martes, 17 de julio de 2012

FRANK ZAPPA - "Hot Rats": Para quitarse el sombrero


Señores, ¡quítense el sombrero! Hay músicos a partir de los cuales hay un antes y un después, grandes personalidades que son nombradas una y mil veces y que han servido para crear escuela y muchos seguidores. En el caso que me ocupa, si MILES DAVIS lo fue en el Jazz, FRANK ZAPPA lo fue en el Rock, y no creo que muchos pongan esto en duda.  Ambos músicos tienen carreras bastante paralelas, aunque Zappa fuera bastante más joven que Davis: los dos han ido mutando, los dos tienen discográficas inabarcables, los dos han ido dejando un saco enorme de músicos por el camino que luego se aventuraron en carreras propias bastante prolíficas, los dos crearon escuela... y, curiosamente, los dos, sin querer o premeditadamente, cruzaron sus estelas entre 1968 y 1973.

En esos cinco años, tanto MILES DAVIS como FRANK ZAPPA experimentaron y dieron forma al Jazz-Rock. Davis desde una posición más instrumental y Zappa, partiendo de su pasado como músico de Jazz frustrado, ambos se encontraron y crearon discos seminales para el género: “Bitches Brew”, del que tarde o temprano acabaré hablando en estas páginas, por parte del trompetista, y “Hot Rats” por parte del señor Frank Vincent Zappa Jr., nacido en Baltimore en 1940. Zappa ya había dado un aviso en 1968 con su disco “Lumpy Gravy”, donde ya aparecían elementos orquestales y se alejaba de la tónica de los MOTHERS OF INVENTION. Precisamente en estos años, el grupo con el que Zappa había parido obras del calibre de “Freak Out!!” o esa pieza imprescindible, alocada y totalmente hilarante llamada “We´re Only In It For The Money”, se tomaba un descanso, al mismo tiempo que FRANK ZAPPA comenzaba una carrera en solitario, donde “Hot Rats” lo encumbraba como un referente en el Jazz-Rock. Hasta entonces Zappa era conocido por tomarse la vida con filosofía, experimentar con todos los sonidos posibles, y reírse hasta de su sombra de una manera casi escatológica. Ahora por fin, por si alguien lo dudaba, se iba a descubrir a un compositor e intérprete en todo su esplendor.

Y además tendría pronta continuidad, pues por los avatares del destino, en pleno concierto en el Fillmore East, un fan de FRANK ZAPPA le hizo acabar con sus huesos en el hospital tras una caída desde el escenario, teniendo por delante bastante tiempo de baja que el músico y compositor americano aprovechó para seguir dando rienda suelta a su vena más Jazz conformando junto a “Hot Rats”, con “Waka / Jawaka” (en cuya portada se puede ver una alusión a “Hot Rats” en las manecillas de los grifos del lavabo) y “The Grand Wazoo” una trilogía imprescindible en la fusión entre el Jazz y el Rock, y por qué no decirlo, la música de vanguardia, porque como más de un compositor y director de orquesta ha confesado, FRANK ZAPPA era uno de los pocos músicos de Rock con los que se entendían, además de que Zappa siempre ha tenido en su vida muy presente la Música Clásica más avant-garde. Así pues en estos cinco años FRANK ZAPPA acabaría por terminar demostrando su versatilidad, su calidad como músico y sobre todo como compositor, y se hacía respetar entre aficionados a todos los estilos y músicas.

Acompañado de Ian Underwood, con el que ya había colaborado en “Lumpy Gravy”, y una serie de músicos impresionantes en cada tema, FRANK ZAPPA dio vida a “Hot Rats”, un disco pionero en muchas cosas: pionero o más bien coetáneo a la época primigenia del Jazz-Rock, pero también pionero en los avances tecnológicos usados para grabar. Y es que “Hot Rats” usaba una tecnología que posteriormente sería muy habitual y que permitió a Zappa desdoblarse como bajista, guitarrista y percusionista, y a su compañero Underwood como multiinstrumentista, tanto en el piano, como en los saxos, el clarinete y la flauta, dando sensación de que estuviéramos ante una orquesta cuando, además de la rítmica, sólo ellos dos estaban frente a los micros. Gracias a la grabación en 16 pistas, Zappa podía sobregrabar una y otra vez, acelerar sus contribuciones de batería en “It Must Be A Camel” y que Underwood pudiera ser el hombre-orquesta. Previamente, en “We´re Only In It For The Money” ya había experimentado con esta tecnología, pero en “Hot Rats” la desarrollaría plenamente, y desde entonces otros muchos, incluso en músicas reticentes al uso de este tipo de artilugios para no perder la excitación del directo, como el Jazz, harían un uso cada vez más amplio de las posibilidades de grabación que se abrían ante ellos.

