El guitarrista ROBBEN FORD es un hombre de mente inabarcable. Partiendo de su amor a MIKE BLOOMFIELD, el músico y cantante ha pasado por todos los géneros: Blues, Jazz, Smooth, Pop, Country… Amén de haberse sentado junto a grandes y pequeños como MILES DAVIS, JIMMY WITHERSPOON, GEORGE HARRISON o JONI MITCHELL. Todo este eclecticismo genera un pequeño problema en sus discos en solitario: indefinición. Uno se pregunta en qué género se encuentra realmente cómodo FORD, cuál es aquel sonido que alimentará su inspiración y le hará sonar con mayor solvencia. Han tenido que pasar dos décadas para que “Blue Moon” deje entrever un poco cuál es su personalidad, su raíz, en definitiva, su lenguaje: el Blues (si bien, teñido de una gran cantidad de sonidos y variaciones de producción fruto de tantos años de vaivenes por la industria discográfica).
En “Blue Moon”, ROBBEN FORD se comporta como un Bluesman de libro, guitarra y voz como únicos elementos de expresión, temas de sentido rítmico y eléctrico, tirando más hacia JOHN MAYALL que hacia MUDDY WATERS, y con un sólido acompañamiento para sus cuerdas, tanto metálicas como vocales. Con excepción de “Indianola”, uno de los momentos culminantes del disco, y único tema totalmente instrumental, donde FORD se despacha a gusto con el mástil (con formas muy Jazzys todo hay que decirlo), el resto del trabajo muestra a un FORD que brilla en el apartado solista, pero sobre todo en el vocal, tiñendo de cierto matiz Pop a las composiciones, en ocasiones de forma muy radiofónica como en “My Everything” o “Don’t Deny Your Love”, que podía pasar por un tema Smooth de inspiración Blues, y en otras de forma totalmente tradicional como en “Make Me Your Only One”, mirando hacia New Orleans y al Jazz a medio tiempo a partes iguales.
También hay momentos más puramente Jazz, especialmente “It Don't Make Sense (You Can't Make Peace)”, donde la guitarra de FORD coge algo de KENNY BURRELL, sin abandonar el sonido Blues, e incluso cierta “alma” soulera en cosas como “The Way You Treated Me (You're Gonna Be Sorry)”, pero en general “Blue Moon” es un disco de Blues, rítmico y accesible, pero Blues al fin y al cabo. Los puristas tampoco estarán muy cómodos con el sonido de ROBBEN FORD, pero con un pasado y una personalidad tan ecléctica, “Blue Moon” parece que por fin refleja una imagen bastante fiel del esqueleto del músico. Incluso la producción, lejos del sonido limpio y Smooth de otros guitarristas de trayectoria similar, trata de potenciar el ritmo y la adicción, hacer aún más protagonista a la voz de FORD y que el vigor de la guitarra no se vea aquejado de la limpieza radiofónica en la que podría caer este disco de tener otras pretensiones.
No estamos ante un trabajo de riesgo, tampoco ante una octava maravilla, pero después de pasar por tantas máscaras y disfraces, ROBBEN FORD desnuda su alma, su guitarra y sus cuerdas vocales en “Blue Moon”, dando como resultado un disco inspirado, llevadero y entretenido, al que se puede recurrir en sucesivas escuchas sin más pretensiones que pasar un buen rato, lo cual no es poco.
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