El Jazz hace mucho tiempo que traspasó sus propias fronteras estilísticas y es utilizado como un vehículo de expresión artística en su más amplio sentido, lo que puede confundir a algunos con lo que realmente significa Jazz, pero que ayuda a descubrir tesoros escondidos cuando se dejan atrás los prejuicios musicales y se está predispuesto a sentarse ante una obra concebida en su conjunto, sin importar la etiqueta que tenga. En este sentido, el grupo NEW YORK SKA JAZZ ENSEMBLE deja claras sus intenciones desde su propio nombre que es fiel reflejo de su música y procedencia, y es un ejemplo de a dónde puede llegar el Jazz como punto de encuentro de culturas y estilos que no tienen mucho en común en principio, pero que pueden llegar a comulgar como si hubieran nacido para estar juntos. Ejemplos con músicas de origen urbano los ha habido (el Rap, el Funk, el Soul...), también con otros géneros de mayor calado intelectual como la Música Clásica en su sentido global e incluso con tendencias más antagónicas como la Electrónica o el Flamenco. ¿Por qué no con el Ska cuando la instrumentación es parecida?
Si no nos sorprendemos de que grupos como la REBIRTH BRASS BAND o THE DIRTY DOZEN BRASS BAND, usen como excusa sus raíces de Nueva Orleans para adentrarse en todo tipo de géneros, ¿por qué no lo puede hacer un grupo de Ska que se adentre en el Jazz a través de su música? Esas eran las intenciones de NEW YORK SKA ENSEMBLE al sacar su debut homónimo en 1995. Formados por un conjunto de músicos asentados en la escena Ska neoyorkina, pudiendo asegurar que nos encontramos ante un super-grupo del género, sus líderes Freddie Reiter y Rick Faulknern debieron de notar la necesidad de trasladar la raíz “brass” del Ska a su origen Jazzista y decidieron, sin abandonar la forma de interpretar propia del Ska, arreglar clásicos del género como “I Mean You” de MONK, “Harlem Nocturne” (popularizado por EARL BOSTIC), “Nelson Mandela” de ABDULLAH IBRAHIM, “Haitian Fight Song” de MINGUS o “Freedom Jazz Dance Hall” de EDDIE HARRIS, al mismo tiempo que incluían algunas composiciones propias de raíz más Ska pero también interpretadas con el espíritu libre del Jazz.
Dejando purismos a un lado, el resultado es más clasicista de lo que podría pensarse. Es cierto que los temas están interpretados con mayor sencillez estructural y menos virtuosismo de lo que cabría en este género, pero NEW YORK SKA JAZZ ENSEMBLE no está lejos en su concepción musical de los combos de Nueva Orleans citados anteriormente. Ejemplos que tratan de trasladar el Jazz al mundo de los temas de poco más de tres minutos, con estribillos adictivos y producciones sencillas, hay varios, siendo también destacable TROMBONE SHORTY, pero quizás NEW YORK SKA JAZZ ENSEMBLE tenga la exclusiva de hacerlo en sentido inverso: no acercan el Jazz a otras músicas, sino que acercan otras músicas al Jazz. Eso proporciona frescura y entusiasmo en las interpretaciones, aunque el sonido un tanto plano de la producción (más modesta de lo que hubiera sido ideal, aunque excusable siendo el primer trabajo del grupo), le resta algo de fuerza al resultado.
En cualquier caso, NEW YORK SKA JAZZ ENSEMBLE (que por cierto hace relativamente poco visitaron nuestro país), son honestos y claros: ofrecen diversión y “crossover” sin tapujos, tienen ganas de pasarlo bien y trasladan el entusiasmo al público, que puede entretenerse en reconocer las melodías de los temas originales si las conocen, o simplemente disfrutar de una conjunción de géneros que parece fluir de forma natural.
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