Cuando este que escribe era un
adolescente que ya escuchaba Punk, Rock, Heavy y derivados, pero que había
crecido rodeado de Jazz por todas partes, tuvo lugar una revelación. Siempre
tuve predilección por MILES DAVIS, pero hasta finales de los noventa casi todo
el mundo obviaba los años transcurridos entre 1969 y 1975, la llamada etapa
eléctrica de MILES. Esto generó que nunca hubiese escuchado ni “A Silent Way”
ni “Bitches Brew”, los dos discos llamados a ser pioneros del Jazz-Rock en la
historia de MILES DAVIS. Sin embargo, y como tantas otras veces, un buen amigo
me instó a ir al Galapajazz que aquel año 2000 celebraba su primera edición, y
en concreto a un concierto de un tal MARK ISHAM, compositor de bandas sonoras,
productor y también músico, que acababa de sacar un disco homenaje a los 30
años de dichas dos obras de MILES DAVIS y de todo lo que vendría después, “Miles
Remembered: The Silent Way Project”. Yo no sabía lo que me iba a encontrar y de
repente me vi envuelto en un teatro donde supuestamente iba a haber un
concierto de Jazz, pero en el escenario había dos guitarras eléctricas, un bajo
eléctrico, un montón de pedaleras y un teclado, además de una batería con doble
bombo. ¿Me había metido sin querer en un concierto de Rock?
Lo que sucedió esa noche fue el
momento en que se abrió para mi las puertas del infierno: nunca pude suponer
que MILES DAVIS había tenido tanta creatividad en esos años y menos aún que la
música con la que había crecido, el Jazz, pudiese unirse a la que acababa de
descubrir, el Rock. Obviamente, mi siguiente paga de fin de semana se invirtió
en “Miles Remembered: The Silent Way Project”, el disco que me había servido
para descubrir a MARK ISHAM y todo este mundo. El músico aporta dos cortes
originales, “Internet”, muy movida y pegadiza y “Azael”, pero ambas podían
haber sido creadas por MILES, no desentonan. El resto son temas extraidos de
los trabajos de DAVIS en los setenta, además de algún cameo de otros standards
del trompetista, como es la apertura con “In A Silent Way” enlazada con “Milestones”
o la genial recreación de “All Blues”, muy groovie gracias al bajo de Doug
Lunn. ISHAM actúa como protagonista y se limita a arreglar tempos y
estructuras, siendo bastante fiel a los originales de MILES DAVIS. Incluso la
forma de grabar el disco sigue la idea de dicha etapa: el disco se conformó con
temas grabados en directo en The Baked Potato a finales de 1996, que luego
fueron cortados-pegados en estudio, igual que hacía Teo Macero con MILES DAVIS
en los setenta.
Instrumentalmente, ISHAM tampoco
arriesga. Como buen compositor de bandas sonoras sabe recrear y ser honesto, y
para esta ocasión ha decidido adoptar la instrumentación que MILES más repitió
a finales de su etapa eléctrica, es decir con predominio de guitarristas y
usando los teclados y las pedaleras para crear atmósferas y efectos. También en
el uso y abuso de la sordina ISHAM es fiel a MILES al igual que en el wah-wah
para distorsionar las composiciones. El invento no tendría misterio si no fuera
porque cortes clásicos como “It's About That Time”, con esa larga introducción
Funky que acaba estallando en decibelios o “Spanish Key”, da pie a recrearse y
a generar excitación en el oyente a base de intensidad creciente, y aquí ISHAM
ha sabido rodearse de músicos excepcionales que en directo, como bien pude
comprobar, lo dan todo y traen consigo la excitación del Rock masivo. La dupla
de guitarras de Steve Cardenas, más comedido y sobre todo el ultra
distorsionado Peter Maunu, así como la contundencia desmedida de Michael
Barsimanto (en directo una auténtica orgía percusiva), transmiten energía no
sólo con la electricidad de sus amplificadores… “Great Expectations”, otro
corte típico de intensidad creciente es un buen ejemplo, pero sobre todo las
piezas más cortas y movidas, “Right Off (Theme From Jack Johnson)”, “Ife”
(cargada de efectos de eco y repeticiones) y “Black Satin”, perfecto colofón.
Por otro lado ISHAM no olvida la atmósfera y el enigmático lado oscuro que
MILES desarrolló en muchos cortes de “relleno” de sus discos de la época y ahí
está la ya citada “Azael”, que casi podía ser uno de los cortes firmados junto
a Hermeto Pascoal por MILES en “Live – Evil”.
Cabe preguntarse si “Miles
Remembered: The Silent Way Project” era algo necesario. En su momento fue
criticado y alabado a partes iguales, porque cierto es, aportar no aporta
mucho. Posteriormente el grandísimo WADADA LEO SMITH haría lo mismo,
recreando el espíritu y la instrumentación de la citada etapa de MILES, pero
con composiciones propias. Ahí sí se puede encontrar creatividad. En MARK ISHAM
no, pero por otro lado, este disco era necesario: era un homenaje merecido a
una etapa que enemistó a MILES DAVIS con los acérrimos Jazzistas y le hizo
pasar de teatros a festivales de Rock. En ese sentido MARK ISHAM lo borda,
recrea todo lo que fue aquella época fielmente y lo traslada al disco y al
directo para que los que no vivimos la fusión original de ambos estilos, se nos
cayeran los calzones del gusto y la impresión. Sólo por eso, mis loas las ha
tenido desde hace 15 años…
“In A Silent Way – Milestones”: http://youtu.be/j47Y_LEmTzY
“Right Off”: http://youtu.be/Mc2PoZlsWao
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