lunes, 11 de mayo de 2015

TRIANA - "El Patio": Todo es de color en Triana.


Hay discos que marcan un antes y un después. Bien sea el inicio de un nuevo estilo, el nacimiento de un grupo trascendental... el caso es que tanto desde un punto de vista objetivo, como subjetivo para muchos, hay discos que no reciben más que alabanzas fruto de su significado. En este grupo de discos, siendo localista, pero también recordando la trascendencia internacional que tuvo, “El Patio” de TRIANA merece, desde mi punto de vista, estar dentro de ese selecto club de obras. Soy consciente de que algunos se verán sorprendidos de ver este disco reseñado en la sección de clásicos de esta web y más por un individuo tan “extremo” musicalmente hablando como el que suscribe, pero considero “El Patio” una obra maestra y personalmente, en mi top 5 de discos que me llevaría a una isla desierta. Y lo mejor de todo, más de 30 años después, el disco suena sin síntomas de vejez y me consta que mantiene su capacidad de impresión en aquéllos que no han escuchado a TRIANA nunca, todo un logro a mi modo de ver.

Hecha esta reivindicativa introducción, para encontrar los orígenes de TRIANA, tenemos que remontarnos a 1973, cuando se formó el grupo TABACA, donde estaban Jesús De La Rosa y Eduardo Rodríguez y que pretendía seguir la tradición de bandas como Crosby, Stills, Nash & Young, pero que chocaba con lo que la industria musical española del momento pretendía encontrar, con lo que el grupo no dio mucho de sí y acabó por disolverse. Para seguir viviendo, De la Rosa y Rodríguez tuvieron que compaginar la creación de sus propios proyectos musicales, con la participación en grupos de éxito y así pagar las facturas. Así se puede entender el hecho de que Eduardo Rodríguez estuviera en LOS PAYOS, grupo que tiene en su haber un hit veraniego como “María Isabel”. Pero las mentes inquietas de De La Rosa y Eduardo no se vinieron abajo y en 1974 nació TRIANA, en unión a Juan José Palacios “Tele” que Eduardo conoció en LOS PAYOS. En esa formación primigenia de TRIANA, estaba presente también Manuel Molina como guitarrista y Lole dando palmas y zapateando, pero el resultado no convenció del todo a De La Rosa y Eduardo por lo que pronto ambos fueron suplidos por Manolo Rosa tocando el bajo, el cual nunca se integró como miembro de pleno derecho en TRIANA, pero fue bajista de la formación sevillana en sucesivos discos.

La formación estaba completa y TRIANA era ya una máquina en movimiento, pero faltaba lo más importante, apoyo discográfico. Ya tenían temas para grabar un disco y en verano del 74 se cruzó en la trayectoria de TRIANA otra persona fundamental en su evolución, Teddy Bautista (persona de gran importancia en la historia de la música en España, aunque se haya visto ensombrecida por su papel en la SGAE). Él les llevó a los estudios Kirios, les prestó equipo técnico y tomó un papel activo en algunos elementos de producción de lo que iba a ser el primer disco de TRIANA. Así, “El Patio” fue grabado y su single, “Luminosa Mañana” enviado a las discográficas para que lo editaran y la banda fuera promocionada. Pero aquí los sevillanos se encontraron con un escollo: ninguno de los sellos punteros del país recibieron el tema con devoción y no se arriesgaron a sacarlo adelante. Esa mezcla de Flamenco y Rock sinfónico y psicodélico que convertía a TRIANA en unos KING CRIMSON a la española, no convenció y todo pudo irse al traste si no hubiera sido por Movieplay que decidió sacar “El Patio” a través de un sello filial, Gong. La promoción del disco fue mínima, pero el boca a boca funcionó, como muchas veces ha ocurrido en nuestro país, y aunque no fue hasta el tercer disco de la banda, “Sombra y Luz” que TRIANA se convirtieron en superventas, la popularidad del grupo crecía por momentos por meritos propios en los conciertos del grupo.

Musicalmente “El Patio” es estremecedor. Un disco cargado de color, de dinamismo y de momentos espeluznantes gracias a la voz de Jesús De La Rosa, considerado por un amigo mío como el Mikael Akerfeldt español con la voz más expresiva del panorama musical de nuestro país. PINK FLOYD, KING CRIMSON... se dan la mano con el Flamenco y sus ritmos sincopados en forma de bulerías y coplillas, uniéndose ambos estilos de una forma natural y fluida, sin fisuras y como si hubieran nacido para viajar juntas. Era el momento de mayor auge de lo que se llamó el Rock Andaluz, movimiento en el que pronto TRIANA se convirtió en su buque insignia. En este contexto surgió el disco debut del grupo sevillano y se formaba por siete composiciones que son parte de la historia musical española y no sólo por “En El Lago”, quizás la más popular de este disco, porque todos y cada uno de los temas de “El Patio” son tremendos, pequeñas joyas, pequeñas obras de arte compuestas con sentimiento y de una belleza inusual. Además siempre he considerado que las canciones están ordenadas de una manera muy acertada, porque la tensión y la capacidad hipnótica en el oyente es tal que pronto te sentirás atrapado por la música de TRIANA y no querrás salir de ella.

