Unos se van y otros vuelven. Es ley de vida, en este caso en la vida de CRYPTOPSY. 2004 supuso la marcha de uno de los guitarristas más veteranos en la formación canadiense, Jon Levasseur, pero también ha supuesto la vuelta del mítico Lord Worm. En cualquier caso una cosa es cierta, los dioses canadienses del Death Metal más técnico están de vuelta. Y lo han hecho por la puerta grande.
¿Alguien necesita que los presente? Sencillamente CRYPTOPSY es a Canadá lo que en su momento fueron SUFFOCATION en EE.UU. Pioneros del Brutal Death Metal. Creados en 1992 y padres de dos obras maestras de todos los tiempos, "Blasphemy Made Flesh" y "None So Vile", CRYPTOPSY es uno de esos nombres que siempre sale en las enumeraciones de influencias de una cantidad enorme de grupos posteriores. Unos auténticos genios, pioneros de una forma de estructurar la música, del uso de unas voces enfermizas y de la batería más rápida y técnica de la tierra. ¿Necesitas algo más? Pues para eso tenemos su nueva obra después de cinco años de silencio en estudio y de los cambios de formación citados. Se echa de menos a Levasseur y sus solos imposibles, pero Auburn tampoco es manco, y en los años que lleva en CRYPTOPSY como segundo guitarrista ha aprendido mucho. Y siempre tendremos a Flo Mounier (el día que él se vaya, morirá el grupo), el campeón de los baterías de Death Metal.
¿Qué nos vamos a encontrar en "Once Was Not"? Simplemente, y sin ánimo de exagerar, la mejor obra del grupo canadiense desde el "None So Vile". Nunca acepté muy bien la marcha de Lord Worm, y a pesar de que Mike DiSalvo era un vocalista muy competente, su tono estaba mucho más orientado al Hardcore que al Death Metal. Además, Lord Worm tiene un estilo tan peculiar (ultra gutural, ultra agresivo... todos los registros) que era imposible sustituirle. Afortunadamente la oveja descarriada ha vuelto al rebaño, y nos ha regalado la mejor interpretación que ha hecho en su vida, y por fin, con el sonido y la producción que se merece. Así te puedes imaginar a "Once Was Not" (salvo por algún sampler que sirve como interludio, y que le da un toque más moderno), como una mezcla del "Blasphemy Made Flesh" y del "None So Vile", pero con las técnicas de grabación del presente, lo que incrementa la potencia de la música, y una vez más impide que puedas dejar de babear desde que empieza el disco.
Desde la intro acústica aflamencada, "Luminum", hasta el magnífico punto y final del álbum, tenemos casi 50 minutos de absoluto éxtasis musical. "In The Kingdom Where Everything Dies, The Sky Is Mortal", a pesar de su kilométrico título, podría pasar perfectamente como una canción del "None So Vile", con esos riffs tan asombrosos que cambian cada diez segundos de una manera inesperada y con el monstruo Flo Mounier machacando su kit de batería. Algo que ya es de órdago en "Carrionshine", donde también recuperan esos magníficos acordes rasgados que suenan a plástico y que hicieron famosos en "Blasphemy Made Flesh". Pero la orgía musical lejos de decaer nos tienen preparados otros tantos temazos que no podrás evitar escuchar una y otra vez. La parte renovada la encontramos en el sonido y la producción, y en temas más pegadizos como "The Curse Of The Great" comenzando de una manera muy pesada, pero con unos cambios tan brutales que necesitarás un respiro de vez en cuando para recuperarte.
Las estructuras lejos de ser caóticas como a tantos y tantos imitadores les ocurre, están perfectamente medidas y calculadas. Sino no se explica que practicando el estilo que practican, y mostrando tales dotes técnicas, temas como "Angelskingarden", de más de 7 minutos de duración, pasen de una manera tan rápida. En este tema precisamente, Auburn tienen un momento de gran lucimiento, llevando a cabo un par de solos muy técnicos pero a la vez cargados de melodía, que hace que alabemos sus dotes (aunque sigamos echando de menos a Levasseur). También se permiten la licencia de obsequiarnos con un tema acústico de tintes arabescos, con "The End", preludio del último corte, "Endless Cemetery" que condensa todo lo bueno de "Once Was Not", con unos pasajes melódicos muy currados en su parte final, y el registro más agudo de voz que le he oído a Lord Worm nunca.
El problema me surge ahora. Llevo ya un par de meses convencido de que los últimos lanzamientos de HATE ETERNAL y NILE eran los mejores, a partes iguales, del Death Metal en el 2005, y cuando ya queda menos para acabar este año, vienen estos canadienses, estas leyendas, y se sacan de la manga esta obra maestra. ¿Qué hago para elegir el mejor disco de Death Metal de 2005 ahora? Acabaré echándolo a suertes. En cualquier caso, si eres amante del Death más técnico y perfecto, y aún no tienes este disco, ya estás tardando. Un maldito 10 se merecen, por lo menos.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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