuestra el ritmo de bulería que es
el hilo conductor de la composición. La voz de Jesús, con su acento y el deje
aflamencado, transmite fuerza, luz y color, acorde con el tempo movido en que
se basa “Abre La Puerta”.
La parte central de la composición es vehículo de lucimiento para todos los
miembros de TRIANA, incluso para Manolo Rosa, el cuarto en la sombra del grupo
sevillano, pues mantiene el pulso con su bajo de una manera magistral. La
estructura se rompe, pierde su dinamismo y deja paso a un momento mágico,
totalmente “Crimsoniano” donde la guitarra eléctrica de Antonio Pérez hace su
aparición brevemente, antes de que Juan José Palacios ejecute un pequeño solo
con su batería, con el que creeremos estar ante una versión del
“In-A-Gadda-Da-Vida” de IRON BUTTERFLY. Al final, el dinamismo inicial se
recupera mientras Antonio Pérez y Jesús De La Rosa se erigen como maestros de sus instrumentos
en una orgía musical que servirá de punto y final al tema.
“Sé
De Un Lugar” mantiene el aire sinfónico y psicodélico de su predecesora, pero
esta vez en medio de un tema que probablemente sea el más denso del trabajo.
Jesús adquiere una tonalidad en su voz quejumbrosa, absolutamente estremecedora
y por momentos llena de tensión acumulada. La estructura se rompe y se rehace
una y otra vez, siendo conducida por los teclados de Jesús, llenos de efectos y
experimentos variados, que sirven para que Antonio Pérez haga su aparición,
para que Eduardo Rodríguez resurja con mayor protagonismo. El efecto hipnótico
conseguido con este vaivén es indescriptible, consigue atrapar como pocas veces
se podrá encontrar en un disco y eso que es el tema más complejo de escuchar de
todo “El Patio”. No he hablado aún del apartado lírico, otro de los puntos
fuertes de TRIANA lleno de metáforas y con letras que pueden dar lugar a un
gran número de interpretaciones, siendo “Sé De Un Lugar” una de las más
ambiguas en este sentido, pero llena de belleza igualmente.
Como
ya dije en su momento, la forma en que los temas están ordenados en “El Patio”
me parece acertadísima, y la mejor manera de que el oyente se recupere de tanta
tensión musical concentrada en los dos primeros cortes del disco es con una
coplilla pasajera y colorista como es “Todo Es De Color”, un oasis para que nos
relajemos y retomemos fuerza para todo lo que queda por delante, que es mucho y
muy bueno. Precisamente este contraste entre luz y sombra, que serviría de
título para el tercer disco de TRIANA, me parece una definición precisa de las
sensaciones que genera “El Patio”: mezcla de melancolía y optimismo, amor y
odio... contrastes que llevan nuestras almas por un camino lleno de recovecos.
“Luminosa Mañana” en este sentido es una mezcla entre ambas sensaciones, un
tema de tempo controlado, donde los teclados de Jesús son los protagonistas
encarnados en numerosos sonidos distintos que recorren múltiples paisajes y
texturas, pero con una letra que podríamos considerar la descripción de un
remordimiento matutino por lo realizado la noche anterior. Mezcla de luz y
sombra, no cabe duda.
Emotiva
como pocas es “Diálogo”, cuya letra acoge en su seno una historia de amor no
correspondido, tema que podría ser tachado de recurrente en muchos grupos, pero
que en boca de Jesús De La Rosa
adquiere una dimensión nueva, lo que unido a los fraseos flamencos de Eduardo
Rodríguez y el bajo de Manolo Rosa, que adquiere una función fundamental en un
tema desnudo, donde la voz de Jesús es protagonista, hacen de “Diálogo” uno de
los momentos más bellos del plástico, como este fragmento de su letra refleja:
“y la luna me contestaba, para amar hay que sufrir”. Sin poder salir del
ensimismamiento en que nos encontramos, recuperando el ritmo sincopado del
Flamenco, “En El Lago” surge de los surcos de “El Patio”. Este tema siempre ha
sido para mí un talismán, de esas canciones que de repente surgen en tu mente
cuando menos te lo esperas y que asocias a momentos importantes de tu vida. Su
letra, que podríamos considerar también objeto de múltiples interpretaciones,
desde la descripción de una amistad, pasando por la descripción de un amor pasajero,
hasta la narración de los efectos que en el cuerpo tiene la experimentación con
las drogas (“creo recordar que por la noche, el pájaro blanco echó a volar, en
nuestros corazones, en busca de una estrella fugaz”), se ve envuelta en una
composición que es de las más accesibles del trabajo, de las que aporta luz y
no sombras, pero siempre con la capacidad de TRIANA de emocionar ya sea con un
tema intrincado o con una cancioncilla como “Todo Es De Color”. Al final, todo
eclosiona en una explosión instrumental, donde Antonio Pérez distorsiona su
guitarra hasta el límite, levantando de la silla al oyente y dejándole en
bandeja para el cierre de “El Patio”, otro de los momentos culminantes del
plástico.