El disco se abre con un tema de casi diez minutos, “Abre La Puerta”, con un inicio realmente sinfónico y grandilocuente, donde la guitarra de Eduardo Rodríguez regala emociones en cada rasgado de cuerda, mientras los teclados de Jesús sirven de colchón y la precisa batería de “Tele” marca la pauta. La compleja estructura del tema recoge el gusto de De La Rosa (compositor del tema) por los genios del Rock sinfónico de finales de los sesenta, pero también por sus raíces musicales, por su amor al Flamenco, como demuestra el ritmo de bulería que es el hilo conductor de la composición. La voz de Jesús, con su acento y el deje aflamencado, transmite fuerza, luz y color, acorde con el tempo movido en que se basa “Abre La Puerta”. La parte central de la composición es vehículo de lucimiento para todos los miembros de TRIANA, incluso para Manolo Rosa, el cuarto en la sombra del grupo sevillano, pues mantiene el pulso con su bajo de una manera magistral. La estructura se rompe, pierde su dinamismo y deja paso a un momento mágico, totalmente “Crimsoniano” donde la guitarra eléctrica de Antonio Pérez hace su aparición brevemente, antes de que Juan José Palacios ejecute un pequeño solo con su batería, con el que creeremos estar ante una versión del “In-A-Gadda-Da-Vida” de IRON BUTTERFLY. Al final, el dinamismo inicial se recupera mientras Antonio Pérez y Jesús De La Rosa se erigen como maestros de sus instrumentos en una orgía musical que servirá de punto y final al tema.

“Sé De Un Lugar” mantiene el aire sinfónico y psicodélico de su predecesora, pero esta vez en medio de un tema que probablemente sea el más denso del trabajo. Jesús adquiere una tonalidad en su voz quejumbrosa, absolutamente estremecedora y por momentos llena de tensión acumulada. La estructura se rompe y se rehace una y otra vez, siendo conducida por los teclados de Jesús, llenos de efectos y experimentos variados, que sirven para que Antonio Pérez haga su aparición, para que Eduardo Rodríguez resurja con mayor protagonismo. El efecto hipnótico conseguido con este vaivén es indescriptible, consigue atrapar como pocas veces se podrá encontrar en un disco y eso que es el tema más complejo de escuchar de todo “El Patio”. No he hablado aún del apartado lírico, otro de los puntos fuertes de TRIANA lleno de metáforas y con letras que pueden dar lugar a un gran número de interpretaciones, siendo “Sé De Un Lugar” una de las más ambiguas en este sentido, pero llena de belleza igualmente.

Como ya dije en su momento, la forma en que los temas están ordenados en “El Patio” me parece acertadísima, y la mejor manera de que el oyente se recupere de tanta tensión musical concentrada en los dos primeros cortes del disco es con una coplilla pasajera y colorista como es “Todo Es De Color”, un oasis para que nos relajemos y retomemos fuerza para todo lo que queda por delante, que es mucho y muy bueno. Precisamente este contraste entre luz y sombra, que serviría de título para el tercer disco de TRIANA, me parece una definición precisa de las sensaciones que genera “El Patio”: mezcla de melancolía y optimismo, amor y odio... contrastes que llevan nuestras almas por un camino lleno de recovecos. “Luminosa Mañana” en este sentido es una mezcla entre ambas sensaciones, un tema de tempo controlado, donde los teclados de Jesús son los protagonistas encarnados en numerosos sonidos distintos que recorren múltiples paisajes y texturas, pero con una letra que podríamos considerar la descripción de un remordimiento matutino por lo realizado la noche anterior. Mezcla de luz y sombra, no cabe duda.

