Hay momentos en la carrera de un artista en los que es necesario pararse y hacer resumen de todo lo vivido y desarrollado a lo largo de los años. Lo malo es cuando nos encontramos ante un músico con una dilatada carrera y una gran variedad de sonidos ofrecidos a lo largo de la misma, como así ocurre con el inglés de nacimiento JOHN McLAUGHLIN. Descubierto para el gran público, como tantos otros, por MILES DAVIS en su etapa eléctrica, siendo culpable en gran medida de cosas como “Bitches Brew”, el guitarrista trajo al Jazz la excitación del Rock, el virtuosismo de la música clásica y el gusto por los viajes musicales a lo largo del mundo, con especial cariño por la India y España. Con todo ello, JOHN McLAUGHLIN fue un guitar hero, un guitarrista flamenco, un representante de la World Music y de vez en cuando un jazzista. Ya pasada la cincuentena y con una decena de formaciones a sus espaldas, McLAUGHLIN decidió hacer un resumen con “The Promise”, el disco más amplio en cuanto a sonidos que uno puede encontrar en su discografía.
Si te gusta JOHN McLAUGHLIN, da igual en qué encarnación, te gustará “The Promise”. En este disco aparece su faceta rockera, su faceta Post-Bop, su faceta flamenca, la fusión ochentera, el recuerdo a SHAKTI y la música hindú… el guitarrista no se deja nada en el tintero. Esto da como resultado un trabajo tributo a su pasado y que no para un momento quieto. No se puede valorar “The Promise” en conjunto, porque puede pecar de inconexo, pero cada pieza es única en sí misma y sirve de conexión con algún capítulo de la historia musical de JOHN McLAUGHLIN. Afortunadamente la producción permite que las muchas transiciones se hagan sin mayores problemas, aunque el único “pero” achacable es la gran diversidad en cuanto a estructuras de los temas, pues encontraremos cortes que se acercan al cuarto de hora y otros que ni llegan al minuto que sirven de interludio entre las transiciones, pero que pueden llegar a descompensar un poco la narración musical de “The Promise”.
El trabajo se abre en clave de Jazz pero visto a través de la excitación Rock. Junto al enorme JEFF BECK (acompañándose de PINO PALLADINO, MARK MONDESIR y TONY HYMAS en la sección rítmica), JOHN realiza un ejercicio de heroísmo instrumental adaptando al Rock progresivo el tema de JOHN LEWIS en honor a DJANGO REINHARDT, “Django”. Brutal es poco, pues ambos guitarristas están muy inspirados en sus solos y recrean una atmósfera muy emotiva al mismo tiempo. El siguiente capítulo mira a THE FREE SPIRITS, el trío de McLAUGHLIN junto al organista JOEY DeFRANCESCO y el batería DENNIS CHAMBERS, con una composición homenaje a MONK salida de la cabeza del guitarrista, “Thelonious Melodious”, que en poco más de cinco minutos ofrece uno de los momentos más puramente jazzistas del disco. Otro tema propio, “No Return” ejerce también de homenaje a MILES DAVIS en su etapa ochentera, llegando así al segundo momento culminante, “El Ciego” donde se reúne el trío de virtuosos de JOHN, PACO DE LUCÍA y AL Di MEOLA (anticipo de un nuevo disco que los tres sacarían un año después). Nueve minutos de auténtica delicia que preceden al clímax de “Jazz Jungle”, rodeado de un grupo de instrumentistas representantes de la fusión más avanzada como son MICHAEL BRECKER, DENNIS CHAMBERS, DON ALIAS, JAMES GENUS y JIM BEARD que durante un cuarto de hora se despachan a gusto, en especial BRECKER con un solo efusivo que es una maravilla.
Después de un momento de tanta euforia, McLAUGHLIN recupera en “The Wish” otra de sus formaciones de más éxito, SHAKTI, ese invento de fusión indio-jazzística junto a TRILOK GURTU, ZAKIR HUSSEIN y NISHAT KHAN y que también sentaría precedente para otro renacimiento del grupo un par de años más tarde de que “The Promise” saliera al mercado. El siguiente paso después de un par de interludios vuelve a mirar a la fusión avanzada en “Shin Jin Rui” con el mismo grupo que en “Jazz Jungle”, pero cambiando a BRECKER por otro de los representantes del saxo en la fusión, DAVID SANBORN, lo que implica menos efusividad solista y algo más de textura radiofónica. Y finalmente, el disco se cierra con otra composición ajena a McLAUGHLIN, la única junto a la apertura del trabajo, “The Peacocks”, debida a JIMMY ROWLES y que une música y poesía lorquiana, de la mano de sonidos cálidos y acústicos, junto al también guitarrista PHILLIPE LOI, cerrando de manera reposada y evocadora un disco ecléctico y variado al máximo.
Como resumen a toda una vida dedicada a la música, “The Promise” es impagable. Cargado de clímax y contrastes, este disco es un homenaje a JOHN y a sus fans de toda la vida, aquéllos a los que les gusta el sonido de McLAUGHLIN en cualquiera de sus muchas encarnaciones. Si quieres acercarte a su universo, también puede valer, puesto que desde aquí puedes ir tirando hacia su pasado según qué composiciones te hayan llamado más la atención. Si por el contrario no todo lo que ha hecho el guitarrista a lo largo de su historia te llega a convencer, será mejor que dejes pasar “The Promise”, demasiada variedad que puede resultarte irregular. En cualquier caso, un gran trabajo en la dilatadísima carrera del guitarrista y un auto-homenaje necesario.
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