La vuelta de un gran músico como es Patrick Mameli es siempre una buena noticia. El que fuera uno de los miembros de los dioses PESTILENCE, no había vuelto a dar señales de vida (o por lo menos a mi no me constan), un poco desencantado por la poca acogida que tuvo el último disco de la banda holandesa, “Spheres”, donde sacaban a relucir sus gustos más Jazz. Me consta que Mameli no se desvinculó totalmente de la música, y hasta colaboró en proyectos de fusión durante un tiempo, pero había perdido el interés en volver a estar activo en un grupo y más en el mundo del Metal, donde consideraba que sus ideas no eran comprendidas. Más de una década después Mameli resurge de sus cenizas y crea C – 187, una banda que puede calificarse de “supergrupo” en toda regla por quienes son sus componentes, pero cuyo resultado final en forma de este debut es decepcionante.
A Mameli se le unen en su nueva aventura dos dioses de sus instrumentos como son Sean Reinert y Tony Choy, ambos reputados músicos siendo CYNIC, ATHEIST, DEATH o los propios PESTILENCE las bandas por las que en algún momento estuvieron. Como se puede ver de lo mejor del Death técnico. Como vocalista la elección, a priori, es sorprendente: Tony Jelencovich, presente en bandas como B-THONG, MNEMIC o M.A.N., con propuestas alejadas del estilo que se podría pensar que lleva a cabo C – 187. Una vez escuchado el resultado entiendo el por qué de la elección de este vocalista. El caso es que si la definición de “supergrupo” debe ser aplicada, C – 187 sería un ejemplo claro, lo cual muchas veces genera cierta incertidumbre, pues nunca se sabe si la falta de inspiración entre tanto maestro puede generar un producto impecable en el aspecto técnico pero con falta de chispa. Desafortunadamente el resultado es francamente pobre y lo que es peor, tienes la sensación de que hay mucho talento desaprovechado.
Poco se sabía de esta banda en la red, pero me picaba la curiosidad e investigué en su web y en su sello. Pronto salta a la vista la fuente de inspiración de Mameli de la que ha bebido para realizar este trabajo: las series policiales (motivo por el cual el grupo se llama C – 187, haciendo referencia a un término judicial americano) y corrientes musicales como el Jazz (lo cual no sorprende teniendo en cuenta el pasado de Mameli) y el Rap. ¿Perdón? Sí has leído bien, C – 187 es una banda de Death como base musical, pero cuyos fraseos vocales están más cerca del Rap que otra cosa. Vale, se me tachará ahora de purista, y a lo mejor tendrán razón los que lo hagan, porque aunque soy amante de bandas que han jugueteado con la mezcla de Rap y Metal, nunca me llegó a entrar del todo la propuesta. Sin embargo no cesa aquí el problema de C – 187. Intentando dar un aire aún más moderno, Mameli centra sus composiciones en dos o tres riffs y algún que otro fraseo improvisado de orientación Jazz, pero nada más, con el objetivo de ser más directo o atraer al público del Metalcore pienso yo (las estructuras muchas veces siguen sus patrones), porque sino no tiene sentido dividir el disco en catorce composiciones que no pasan de los tres minutos y que se repiten una y otra vez en esquemas muy similares, llegando un momento en que el agotamiento de ideas es tal que la segunda mitad del disco parece una repetición de temas.
¿Qué se puede salvar de todo?, algunos temas que tienen un aire más metálico y cuyos riffs los pueden acercar a bandas como MESHUGGAH. Es el caso del tema título, “Collision”, (aunque luego te das cuenta de que los riffs usados en este tema se repiten varias veces en otros posteriores), o incluso temas como “Drugged And Mugged”, con cierto aire Hardcore, que mezclado con los solos de inspiración Jazz y la sección rítmica, hasta suena curioso. Se añade una interpretación precisa y bastante buena teniendo en cuenta el poco espacio para el lucimiento de Choy y sobre todo Reinert, el que más luz aporta a todo esto con cambios de ritmo constantes. También destaca un sonido poderoso y limpio como pocos, conseguido en los estudios alemanes Soundlab donde han grabado grupos españoles como AVULSED o UNREAL OVERFLOWS. Y finalmente la temática callejera de los temas, donde se describen delitos policiales, peleas de bandas, ajustes de cuentas... aunque no es original, por lo menos se esfuerza por seguir un hilo conductor interesante ya que muchas de las historias son reales. Se acabó, no hay nada más salvable, el resto es aburrido y Mameli no consigue el nivel de inspiración de sus años en PESTILENCE ni de lejos.
Una auténtica pena, porque en C – 187 había potencial para hacer un buen disco, incluso aunque se mantuviese su intención de utilizar fraseos vocales propios del Rap, ya que si musicalmente Mameli se hubiera lucido un poco más con su guitarra, se podría haber disfrutado y se vería a una banda interesante, con una mezcla ya algo manida, pero por lo menos brillante. El problema es que se nota que Mameli ha perdido sus facultades, o por lo menos no las ha querido mostrar, porque aquí no hay ni la mitad de técnica que en PESTILENCE. El resultado, fuera querido o no, genera sopor desde el cuarto tema del disco. Desde luego, si te come la curiosidad, trata de escucharlos, pero estoy seguro de que no pasarás de eso, una simple curiosidad. Pudo haber sido, pero no fue.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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