Emotiva como pocas es “Diálogo”, cuya letra acoge en su seno una historia de amor no correspondido, tema que podría ser tachado de recurrente en muchos grupos, pero que en boca de Jesús De La Rosa adquiere una dimensión nueva, lo que unido a los fraseos flamencos de Eduardo Rodríguez y el bajo de Manolo Rosa, que adquiere una función fundamental en un tema desnudo, donde la voz de Jesús es protagonista, hacen de “Diálogo” uno de los momentos más bellos del plástico, como este fragmento de su letra refleja: “y la luna me contestaba, para amar hay que sufrir”. Sin poder salir del ensimismamiento en que nos encontramos, recuperando el ritmo sincopado del Flamenco, “En El Lago” surge de los surcos de “El Patio”. Este tema siempre ha sido para mí un talismán, de esas canciones que de repente surgen en tu mente cuando menos te lo esperas y que asocias a momentos importantes de tu vida. Su letra, que podríamos considerar también objeto de múltiples interpretaciones, desde la descripción de una amistad, pasando por la descripción de un amor pasajero, hasta la narración de los efectos que en el cuerpo tiene la experimentación con las drogas (“creo recordar que por la noche, el pájaro blanco echó a volar, en nuestros corazones, en busca de una estrella fugaz”), se ve envuelta en una composición que es de las más accesibles del trabajo, de las que aporta luz y no sombras, pero siempre con la capacidad de TRIANA de emocionar ya sea con un tema intrincado o con una cancioncilla como “Todo Es De Color”. Al final, todo eclosiona en una explosión instrumental, donde Antonio Pérez distorsiona su guitarra hasta el límite, levantando de la silla al oyente y dejándole en bandeja para el cierre de “El Patio”, otro de los momentos culminantes del plástico.

Cierre que viene dado por otra bulería, nuevamente con un ritmo sincopado como conducción de “Recuerdos De Una Noche”, donde Antonio Pérez vuelve a aportar el toque duro y distorsionado de TRIANA y Eduardo Rodriguez se apoya en su estilo flamenco en contraposición, lo que en unión a las palmas de “Tele” y los estimulantes ritmos de su batería, convierten al tema en uno de los más movidos de “El Patio”. El intercambio de solos entre Antonio Pérez y Jesús dan un toque psicodélico que no desentona para nada en el Flamenco de base de la canción, donde por una vez la voz de Jesús no es la auténtica protagonista, siendo un elemento más de TRIANA. Se llega así al final, con la sensación de que nos hemos quedado con ganas de mucho más, de haber escuchado algo grande y haber pasado el tiempo en un suspiro. Afortunadamente TRIANA repetiría este grado de inspiración en “Hijos Del Agobio”, segundo disco de la formación que vio la luz en 1977 en plena transición española. Un disco más oscuro, más sentido si cabe y que siguió aumentando el buen nombre del grupo, que por fin vería recompensados sus esfuerzos en 1979 con la edición de “Sombra Y Luz”, primer superventas de TRIANA y todo un éxito en la música española.

Lo que vino a continuación fue la eclosión del éxito de la banda, pero también un estancamiento creativo. TRIANA había conseguido llegar a lo alto, y era de tontos no aprovecharlo, así sacaron tres discos más con temas muy notables y otros que eran más para cubrir el expediente. Canciones como “Tu Frialdad” o “Una Noche De Amor Desesperada” se mantienen en la memoria de los oyentes de la época como hits radiofónicos, pero en general por debajo de lo que en la sagrada trilogía de “El Patio”, “Hijos Del Agobio” y “Sombra y Luz” TRIANA había conseguido. En 1983, después de exprimir el éxito al máximo, el grupo regresó después de un año en silencio con “Llegó El Día”, pero no se pudo saber si los momentos de inspiración de sus primeros años se iban a recuperar pronto, porque ese mismo año, un trágico accidente de tráfico acababa con la vida de Jesús De la Rosa, abriendo la veda para que en los años venideros fueran las discográficas las que se lucraran a costa de TRIANA sacando ediciones de sus discos por todas partes, recopilatorios homenaje... hasta una gira de “reunión” de la banda en manos de Juan José Palacios a mediados de los noventa, que tuvo hasta un breve reflejo discográfico con “Un Jardín Eléctrico”. Pero TRIANA, tal y como fue conocida en su inicio, ya había muerto, eso sí, dejando un legado único e indispensable en la historia musical española.

“El Patio” y también sus dos secuelas, “Hijos Del Agobio” y “Sombra y Luz”, son obras maestras de música ajena a cualquier tipo de etiquetas. Joyas que hicieron de Andalucía una de las zonas más prolíficas de España en el mundo del Rock y cuya sombra de éxito es muy alargada, llegando incluso a aparecer sus temas en un famoso concurso de televisión de busca-talentos musicales, demostrando que las composiciones de TRIANA siguen siendo actuales y mantienen su poder hipnótico. Jesús De La Rosa, Eduardo Rodríguez y Juan José Palacios, TRIANA, tres maestros que tienen, por derecho propio, un hueco en el olimpo musical.

"Abre La Puerta": 



"En El Lago": 


(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)

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