Hablar de JOHN COLTRANE es hablar
del saxofonista tenor más influyente del Jazz junto a Coleman Hawkins, Ben
Webster y Sonny Rollins. Hay una tendencia a catalogar a los saxofonistas
tenores posteriores en “post coltraneanos”, según beban de él o no. E incluso
bebiendo de él se puede hacer desde el lado post Bop (como su propio hijo Ravi
Coltrane) o desde el lado Free (como su discípulo aventajado Pharoah Sanders).
Hasta músicos que han usado como vehículo de expresión otro rango tonal del
saxofón (Kenny Garrett por poner un ejemplo) tienen un lenguaje claramente
coltraneano. Este lenguaje es el de la improvisación modal, el de los largos
desarrollos efusivos cargados de sentimiento y libertad. Es el lenguaje de la
espiritualidad hecha música. Y si hay un disco que marca el antes y el después,
la madurez en este lenguaje, ese es “A Love Supreme”.
Tres piezas, media hora de
duración y toda una declaración de intenciones para el cuarteto clásico de
COLTRANE junto a McCOY TYNER, JIMMY GARRISON y ELVIN JONES. Después de muchos
años ahondando en otras culturas, particularmente la Hindú y la Africana para
expresarse (ya hablé de “My Favorite Things” y no de “Africa Brass” pero viene
a colación), COLTRANE trató de conjugar todo lo aprendido en su propio lenguaje
y personalidad. “Coltrane”, los directos en Birdland y Village Vanguard y sobre
todo “Crescent” fueron el punto de partida de esta ascensión al lado espiritual
de COLTRANE. De hecho la tetralogía “Crescent”, “A Love Supreme”, “Meditations”
y “Ascension” es citada (con algún trabajo menor entre medias como “Om” o “Kulu
Se Mama”) como la Biblia de JOHN COLTRANE, los cuatro evangelios de la música
del saxofonista, contados por él mismo.
El disco toma como base rítmica y
armónica un colchón espectacularmente cuadrado y bien tejido por el trío TYNER,
GARRISON, JONES, en donde TYNER ya había aprendido a volar solo, improvisando a
la vez que apoyaba la audacia de su líder y GARRISON y JONES dialogaban entre
sí en busca de un pulso frenético unas veces y envolvente otros. “A Love
Supreme” se estructura como si de una liturgia se tratase. La primera parte “Acknowledgement”
supone la toma de contacto con el alma, con el otro lado. COLTRANE va
aumentando la intensidad de su fraseo siempre con tonalidad hímnica, mientras
TYNER trata de seguir este ascenso y GARRISON y JONES miran
directamente a África. Esta parte acaba con la recitación del título del disco
como si de un padre nuestro se tratase. La segunda parte, “Resolution”, empieza
donde acaba la primera, con GARRISON como protagonista con esa forma de tocar
suya tan poderosa. Aquí COLTRANE adopta una tonalidad que recuerda a GIANT
STEPS, más Hard Bop, más “mainstream”, dejando espacio para que sus
acompañantes se luzcan, especialmente TYNER, más cómodo que en la primera parte
de la obra. La melodía que sirve de base a “Resolution” siempre quedará en los
anales del Jazz, al igual que la forma de acabar la pieza, con un COLTRANE más
suelto y menos constreñido, nuevamente poniendo a prueba la audacia de sus
acompañantes.
Le damos la vuelta al acetato y
nos encontramos con la tercera y cuarta partes de la obra unidas en una sola. “Pursuance”
es lo más intenso que tendremos en el menú. Comienza con ELVIN JONES haciendo
un solo introductorio, a partir de lo cual COLTRANE inicia una progresión de
escalas que son míticas, levemente basadas en “Mr. P.C.” (otra vez mirando a “Giant
Steps”). Tras estas escalas modales, TYNER comienza un solo un poco alejado de
su estilo percusivo, casi diría que excesivamente clásico teniendo en cuenta el
espíritu de la composición, mirando directamente a su padre estilístico AHMAD
JAMAL. Pero COLTRANE no se amilana y su improvisación, impulsada por un ELVIN
JONES excitado, es puro fuego. Como luego sería recurrente en su fraseo,
COLTRANE gusta de llevar el saxo al límite, subiendo y bajando por su columna
de viento hasta salirse del rango habitual, y esta improvisación es fiel
reflejo de ello. La pieza acaba, como comenzó, cerrando el círculo con otro
solo de JONES ya totalmente encendido, sin que GARRISON deje de pulsar su
contrabajo por detrás y entonces se quede solo ante el peligro enlazando así
con la cuarta pieza del plástico, “Psalm”, la más espiritual y envolvente, que
comienza con el solo de GARRISON que ha cambiado el tempo musical y a base de
armónicos da entrada a un COLTRANE ya en otro mundo, con su alma en los altares
y su cuerpo en los infiernos. TYNER se dedica a machacar su piano a base de
arpegios y ELVIN JONES con las mazas termina de redondear el cariz elevado del
tema, la llegada al nirvana, al más allá.
A partir de 1965 nada sería lo
mismo. COLTRANE había encontrado su yo, un yo en el que su cuarteto clásico ya
no encajaba y en el que la libertad era la nota dominante. Pero también había
encontrado su infierno personal en forma de una cirrosis y una úlcera de
estómago cada vez más hirientes. Ambos factores convirtieron a JOHN COLTRANE en
el adalid de la furia y el libertinaje en el lenguaje del saxofón. A COLTRANE
los rangos de su instrumento se le quedaban cortos, quería chillar, romper la
madera de su boquilla, salirse de lo marcado, encontrar la libertad en su
propia forma de expresarse como ya hacían ALBERT AYLER, ORNETTE COLEMAN (en
este caso sobre todo desde el punto de vista compositivo) y ERIC DOLPHY. Como
testamento vital quedará “Expression”, la última obra “oficial” y ya póstuma de
COLTRANE (aunque Impulse y sus derivados ha estado editando rarezas desde su
muerte casi anualmente), pero como pieza clave en su conformación como músico
queda “A Love Supreme”, LA OBRA con mayúsculas de COLTRANE.
Escuchad y dejaros llevar: https://www.youtube.com/watch?v=p3L-gL4XmjM
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