Dos
años después de empezar su libro colosal con el delirio, vuelven los
finlandeses COLOSSEUM con el segundo capítulo de su particular historia. Seis
nuevas composiciones y una fantasmagórica outro y casi una hora de pasajes
tortuosos, firmes y decididos, hacia lo más profundo de la inmundicia del ser
humano, etc, etc, etc... Me dejaré de tópicos y repujados señorazulescos, y me
centraré en lo importante: “Chapter 2: Numquam”. Si el primer capítulo,
“Chapter 1: Delirium”, mostraba a COLOSSEUM como firme seguidor de las
enseñanzas de SHAPE OF DESPAIR pasadas por la batidora finlandesa, que tiene la
virtud de evocar allí donde otros se ahogan en el susurro y la pesadumbre, a
base de orquestaciones y cuidados arreglos, estando un peldaño por debajo de
LONGING FOR DAWN, grupo que se estrenó el mismo año con parámetros parecidos,
pero resultados más envolventes y hechizantes, ahora “Chapter 2: Numquam”
confirma a COLOSSEUM y les hace avanzar un par de peldaños en su particular
escalera, dando como resultado un gran trabajo de Funeral Doom con toques
melódicos que camina con firmeza a estar entre lo más destacable del año (que
por cierto, ha comenzado tímido en lo que a grandes trabajos se refiere, por lo
menos para mí).
Si
hace poco hablaba de la accesibilidad de ABLAZE IN HATRED y los metía en el
saco de COLOSSEUM, lo cierto es que este cuarteto de almas atormentadas está un
nivel por encima en lo que a exigencia auditiva se refiere. Los temas se
alargan, los pasajes se dejan fluir libremente y los antagonismos, los
claroscuros entre la sinfonía colorista y la pesadumbre absoluta se alejan cada
vez más hasta que todo se reduce a un lento latir sanguíneo, un ir y venir
rítmico y, fundamental, la épica excentricidad de unas melodías que nos
servirán de guía y de caballo de Troya para penetrar en los muros
infranqueables de lo más profundo del ser humano. Los parámetros compositivos
son, por tanto, mucho más funerarios y exigentes, mucho más orientados al
público paciente, que busca formar parte del proceso (des)creativo de un estilo
que te hace formar parte de un viaje que tiene inicio pero difícil final. Sin
llegar al esparcimiento armónico de SHAPE OF DESPAIR ni a los caminos nublados
y solitarios de SKEPTICISM, COLOSSEUM se fundamenta, si se me permite el paralelismo,
en su propia raíz colosal, férrea y bien cimentada. El matiz, la riqueza, la
genialidad hay que perseguirla, no viene dada, pero la franqueza y la emoción
se ven aseguradas.
Y
he aquí la principal virtud de este segundo capítulo que barre los defectos y
aumenta la calidad que ya se veía venir en su primer testamento musical: la
trama, la intensidad, el desarrollo y el desenlace, en definitiva, el hilo
conductor de todas las composiciones está mucho más trabajado, es menos
disperso y va de menos a más, hasta culminar en la etérea tranquilidad de la
magnificencia casi inabarcable de “Prosperity” y su inquieta “outro”,
descabellada, totalmente imprevisible y por momentos irritante, pero que
consigue dejar con la tensión necesaria para afrontar un nuevo viaje. Hasta que
llega ese momento, el silencio da paso al nerviosismo, el nerviosismo a la
quietud, la quietud al miedo, el miedo a la paz y, finalmente, la paz al
abismo. La guitarra setentera de “Numquam”, envuelta en teclados y voces muertas,
la inquietud rítmica y orquestal de “Towards The Infinite”, de abrupto final,
la hipnosis lenta y envolvente de “Demons Swarm By My Side”, con una tonalidad
de guitarras y un bajo ultradistorsionado que logran un aire tétrico y deforme
brillante, la tranquilidad híminica de “The River” y la psicodelia cargada de
detalles y matices de “Narcosis”, nos conducen a un viaje que va ganando en
cada escucha y que supera la falta de conclusión, de redondeo definitivo, de
madurez en pocas palabras, del debut de COLOSSEUM.
No
busques bondades, sonidos cálidos, cercanías: la fría producción (igual de
buena que su debut, en esto afortunadamente no han cambiado), la extensión de
los temas, la tranquilidad y amplitud de las estructuras y las continuas aportaciones
en forma de detalles inapreciables en primeras escuchas, convierten a “Chapter
2: Numquam” en un fisco para ir paladeando poco a poco. Desde luego, a falta de
escuchar lo último de DEPRESSED MODE, que en su momento también lograron
entusiasmarse, lo mejor de Funeral Doom (en su cara más accesible) que he
escuchado desde que comenzó este año. COLOSSEUM sigue construyendo su
particular monumentalidad musical y esto parece que sólo es el principio.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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