El
caso de NECRODEATH es realmente paradigmático. Siendo uno de los pilares del
Thrash y la música extrema italiana a finales de los ochenta junto a sus
compatriotas BULLDOZER, el grupo del país mediterráneo no obtuvo un
reconocimiento merecido hasta bien entrados los noventa cuando decidieron
volver a retomar su carrera y sacar discos tan buenos como “Black As Pitch” o
“100% Hell” y algún fiasco como su reciente “Draculea”. Y el motivo del
silencio de diez años no fue precisamente inactividad de sus miembros,
envueltos en proyectos tan dispares como CADAVERIA, los dioses SADIST o los
aflamencados RAZA DE ODIO... En cualquier caso, NECRODEATH tuvo una posición
consolidada en los ochenta y fue gracias a dos obras tan esenciales como “Into
The Macabre” y “Fragments Of Insanity”, este último el motivo por el cual estoy
escribiendo estas líneas.
Formando
parte de la generación de la segunda mitad de los ochenta, las referencias
básicas de NECRODEATH fueron (y siguen siendo) claras: Thrash agresivo y
despiadado, mezclado con dosis de Black y Death, y siendo herederos del sonido
SLAYER, POSSESSED, SODOM, HELLHAMMER y los primeros SEPULTURA. Estas
sonoridades estuvieron presentes de manera cristalina desde sus inicios y su
gran debut “Into The Macabre”, aún ingenuo pero con muchas buenas ideas, es un
perfecto escaparate para apreciarlo. Corría el año 1986 / 1987 y aunque el
sello no les ayudó a salir del más profundo anonimato, NECRODEATH no se rindió
y mejoró su destreza compositiva siempre de la mano del enorme batería Peso,
músico inquieto como pocos y el guitarrista Claudio, ya fuera de las filas de
la banda en la actualidad. De esta manera en 1989 NECRODEATH editaba el disco
que los confirmaba como uno de los nombres a seguir en la escena Thrash europea
y para mi gusto uno de los discos más influyentes, que sin embargo no llegó a
encumbrarles y de hecho acabó con la disolución de la banda. Nacía así
“Fragments Of Insanity”, manteniendo el estilo Black/Thrash de su debut, pero
moviéndolo hacia un lado más técnico, siguiendo una evolución similar a la de
POSSESSED en su segundo disco o los primeros pasos de INFERNAL MAJESTY. Alcanzaban
así una madurez que sin embargo no pudo verse refrendada con más lanzamientos
hasta una década después.
El
perfeccionamiento en la ejecución y la capacidad compositiva de los componentes
de NECRODEATH se vio continuado con posterioridad en manos de Peso a través de
SADIST (originalmente NECROSADIST), con una perspectiva más Death y llevando el
potencial técnico a un extremo que competía directamente con DEATH, PESTILENCE,
ATHEIST y compañía. ¿Habría ido en esta línea la música de NECRODEATH de haber
seguido su periplo? No se podrá saber, pero “Fragments Of Insanity” demostraba
una evolución que se vio cortada y sólo retomada en “Mater Of All Evil”, un
disco que con más medios les devolvía a su sonido crudo primigenio. En
consecuencia el disco motivo de esta retro-crítica se puede considerar como la
cumbre compositiva de una banda que supo colocarse rápidamente con un estatus
de culto y que pudo llegar más lejos de no haberse truncado su evolución. Un
disco que sobre todo en lo que a complejidad rítmica y elaboración de sus riffs
se refiere, debería estar entre los pilares del Thrash europeo más sádico y a
la vez elaborado. Afortunadamente el nombre de NECRODEATH se mantuvo presente
durante bastante tiempo aunque no tuviera reflejo discográfico hasta el final
de siglo: muchas bandas los citaban entre sus influencias, y los aficionados a
la música extrema los tenían como un nombre imprescindible. La música, una vez
más, va más allá de lo que la coyuntura y el apoyo económico le
permite.
Dando
un repaso global a “Fragments Of Insanity”, el segundo disco de NECRODEATH
reflejaba dos importantes mejoras en el seno de la banda: por un lado una
producción más cuidada, que mantenía la agresividad Black de su música,
esencial para la tonalidad despiadada de su cantante (y segundo guitarrista) por
aquel entonces, Ingo, pero que permitía disfrutar de todos los detalles, algo
importante dada la labor “atmosférica” presente en este disco en forma de
secundarios y casi imperceptibles teclados y sobre todo guitarras acústicas que
ayudan a dar variedad a algunos cortes y que se convierten en el lado “demoníaco”
de la música de los italianos, en detrimento de la velocidad y el toque más
Black de su debut. Además, en el aspecto del sonido, un nombre sale victorioso:
Peso. El trabajo rítmico de este hombre se convierte en uno de los pilares del
disco gracias a la producción que lo convierte en una apisonadora
imprescindible en el desarrollo de todos y cada uno de los temas. La otra
mejora con respecto a “Into The Macabre” ya ha sido desvelada por mi parte en
el párrafo precedente: NECRODEATH ampliaba el minutaje de los temas y se dejaba
llevar por estructuras complejas y patrones rítmicos más variados, lo que
permitía disfrutar de unas dotes técnicas muy competentes, tanto de Claudio
como sobre todo de Peso, ambos llevando a cabo constantes cambios de ritmo en
donde la voz de Ingo y el bajo firme y compacto de Paolo se mantenían como el
hilo conductor de la agresividad innata de la banda italiana.
