¿Pero qué mierda es esta? Empezar así una crítica no es muy constructivo, lo sé. Pero ni por asomo me esperaba encontrarme “esto” al escuchar “The Infection”, el nuevo disco de CHIMAIRA. Nunca fui fan del grupo, me parecían un culo de mal asiento que se movían según lo hacía su alrededor, pero no voy a perder los anillos por decir que “Resurrection” me parecía un discazo, con algún momento de bajón, pero en general una patada impresionante que me hizo considerarles un grupo a tener más en cuenta. Bien es cierto que pisaban sobre seguro: era el momento en el que el mal llamado Metalcore se estaba Thrasherizando más y no perdieron la oportunidad de dar más cera que nunca. Pero sólo por temazos como la propia “Resurrection” ya merecía la pena.
El problema es pensar que “The Infection” va a ir por la misma senda. Antes decía que su anterior disco tenía algún momento de bajón: y eran los temas lentos. Esos temas que tampoco soporto en FEAR FACTORY y con los que suelen cerrar sus conciertos para mayor aborrecimiento, que me parecen excesivamente forzados y que, sobre todo en un disco tan cañero como era “Resurrection”, parecían entrar con calzador, como para justificar que CHIMAIRA en sus filas tienen a un teclista, o que al menos mete de vez en cuando algún efecto por ahí perdido. Pues bien, “The Infection” es eso: un disco de temas lentos. Todo es medio tiempo, densidad y ralentización... los temas se suceden, la estructura es prácticamente la misma y la melodía pasa a un primer plano en detrimento del dinamismo.
El resultado es un “coñazo”, y vuelvo a ser tan constructivo como en la primera frase. La excesiva duración del trabajo, y a pesar del sonido muralla marca de la factoría Ted Jensen, uno acaba no viendo el final de “The Infection”. Ya “The Venon Inside” pone sobre aviso: un tema así para abrir el disco... qué tufo más malo. Pero al final es hasta el más agresivo (el motivo de mi 3, junto a “On Broken Glass”, algo más movido), porque cosas como “Secrets Of The Dead”, “Impending Doom” (interminable inicio de ambientación oscuro para un tema excesivamente “conocido” en sus melodías) o el final somnoliento de “The Heart Of It All” son despropósito tras despropósito. Excesivo inmovilismo rítmico, guitarras que, si no fuera por las melodías, se limitan a escupir riffs más simples que el mecanismo de un chupete, demasiado colchón atmosférico y experimentos de voces que tratan de cubrir las carencias de Mark Hunter en un entorno tan pasivo y fracasan.
Para acabar, otro detalle constructivo: “The Infection” es un disco que te va a ser útil para que tu cerveza, refresco, vaso de agua o leche calentita no te deje marca en la mesa del salón. Para escucharlo, sólo te servirá para dormirte y desear no haberlo comprado nunca. CHIMAIRA tiene que aprender a centrarse de una vez, no hacen más que catar todos los caldos, y al final el de cocido es el que siempre triunfa, para qué negarlo.
(Crítica publicada también en: http://www.xtreemmusic.com)
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