jueves, 12 de marzo de 2020

ROSY FICNH - "Scarlet": tiñéndolo todo de sangre y rabia electrificada.


El año 2019 fue un año de cambios en el seno de ROSY FINCH. La banda alicantina había cumplido seis años de existencia, pero en pleno proceso de producción de su nuevo trabajo, "Scarlet", el segundo en largo desde aquel tremendo "Witchboro", la formación veía como se quedaba sóla Mireia Porto al frente del proyecto. La guitarrista y vocalista se encontró con nuevo material, pero con un disco a medio acabar y en búsqueda de nuevos integrantes para completar el trío corrosivo. 

Estos nuevos integrantes que entraron en sustitución de Elena García y Lluís Mas no podían haber sido más acertados, sobre todo viendo de qué pie cojea "Scarlet", el nuevo retoño de la banda, ahora más que nunca, heredera de sus raíces y con la mirada puesta en el futuro. Oscar Soler al bajo y Juanjo Ufarte a la batería, ambos curtidos en densidades y electricidades varias, pasan a conformar junto a Mireia el núcleo de ROSY FINCH y a los tres se les abre por delante un futuro esperanzador con el material más directo y noventero que el trío ha grabado en su corta existencia.


Efectivamente, Mireia, todavía con Elena y Lluís en la grabación (aunque los bajos y segundas voces no se habían completado al cambiar la formación), ha sacado a relucir su cara más grunge, cruda y rabiosa. Todas las influencias MELVINS / SONIC YOUTH / L7 que tenían como raíz el desarrollo más pesado y sludge de grabaciones pretéritas, mezclada con la actitud más punk de PJ HARVEY, han eclosionado y pasado a primer plano en "Scarlet". Eso convierte a este disco en el más ácido y a la vez accesible de ROSY FINCH y con el que más se sentirán identificados los que hayan crecido con la música de los noventa. Y también convierte a "Scarlet" en el disco más personal de ROSY FICNH, en tanto en cuanto Mireia grita con rabia y rodeada de una electricidad contagiosa que desde el primer corte, el más largo y atrayente, "Oxblood", queda puesta sobre la mesa para deleite del personal.


Para conseguir esta sensación, el sonido es clave. Es un trabajo mucho más guitarrero, tanto en las partes más distorsionadas, como en las más limpias. También es un trabajo en donde la voz de Mireia y sus múltiples efectos sale mucho más a relucir. Por otro lado, los ritmos obsesivos a lo SMASHING PUMPKINS gozan de mayor protagonismo, sirviendo de impulso a los riffs y a unas estructuras que se desnudan más y se despojan de toda parafernalia que no sea acidez y rabia desmedida. Todo esto lo han conseguido con sus propios medios y han contado con una labor final de pulimiento y abrillantado de la mano de Billy Anderson que les ha colocado "Scarlet" justo donde debe estar, que es en el espacio de un cuarto de siglo atrás.

Todo en este disco goza de un efecto inmediato y tiene cualidades psicotrópicas. Un ejemplo es "Vermilion", precedida de un puñetazo como "Lava", las distorsiones y los gritos rabiosos de Mireia, harán que entres en plena locura de manicomio. La sencillez aparente de "Amaranto" también es un buen ejemplo de como atrapar desde el primer segundo con un riff simple y retorcido al mismo tiempo, además de un aire fantasmagórico que enlaza con la psicodelia setentera y el ocultismo conceptual. O "Ruby", que se arrastra de manera pedregosa y con sonoridad gruesa, para deleite de nuestras cervicales, sin dejar de desplegar la rabia que impregna todo el disco, tanto en las voces de Mireia como en las segundas voces (que no sé si serán debidas a Lluís o a Oscar, que también aparece en la grabación, en ese momento aún sin haber entrado oficialmente en la formación).


Otros temas tiran más de densidad y pesadez como uno de mis preferidos, "Gin Fizz", perfecto contraste entre un aire más doom y la voz rabiosa de Mireia, o el final apocalíptico de "Dark Cherry" y su continuación oculta de "Lady Bug", donde más me recuerdan a SONIC YOUTH por cierto. Mientras en la propia "Scarlet", ROSY FINCH se vuelve pegajosa y profundamente noventera, siendo uno de los cortes que más entraría en los gustos de aquella época si la extrajéramos del disco.

Para mi gusto no hay duda. ROSY FINCH ha cambiado, pero lo ha hecho para bien. No sabemos si este cambio terminará de eclosionar con la nueva formación y "Scarlet" quedará con la etiqueta incómoda de "disco de transición", pero lo cierto es que el trío alicantino ha facturado su trabajo más reconocible en cuanto a influencias, pero más personal, crudo y rabioso también. Un trabajo rojo sangre y pasión que te baña de arriba a abajo sin remisión.




https://spindarecords.bandcamp.com/


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