El
piano de “Choose Your Death” es el enigmático inicio que sirve de apertura del
disco, con un tema que comienza de una manera rítmica y disonante, un corte
gélido en las guitarras y abrasante gracias al doble bombo constante de Peso.
Pronto la voz de Ingo nos mete de lleno en el infierno particular de
NECRODEATH, acelerándose las guitarras y metiendo el turbo, sacando a la luz la
cara más Black de los italianos. Sin embargo, lejos de acomodarse en un ritmo y
una estructura, NECRODEATH no para de hacer cambios en el patrón de “Choose
Your Death”, dejando espacio para el lucimiento constante de Peso y toques de
brillantez solista para Claudio. Sin duda la banda anduvo muy inspirada a la
hora de componer este tema y de elegirlo para abrir este grandísimo disco, más
de cinco minutos de auténtica locura. “Thanatoid” comienza de una manera igual
de gélida y enigmática, pero sigue patrones más groovies y pegadizos, siendo
uno de los temas cuyos riffs pueden sonar más típicamente Thrash de todo el
trabajo. Y es que los riffs a medio tiempo que sirven de hilo conductor pueden
parecer “manidos”, pero no dejan de ser eficientes por méritos propios, al
igual que las constantes melodías oscuras y afiladas que se saca la guitarra de
Claudio de la manga, todo ello sin dejar a un lado los constantes cambios de
ritmo para perderse y disfrutar. Otro punto más para los italianos en el camino
a su goleada particular.
En
el camino al aniquilamiento total, “State Of Progressive Annihilation” se
convierte en un momento de absoluta maldad: riffs veloces y afilados a más no poder,
un patrón rítmico despiadado y extremo y la voz de Ingo en su faceta siempre
cercana al Black... todo nos conduce a la locura, incluso la inclusión de
pequeños pasajes de ritmos más accesibles que no dejan las cervicales de nadie
sanas. Sin descanso, sin dar tiempo a tomar aire, el tema se ve enlazado con una
composición instrumental donde las acústicas hacen una breve y primeriza
aparición. “Metempsychosis” continúa así la estructura rítmica del corte
precedente, pero permitiendo demostrar el dominio de las seis cuerdas de
Claudio y el propio Ingo en la segunda guitarra. Cuatro minutos para no parar
de hacer “air-guitar” y mover la cabeza de un lado a otro. Se llega así al tema
título del disco, para mi gusto uno de los más representativos de los que es
“Fragments Of Insanity”. El acelerador se vuelve a apretar, pero siempre
dejando espacio a pasajes a medio tiempo matadores para el cuello de cualquiera
con sangre en sus venas. Nuevamente el elemento atmosférico se vuelve esencial,
esta vez en manos de unos teclados casi imperceptibles pero que dan un aire fantasmal
al tema, así como unas melodías de guitarra heladas y que desatan la locura en
nuestras cabezas. Todos los elementos que demuestra NECRODEATH en su segundo
trabajo están presentes en poco más de cinco minutos que no deben pasar
desapercibidos para los aficionados al Thrash.
Entre
los momentos de lucimiento para la voz diabólica y esquizofrénica de Ingo, “Enter
My Subconscious” sería uno de los más importantes. Doblándose en su labor con
las cuerdas vocales para dar una sensación de multipersonalidad fundamental y
acorde con la temática de la composición, la voz del entonces frontman de la
formación italiana encaja a la perfección en un tema veloz y agresivo, en el
que tampoco faltan momentos para el groove y la atmósfera, nuevamente con la
presencia testimonial de unas guitarras acústicas que no te esperas. “Stillbirth”
quizás sea más arquetípico, siendo el tema más oscuro y pesado de todo el
disco, sobre todo en sus primeros compases (nuevamente con una sutil labor de
guitarras acústicas y teclados que terminan de redondear la atmósfera).
Instrumentalmente hablando, lo mejor es la sobresaliente línea de bajo de
Paolo, además de la siempre certera labor de Ingo con su voz, pero no hay que
obviar un trabajo de riffs más rítmico y accesible que por momentos se vuelve
casi obsesivo en nuestras mentes. Y finalmente, “Eucharistical Sacrifice”, tan
enigmático como su título, supone una conexión directa con el debut de
NECRODEATH. El cariz más Black y “cazurro” vuelve a la música de la banda
italiana dejando la complejidad técnica en un plano más secundario. Para mi
gusto, el final perfecto para redondear un disco que se hace cortísimo, y lo
digo porque así la banda demuestra que no se olvida de su raíz musical que
bebía directamente del Black más prototípico y despiadado.
“Fragments Of Insanity” hace honor a su título y nos regala ocho
fragmentos de locura y maldad. Una banda que aún no gozaba de reconocimiento
más que en círculos reducidos, pero que era considerada de auténtico culto
(algunos como los siempre amados-odiados CRADLE OF FILTH los consideran dioses
de juventud...), algo que se vio consolidado cuando tras su vuelta en 1999,
recuperaron el nombre que siempre habían tenido pero que no habían conseguido
expandir lo suficiente. Actualmente, aunque ya sólo esté Peso de los miembros
originales, NECRODEATH sigue dando muestras de ser un grupo a tener muy en
cuenta, aunque su última obra “Draculea” nos haya dejado a algunos un poco
fríos.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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