Interesante nombre el de BARONESS e interesante grupo también. Tras la marcha de MASTODON a una multinacional, parece que Relapse busca sustituto al eclecticismo y efectividad de la banda y por lo pronto en BARONESS ha encontrado, con parámetros estilísticos igual de inclasificables, una poderosa alternativa, aunque creo que con una potencialidad de venta bastante menor de momento, porque la propuesta de este grupo es algo más compleja, pero igual de interesante.
Una sabia mezcla de Sludge, Post-Rock, Stoner, psicodelia... un poco de todo, pasando por nuestras mentes desde CROWBAR, pasando por DOWN, siguiendo con KYUSS, PELICAN y acabando con el Rock progresivo y la música setentera. Aunque puede parecer una batidora de sonidos, lo cierto es que BARONESS tiene un sonido propio y difícil de definir. Los más de siete minutos de “Rays On Pinion” pueden ser una muestra de lo que hablo. Estructura que avanza en progresión, de menos a más, mezclando agresividad, virtuosismo y con un trabajo de guitarras excepcional, buscando la atmósfera, pero también el sonido poderoso y grueso de las tendencias Sludge. Todo mezclado con una gran capacidad para absorber al oyente gracias a riffs fáciles de memorizar y un trabajo vocal inquietante que consigue hipnotizar, dotando de grandes dosis de psicodelia a la música del grupo.
El sonido es fundamental en la música de BARONESS, para que los guitarrazos sean combinados con los fraseos más sesudos, es necesario que todo esté ecualizado al milímetro para que no chirríe con las escuchas poniendo en peligro la capacidad de atención del oyente. Afortunadamente en “The Red Album”, y aunque es el debut de la banda, se demuestra la profesionalidad de un sonido que deja oír todo, de manera asombrosa, hasta el más mínimo detalle. Es una pasada seguir las líneas de bajo, perseguir los cambios de ritmo de la batería, los riffs in-crescendo de las guitarras (la parte final de “The Birthing” es una auténtica orgía en este sentido). Sinceramente, la producción de este disco es de las mejores que he escuchado en mucho tiempo, porque suena orgánica, visceral, plena y para nada sobreproducida.
Pero lo mejor del grupo es que cada tema es un mundo, difícil de describir. Todos tienen algo que excita la atención y la curiosidad del oyente, como los dos que ya he citado, o el estimulante comienzo de “Isak”, o la atmósfera recreada por los acordes de “Wailing Wintry Wind”, corte que parece compuesto por la MAHAVISHNU ORCHESTRA por sus evidentes connotaciones jazzísticas donde Allen Blickle literalmente se sale en los parches, o cualquiera de los siete temas restantes, todos (incluso los interludios instrumentales) merecen la pena. Un viaje en el que el tiempo se pasa volando (confeccionando esta reseña me he sorprendido habiendo escuchado dos veces seguidas el disco y cuando he querido mirar el reloj ya habían pasado dos horas sin darme cuenta). Una capacidad de composición fuera de toda duda, compleja e intrincada, pero sin caer en el ombliguismo absurdo, pues a la par que sorprendente por sus cualidades técnicas la música de BARONESS es pegadiza y entra a la primera.
Sinceramente, no creo estar ante el disco del año, pero en el top-ten seguro. Las sensaciones y la sorpresa que transmite el debut de BARONESS es difícil de encontrar hoy en día y cuando se halla es casi un deber alabarla con todas las fuerzas que se tengan. Un disco que es casi obligado para los amantes de “lo que se sale del tiesto”, de los sonidos propios y con personalidad, y para los que buscan algo de frescura... Un discazo, desde el primer acorde, hasta la breve improvisación oculta en la última pista, para que gastar más letras en describirlo.
(Crítica publicada también en http://www.rocktotal.com/)
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