LAKE OF TEARS es una banda ya vieja en el negocio musical. Una de las bandas punteras en la parte oscura y atmosférica del Metal en Suecia, pero sin apenas promoción en el resto de Europa por haber militado en la compañía peor distribuida del mercado: Black Mark Records. Por esta razón puede que muchos escuchéis por primera vez este nombre. Afortunadamente han cambiado de compañía y, aunque Noise Records no tiene mucha experiencia en el terreno del Gótico, es mucho mejor que Black Mark para que el grupo dé el salto definitivo.
La trayectoria de LAKE OF TEARS nace del Metal Gótico más tradicional de la primera parte de los noventa. Pero el grupo, al igual que otros compañeros de estilo, fue evolucionando hacia terrenos más experimentales, muy influidos por la psicodelia y el Rock de los setenta. En este disco, "Black Brick Road", vuelven un poco a sus raíces, sin olvidar esos ramalazos setenteros. Es un disco más metálico, menos atmosférico, pero con unos teclados magníficos que hacen que no nos olvidemos de las preferencias rockeras de sus componentes. Las guitarras toman un protagonismo fundamental, plagando el disco de buenos solos rockeros (como en el tema de apertura) o más melancólicos. En algunos momentos nos puede venir a la cabeza KATATONIA, aunque las diferencias musicales entre ambos son notables. Este parecido viene sobretodo en los temas más reposados. Desde luego, lo que sí hacen es alejarse de sus compañeros de estilo en Finlandia, ya que LAKE OF TEARS no practica una música tan directa como en aquellas latitudes, aunque son tan potencialmente comerciales como ellos.
El disco se abre con dos temazos: "The Greymen", rockero, con un estribillo muy pegadizo y "Making Evenings", con unos teclados excelentes. Son ambos temas potentes y directos que ayudan a entrar en el universo musical de este grupo. En el tema "Black Brick Road", que da título al disco, el Hammond pasa al papel protagonista al más puro estilo DEEP PURPLE, en un tempo más retardado y melancólico. En "Dystopia", un trasfondo Tecno encajado perfectamente con las guitarras pesadas y la voz desgarrada nos transporta a un aura electrónica que sale a relucir de nuevo más tarde, pero de manera menos acusada, en "A Trip With The Moon". Con un espíritu muy psicodélico, rozando el Pop más independiente, y con una estupenda voz femenina, se nos presenta el corte "Sister Sinister", lo que demuestra que aunque en sonido han vuelto a sus orígenes, siguen experimentando. En el tema "The Organ", como bien indica su título, los teclados vuelven a ser protagonistas construyendo el corte más melancólico del disco, limitándose las guitarras a acompañar a la voz. Esta atmósfera se repite en el penúltimo tema, "Rainy Day Away". Así llegamos a la joya del trabajo, "Crazyman", con un riff pesado al más puro estilo BLACK SABBATH y un Hammond de nuevo tremendo, acompañando a la voz más desgarrada de todo el disco. Este excelente tema es todo un homenaje a la música oscura de los setenta (¿tendrá alguna relación el título con Ozzy?).
La calidad del sonido es más que notable, con una producción clara y cercana, lo que junto a las fabulosas composiciones de las que he hablado hacen de "Black Brick Road", uno de sus mejores discos. Desde luego, ojalá que este grupo encuentre por fin el apoyo que necesita. Otros con mucha menos calidad tienen tres veces más éxito, ¿por qué no puede tenerlo LAKE OF TEARS?. Este disco es un gran paso, de nuevo, para ello.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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