Cierre
que viene dado por otra bulería, nuevamente con un ritmo sincopado como
conducción de “Recuerdos De Una Noche”, donde Antonio Pérez vuelve a aportar el
toque duro y distorsionado de TRIANA y Eduardo Rodriguez se apoya en su estilo
flamenco en contraposición, lo que en unión a las palmas de “Tele” y los
estimulantes ritmos de su batería, convierten al tema en uno de los más movidos
de “El Patio”. El intercambio de solos entre Antonio Pérez y Jesús dan un toque
psicodélico que no desentona para nada en el Flamenco de base de la canción,
donde por una vez la voz de Jesús no es la auténtica protagonista, siendo un
elemento más de TRIANA. Se llega así al final, con la sensación de que nos
hemos quedado con ganas de mucho más, de haber escuchado algo grande y haber
pasado el tiempo en un suspiro. Afortunadamente TRIANA repetiría este grado de
inspiración en “Hijos Del Agobio”, segundo disco de la formación que vio la luz
en 1977 en plena transición española. Un disco más oscuro, más sentido si cabe
y que siguió aumentando el buen nombre del grupo, que por fin vería
recompensados sus esfuerzos en 1979 con la edición de “Sombra Y Luz”, primer
superventas de TRIANA y todo un éxito en la música española.
Lo
que vino a continuación fue la eclosión del éxito de la banda, pero también un
estancamiento creativo. TRIANA había conseguido llegar a lo alto, y era de
tontos no aprovecharlo, así sacaron tres discos más con temas muy notables y
otros que eran más para cubrir el expediente. Canciones como “Tu Frialdad” o
“Una Noche De Amor Desesperada” se mantienen en la memoria de los oyentes de la
época como hits radiofónicos, pero en general por debajo de lo que en la
sagrada trilogía de “El Patio”, “Hijos Del Agobio” y “Sombra y Luz” TRIANA
había conseguido. En 1983, después de exprimir el éxito al máximo, el grupo
regresó después de un año en silencio con “Llegó El Día”, pero no se pudo saber
si los momentos de inspiración de sus primeros años se iban a recuperar pronto,
porque ese mismo año, un trágico accidente de tráfico acababa con la vida de
Jesús De la Rosa,
abriendo la veda para que en los años venideros fueran las discográficas las
que se lucraran a costa de TRIANA sacando ediciones de sus discos por todas
partes, recopilatorios homenaje... hasta una gira de “reunión” de la banda en
manos de Juan José Palacios a mediados de los noventa, que tuvo hasta un breve
reflejo discográfico con “Un Jardín Eléctrico”. Pero TRIANA, tal y como fue
conocida en su inicio, ya había muerto, eso sí, dejando un legado único e
indispensable en la historia musical española.
“El Patio” y también sus dos secuelas, “Hijos Del Agobio” y “Sombra y
Luz”, son obras maestras de música ajena a cualquier tipo de etiquetas. Joyas
que hicieron de Andalucía una de las zonas más prolíficas de España en el mundo
del Rock y cuya sombra de éxito es muy alargada, llegando incluso a aparecer
sus temas en un famoso concurso de televisión de busca-talentos musicales,
demostrando que las composiciones de TRIANA siguen siendo actuales y mantienen
su poder hipnótico. Jesús De La
Rosa, Eduardo Rodríguez y Juan José Palacios, TRIANA, tres
maestros que tienen, por derecho propio, un hueco en el olimpo musical.
"Abre La Puerta":