Pero “Hot Rats” es mucho más, tanto en su versión original en vinilo, como en su versión remezclada en CD, una costumbre que Zappa tuvo en los ochenta al reeditar sus trabajos y que le sirvió más de una crítica entre sus seguidores. “Hot Rats” es un clásico con mayúsculas, una obra representativa de un género y de un músico y compositor increíble. Y más que nunca, Zappa se muestra en este álbum como un intérprete alucinante. Siendo batería originariamente, en “Hot Rats” demuestra tener un gran estilo en la guitarra y no sólo como compositor, algo que ya había demostrado con creces previamente con THE MOTHERS OF INVENTION. Tres de los temas de “Hot Rats” se pueden considerar Jams-Sessions improvisadas a partir de unas simples líneas estructurales (“Willie The Pimp”, “Son Of Mr. Green Genes”, continuación de otro corte de igual nombre que ya aparecía en “Uncle Meat” con los MOTHERS y la increíble “The Gumbo Variations”) y en ellos Zappa se despacha a gusto con grandes solos de guitarra que demuestran su apego por el Blues-Rock de guitarra sucia y distorsionada. Posteriormente, en su dilatadísima carrera volvería a demostrar sus cualidades como intérprete, siendo para mí paradigmático su disco de 1986, “Jazz From Hell”, en donde Zappa estaría sólo ante un enorme sintetizador y partiendo de ideas que en “Hot Rats” ya se ven en “Little Umbrellas” y “It Must Be A Camel”, pero fue en el disco que me ocupa donde se pudo comprobar con amplitud esta faceta de FRANK ZAPPA.

Nada más empezar a escuchar el disco, un clásico que luego fue reinterpretado muchas veces por el músico y por otros en tributos al mismo: “Peaches En Regalia”, es una de las obras orquestadas y arregladas hasta la saciedad de “Hot Rats”. Una visión del Jazz y la melodía muy particular, que entronca a FRANK ZAPPA con el Cool Jazz y la escuela de Lennie Tristano y compañía, convierten a “Peaches En Regalia” en la composición más representativa de esta faceta del compositor, siendo protagonista absoluto de la composición un Ian Underwood que se desdobla en el saxo, el clarinete, la flauta y el órgano, dejando la labor de Zappa en un mero “arreglista” y compositor, eso sí, de pedigree, y completando instrumentalmente el corte una sección rítmica compuesta por Ron Selico a la batería, con un estilo muy fresco y dinámico, atendiendo a todos los cambios de estructura, y Shuggie Otis en el bajo. Sin embargo esto no ha hecho más que empezar. Lo siguiente que encontramos es el único tema con voz del disco, “Willie The Pimp”, donde el Captain Beefheart, que más tarde volvería a colaborar con FRANK ZAPPA hace su aparición con su voz de Blues roto y horas de humo, al más puro estilo HOWLIN´ WOLF y ERROLL GARNER.

Partiendo de una introducción rítmica y adictiva donde Don “Sugarcane” Harris desde el violín coge el testigo protagonista, y tras los scat de Beefheart, “Willie The Pimp”, de cuya letra se tomó prestado el nombre de “Hot Rats”, inicia una larga sección improvisada en donde Zappa distorsiona su guitarra y se luce, mientras la rítmica compuesta por John Guerin y Max Bennett y el piano de Underwood, tratan de no perder la compostura, al más puro estilo JIMI HENDRIX, con quien se sabía donde se comenzaba, pero no donde se acababa. Más de nueve minutos descomunales que no se cansa uno de escuchar y de apreciar matiz por matiz. Para no romper la línea, “Son Of Mr. Green Genes” continúa el aspecto improvisado de la música de Zappa, aunque esta vez partiendo de una melodía orquestada por los instrumentos de Underwood y que una vez más muestran el aprecio por el Cool Jazz de FRANK ZAPPA. En esta ocasión, las secciones solistas se intercambian entre la guitarra de Zappa (más limpia que en “Willie The Pimp”) y los distintos instrumentos de Underwood, doblándose y desdoblándose una y otra vez, solapándose el uno y el otro en sus improvisaciones, y destacando un buen solo de Saxo Barítono por parte del multiinstrumentista. Nuevamente la parte rítmica es fundamental, aunque en esta ocasión con un batería mucho más contundente que Guerin, Paul Humphrey, cuyo uso de los platos es fundamental en las partes solistas para dar mayor fuerza al tema.

