Como suele ocurrir en la mayoría de los casos cuando una estrella polar, guía de tantos y tantos músicos y padre de un nuevo sonido, la muerte de JOHN COLTRANE en 1967 no marcó el final de su legado. Poco a poco, con mayor o menor acierto y legitimidad, se iban sacando sesiones descartadas, ensayos, directos grabados profesional o caseramente y demás “golosinas” para los seguidores y completistas, que servían de lucro para los sellos discográficos más variopintos y para la propia Impulse, el sello oficial para las últimas obras de COLTRANE y en el que el saxofonista marcó un antes y un después. Así, y aunque ya se habían editado de forma pirata parte de su contenido, hubo que esperar hasta 2005 para que Impulse sacara a la luz este doble CD en directo grabado en el Half Note a mediados de 1965, cuando “A Love Supreme” y “Crescent” ya estaban editados, y “Meditations” y “Ascension” estaban en camino, es decir, en plena transición desde el “cuarteto clásico” hasta las fronteras de lo posible musicalmente hablando.
COLTRANE ya había hecho la firme apuesta por explorar los confines de su instrumento, tanto en el Tenor como en el Soprano, y aunque sus compañeros de viaje empezaban a andar algo perdidos con los nuevos derroteros, McCOY TYNER, JIMMY GARRISON (que aún aguantaría el tirón unos años más) y ELVIN JONES seguían siendo los adecuados para acompañar a COLTRANE en sus intenciones, en sus viajes astrales que le permitían estar más de media hora ejecutando un solo delante de la audiencia sin inmutarse, tratando de sacar todo lo que el saxo tenía dentro, y a veces yendo más allá. Todo eso está presente en “One Down, One Up”, concebido como un conjunto de cintas grabadas para ser emitidas por la radio y que redondean casi 90 minutos de éxtasis musical: un COLTRANE desmedido, un ELVIN JONES con más fuerza que sutileza y un GARRISON que trataba de hacer malabarismos para que su bajo se distinguiera, mientras que McCOY TYNER se encerraba en sí mismo, tratando de buscar en sus solos crípticos y algo disarmónicos, el lirismo que su jefe de filas ya no le permitía demostrar.
Técnicamente hablando, el sonido es buenísimo, mucho mejor de lo que cabría esperar dado lo improvisado de la grabación. Salvo momentos puntuales en los que COLTRANE se aleja del micro y se difumina su sonido, el resto es cristalino y sólo hay que poner una pega comprensible: las introducciones realizadas por los locutores, que dan paso a los temas cuando estos ya han empezado o en medio de un solo, pero son unos breves segundos y no restan protagonismo al cuarteto. En cuanto al repertorio, encontramos lo habitual en COLTRANE para lucir todo su rango de subidas y bajadas por los confines de la armonía: “My Favorite Things” como majestuoso cierre, introducido por el tenor antes de cambiar al soprano por el propio COLTRANE y en donde TYNER y el saxofonista se pelean por encontrar todos los resquicios de la melodía principal, “Afro Blue”, como uno de los momentos de mayor éxtasis colectivo y dos particulares joyas, la que da título al trabajo, “One Down, One Up”, que comienza a ser grabada por los locutores cuando el tema ya llevaba ejecutándose un buen rato, en pleno solo de JIMMY GARRISON, y que se convierte en una lección maestra por parte de COLTRANE durante casi media hora y “Song Of Praise”, donde todo el grupo se mueve por los límites de lo admisible dentro del pentagrama y muestran la cara más Free del cuarteto clásico.
No cabe duda de que el trabajo de arqueología para sacar a relucir nuevas grabaciones de antiguos iconos, tiene mucho de oportunismo comercial, pero si los resultados artísticos son como los de “One Down, One Up”, bienvenido sea, aunque COLTRANE ya no pueda ver ni un duro de este esfuerzo expresado de manera tan espontánea. Es lo malo de tener una trayectoria tan inabarcable en tan poco tiempo: la gente se queda a medias y se niega a enterrar a un mito sin el cual el saxofón en el mundo del Jazz actual no habría sido lo mismo.
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