LEPROUS llevan mucho tiempo en el candelero. De ser "la banda de acompañamiento en directo" del, entonces ex EMPEROR Ihsahn, a lanzarse a grabar y convertirse en un referente en el metal de "tintes progresivos". Pongo entrecomillado esto último, porque siempre me ha parecido un poco cajón de sastre para meter en el saco aquellas bandas que se salen de la tónica general y que componen "más largo de lo normal, o raro". Es muy simplista, pero esto me sirve para "justificar" el por qué LEPROUS ha sacado un disco que no tiene nada que ver con su pasado, y aún así sigue sonando a ellos mismos. Otro elemento importante es que Einar Solberg llevaba un tiempo entre demonios al componer "Pitfalls", que es el nuevo disco del que me dispongo a hablar y todo eso se refleja en la música, tan diferente de todo lo que han hecho hasta ahora. El caso es que sea como sea, LEPROUS dará qué hablar con este nuevo trabajo, y al contrario de lo que en un primer momento yo pensaba, en mi caso personal, el cambio, drástico, es para bien, y espero que no se quede en anecdótico (ni que tampoco renieguen de su pasado).
El primer adelanto de este disco, "Below", ya prometía un cambio interesante. Estaban clarísimas dos cosas: que iba a ser un disco muy centrado en Einar y que las guitarras iban a pasar a un plano más secundario, siguiendo la tónica orquestal y ambiental de algunos cortes de "Malina". Una vez escuchado el disco entero, se confirman ambos aspectos. "Pitfalls" es un disco de Einar. Es un trabajo muy, muy introspectivo, pero no impenetrable, variado y centrado en su propio dramatismo vocal y musical. Las guitarras existen, pero están tratadas como un elemento más de detallismo, están muy pulidas y muchas veces ni se aprecian. Y los teclados, los efectos... y los cambios de ritmo pasan a un primer plano, con un tratamiento muy pop, pero al mismo tiempo complejo. Y es que este disco es un trabajo muy, muy accesible, pero no se olvida de sonar diferente y "raro" también a su modo. Todos aquellos que no vean el progresivo ya por ninguna parte, tendrán los tres últimos temas para su tranquilidad, pero el resto del trabajo no es menos "progresivo". Eso sí, diferente lo es, y mucho. Hasta el punto de que este trabajo o será un antes y un después para LEPROUS o se quedará en la anécdota.
Cuando lanzaron como single la maravillosa versión de "Angel" del "Mezzanine" de MASSIVE ATTACK, uno podía sospechar que los derroteros se iban a despegar de lo que todo el mundo conocía como LEPROUS hasta ese momento. De hecho el gran damnificado es Tor Oddmund Suhrke, cuyas seis cuerdas son un elemento de apoyo más en medio de ritmos trip hop, funk, disco... envuelto todo ello en un aura melancólica y oscura, en donde las inflexiones de Einar, muy MUSE en algunos momentos, aportan un dramatismo mucho mayor. En este camino es IMPRESCINDIBLE un elemento que es sobresaliente para mi gusto y es la producción. Y lo han logrado. Han conseguido que este disco salga triunfante en su concepto gracias a una producción adaptada, que suena ochentera, noventera y de nuestro milenio cuando debe, en el momento adecuado y justo, algo que temas tan "íntimos" y envolventes como "Alleviate" (que cuando salió como single me dejó frío) o sobre todo "At The Bottom", piden a voz en grito.
Y ¿qué pasa con Baard Kolstad? Pues aunque parezca que no su papel en "Pitfalls" también es destacable e imprescindible y eso que hay muchos momentos en que las cajas de ritmos hacen una tímida pero necesaria aparición. El batería noruego no goza aquí de ningún momento de exuberancia desatada, pero por el contrario, demuestra su versatilidad y detallismo en el minimalismo y el estándar rítmico. De hecho gran parte de la salida triunfal de este trabajo viene también por Baard. Son los tres elementos imprescindibles: la creatividad del propio Einar para parir un disco tan diferente, pero tan elocuente al mismo tiempo, el sonido y producción adaptable a cada momento del trabajo y la labor rítmica de Baard que enriquece cada composición y la sigue llevando un paso más allá.
En lo que a temas se refiere, el trabajo tiene dos partes bastante diferenciadas, pero al mismo tiempo complementarias y enriquecedoras la una con la otra. Hasta "Distant Bells" tenemos un disco que por momentos es desnudo, muy concéntrico en la voz de Einar y en las muchas influencias ajenas al metal que hay aquí. Un tema tan pegadizo y triste al mismo tiempo como "I Lose Hope" o sobre todo "At The Bottom", ya citada anteriormente y que me parece soberbia, son las notas dominantes. Texturas pop, con alma "gótica" se podría decir. Pero hay mucha riqueza instrumental. Con mucho arreglo orquestal y detalles que en superficie pasan de largo pero si rascas salen, en especial en lo que a las aparentemente secundarias guitarras se refiere.
Con "Distant Bells" tenemos un tema largo que comienza con una larga introducción de piano y voz, sólo acompañada por el cello de Raph Weinroth-Browne, que ya es prácticamente de la banda. Poco a poco la tensión crece y aparecen los LEPROUS que el resto de los mortales se esperarían. Estos LEPROUS ya no nos abandonan en los dos temas que restan, "Foreigner", que es el tema más duro y directo del plástico, al mismo tiempo que el más corto junto a "Alleviate" y sobre todo "The Sky is Red", cuyo inicio de maquinitas no nos puede despistar del tema más estrictamente progresivo del disco, con más de once minutos de duración que acaba con el mismo aire melancólico que recorre todo el disco.
Para mi gusto, al contrario que otros progres que circulan por el mundo y que también han evolucionado hacia distintas texturas, LEPROUS ha dado un paso al frente al mismo tiempo que ha girado 180 grados. "Pitfalls" es todo menos un tropezón en su carrera. Ya esté motivado por un estado de ánimo muy particular, o sea una evolución natural en la música del grupo ya avanzada tímidamente en "Malina", lo cierto es que este disco está, para mi gusto, entre lo mejor del año. Y es que si vas a cambiar o avanzar en otra dirección, hazlo bien. Y LEPROUS lo ha hecho de forma soberbia.
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