Por si todavía no hemos alcanzado el éxtasis, llega el segundo plato principal, precedido de otro breve aperitivo orquestal, “Little Umbrellas”, con bajo acústico y al que se han añadido algunas partes de piano en la edición remezclada en CD que no aparecían en la versión original (acercando el corte a lo que luego desarrollaría FRANK ZAPPA en “Jazz From Hell”). En este tema, Zappa vuelve ha demostrar sus dotes como arreglista, con una estructura que roza por momentos la atonalidad de los albores del Free Jazz, calentando motores para lo que luego compondría en “The Grand Wazoo”. Y así se llega al plato fuerte, a “The Gumbo Variations”, el tema que más cambia con respecto a su edición en vinilo si se adquiere la edición renovada de “Hot Rats” y que, sinceramente, me quedo con su versión “extendida” (pues es de lo que se trata, en el vinilo original, por falta de espacio se cortó la introducción del tema y se redujeron los solos de violín y saxo). Más de un cuarto de hora (cuatro minutos menos originalmente) en donde no hay ni trampa ni cartón, todo improvisado a partir de unos breves esquemas y patrones rítmicos. Si en “Willie The Pimp” el protagonista fue Zappa, aquí lo es Underwood, el cual se marca un solo larguísimo con su saxo tenor post-coltraniano que es para enmarcarlo, mientras la rítmica de Zappa, Max Bennett y el ya citado Paul Humphrey van llenando espacios y aumentando la fogosidad, por momentos estelar, de la interpretación del músico. El resto se reparte entre el violín de Sugarcane Harris, ensombrecido tras el brutal solo de Underwood, la rítmica de Bennett y Humphrey, con un breve momento para la improvisación también y la guitarra de Zappa, más comedido que en interpretaciones previas, con un papel de acompañante imprescindible, y como siempre, igual de brillante.

Todavía en éxtasis por la exuberancia instrumental a la que hemos asistido, “It Must Be A Camel” nos saca del sueño y nos despierta avisándonos de que “Hot Rats”, tristemente, está a punto de acabar. Experimentando en este tema con patrones rítmicos arriesgados, nuevamente rozando el Free Jazz, anticipando lo que luego haría el músico en “Jazz From Hell”, y con la colaboración estelar de Jean-Luc Ponty en el violín, “It Must Be A Camel” cierra el disco como se abrió, de manera orquestal y después de tres cuartos de hora de ensueño y genialidad en todos los sentidos. Un disco perfecto, desde la psicodélica portada, pasando por los vanguardistas arreglos y acabando por la fogosidad de sus improvisaciones, que sentaría un antes y un después en el Jazz–Rock y que es una pieza clave en la trayectoria inabarcable de FRANK ZAPPA. Hablar de todo lo que vino después sería inútil, pues la estrella con la que Zappa fue iluminado al nacer no se apagaría hasta que en 1991 saltara la noticia de que padecía cáncer y dos años después cerraba su propia historia tras algo más de medio siglo de genialidad. Y ni aún así se apagó la luz, Zappa siguió componiendo y sacando discos con regularidad hasta su muerte y dejó material inédito suficiente como para que las discográficas y su familia siguieran teniendo de qué vivir durante muchos años.

FRANK ZAPPA fue un genio. Su legado es alargado. Los homenajes hacia su persona se han sucedido desde todos los géneros: Clásica, Rock, Jazz... todo tenía cabida en el mundo musical de Zappa. Un músico completo, un mejor compositor, un sentido del humor particular e inimitable (aunque cierto grupo español bastante conocido por su hilaridad también ha confesado en más de una ocasión tener en el artista su dios particular)... simplemente un artista íntegro y al que muchos deben un mundo. Primero fue FRANK ZAPPA, luego el resto.

(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)

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