En el mundo del Jazz no es raro escuchar discos que, al mismo tiempo que un standard de toda la vida, incluyen algún tema Pop o Rock en clave de Jazz. Ahí tenemos a BRAD MEHLDAU y su obsesión por RADIOHEAD, ROBERT GLASPER o THE BAD PLUS y sus reinterpretaciones de NIRVANA, VIJAY IYER y su amor por MICHAEL JACKSON, y un largo etcétera. Con anterioridad también se habían dado casos como los de KEITH JARRETT, NINA SIMONE (aunque ella siempre fue especial en este aspecto) o el propio MILES DAVIS. Y no hablo de mezclar dos estilos y dar lugar a un sonido concreto, como fue y es la Fusión en sentido genérico, me refiero a usar como repertorio un tema totalmente ajeno al Jazz e interpretarlo en sentido jazzista. Sin embargo, a mediados de los noventa, ya con algún precedente en su propia historia personal, HERBIE HANCOCK hizo lo propio dedicando un disco entero a estos “nuevos standards”, y qué mejor título que ese mismo, “The New Standard”, trabajo que reinterpreta una decena de temas de Rock, Pop, Folk, Soul y derivados usando un grupo de Jazz en sentido clásico y arreglos en el mismo sentido.
Acompañado de un puñado de estrellas difícil de igualar (MICHAEL BRECKER, JACK DeJOHNETTE, JOHN SCOFIELD, DAVE HOLLAND, DON ALIAS) y sin usar ni un solo efecto eléctrico (esa es la idea: un grupo de Jazz en sentido clásico) aunque sí ciertos aderezos de producción en algunos cortes en forma de sección de vientos o cuerdas, HERBIE HANCOCK se dispuso a confeccionar un disco en donde los temas de BABYFACE, STEVIE WONDER, KURT COBAIN, SIMON & GARFUNKEL, PETER GABRIEL, THE BEATLES o PRINCE, convenientemente arreglados por él mismo y BOB BELDEN, eran usados como vehículos de improvisación e interpretados en clave jazzística, todo envuelto en una producción natural y homogénea (algo seca a veces) y con un solo guiño propio al final, en “Manhattan (Island of Lights and Love)”, el standard que el propio HANCOCK aporta. El resultado es sobresaliente, con un único “pero”: el convencionalismo con el que finalmente son tratados los temas. Y es que, las melodías originales rápidamente dejan paso a cambios armónicos e improvisaciones que nos hacen preguntarnos si estos cortes alguna vez no formaron parte del repertorio Jazz clásico, pero al final el disco no termina de diferenciarse de otro lanzamiento de Post-Bop al uso.
Así pues, la magia de “The New Standard” está en su idea de fondo y en los resultados conseguidos con los arreglos, pero no tanto en el efectismo de su interpretación final, por supuesto solvente por la enorme carga de contrastados solistas, pero sin despegarse de la media. Así, disfrutaremos de momentos culminantes como la fiera apertura de “New York Minute” de DON HENLEY (de THE EAGLES), donde HANCOCK se luce en su improvisación dejando espacio para los demás también; la elegancia y los exquisitos arreglos de cuerda de “Norwegian Wood (This Bird Has Flown)” de THE BEATLES, con una buena interpretación de BRECKER con el soprano y un emotivo solo de SCOFIELD; los ritmos adictivos de “You've Got It Bad Girl” de STEVIE WONDER, donde BRECKER coge la antorcha dominante compartiéndolo con otro momento de gran virtuosismo por parte de HANCOCK y una estupenda labor de DeJOHNETTE; el Soul-Funk pegadizo de “Love Is Stronger Than Pride” de SADE, donde la melodía principal se marcará por un buen trabajo rítimico de HOLLAND con un bajo eléctrico en sus manos (el único momento en el que lo usa, para dar un mayor Groove al tema); la rockera en ritmo y desarrollo “Thieves In The Temple” de PRINCE, siendo una de las más propias del Jazz fusión de todo el disco y la rareza “All Apologies” de NIRVANA interpretada a dúo entre HANCOCK y SCOFIELD usando para ello un Sitar que le da un aire oriental a la pieza muy particular.
Aunque globalmente “The New Standard” podría haber ido más allá, haber asumido más riesgos y no quedarse en una interpretación tan convencional, lo cierto es que la idea de HERBIE HANCOCK fue “revolucionaria”: un disco completo dedicado a manos ajenas al Jazz pero interpretándolo con formas clásicas y ceñidas en sentido estricto al Jazz. Nada de mezclas ni fusiones, simplemente HANCOCK usó un nuevo songbook que dista mucho de los clásicos standards del género y lo convirtió en algo clásico e interesante para dar vuelo a la creatividad de sus más que solventes acompañantes. Sólo por eso, un disco necesario en cualquier discoteca de la historia del Jazz.
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