Hace
unos años (no demasiados) hablar de SANCTUARY era casi una rareza musical.
Muchos, entre los que me incluyo, no sabíamos de la existencia de esta banda
que algo debía de tener para que el gran Dave Mustaine les produjese su primer
disco, “Refuge Denied”. Sin embargo, no fue hasta que NEVERMORE se hiciera
relativamente popular a principios de este siglo, cuando el nombre de esta
banda empezó a saltar en las conversaciones de los aficionados a esta música de
una manera más habitual. Hasta empezaban a verse camisetas y sudaderas en los
círculos metaleros de sus dos obras registradas. No cabe duda de que SANCTUARY
merece por méritos propios su posición, pero también es cierto que NEVERMORE no
habría existido seguramente sin esta banda. Por ambas razones, me pareció
adecuado dejar mi humilde impresión ante un disco, “Into The Mirror Black”, que
supuso el fin de una carrera, la de SANCTUARY y el inicio de otra, la de
NEVERMORE, banda que está en mi top ten desde hace mucho.
A
finales de los ochenta y principios de los noventa, momento en el que la banda
de Seattle inició su andadura, el mundo de la música andaba revuelto. Por un
lado el Metal y sus derivados estaban en pleno auge de algunas de las
tendencias más en boga de la época: el Thrash y el Hard Rock. Por otro lado, y
en parte consecuencia de lo anterior, la saturación de bandas era tal que el
público empezaba a sentirse confundido y la crítica anglosajona ya se
apresuraba a enterrar esta música en busca de su eterna “next big thing”.
Precisamente sería la ciudad de surgimiento de SANCTUARY la que daría pie a un
nuevo género tan odiado por los aficionados al Rock, que fue acogido por la
crítica como el nuevo centro en el que focalizar sus alabanzas y también el
nuevo experimento al que exprimir hasta su desgaste: el Grunge. Por otra parte,
el Metal seguía su propia evolución ajena a estos acontecimientos, empezando a
aparecer los primeros extremismos, que tantas alegrías nos darían a algunos a
lo largo de los noventa. En medio de este panorama, SANCTUARY apareció fuerte,
con un debut que pronto empezó a saltar de mano en mano.
Nacidos
a mediados de los ochenta, no fue hasta 1988 el momento en el que la banda de
Warrel Dane, Jim Sheppard, Lenny Rutledge, Sean Blosl y Dave Budbill editara su
debut, “Refuge Denied”. En aquel disco, la banda despuntó con su Heavy-Power
Metal poderoso, lleno de guiños al Thrash y al Speed Metal, uniéndose a la
tradición de bandas americanas de este género. Sin embargo, ya en su debut,
para muchos el mejor disco de la banda, SANCTUARY daba muestras de ir más allá
como a continuación relataré. Sus estructuras huían de lo estándar y se
centraban en desarrollos variados, con presencia predominante de medios tiempos
y sobre todo con un vocalista, Warrel Dane con una forma de cantar muy
particular, que sin embargo estaba aún por desarrollar. Todos estos elementos
terminaron por eclosionar en “Into The Mirror Black”, para mí su mejor disco y
que podríamos considerar como la piedra angular para la posterior evolución que
Sheppard y Dane, en unión con Jeff Loomis (que fue guitarrista en algunos
directos de SANCTUARY al final de su carrera) llevarían a cabo en NEVERMORE. En
este segundo disco y último completo de la carrera de SANCTUARY, la banda se
centró en unos terrenos mucho más oscuros, alargando las estructuras y
relegando la potencia a un segundo plano, en favor de la emotividad y el
dramatismo. Nombres como FATES WARNING o CRIMSON GLORY estaban mucho más
presentes en las mentes de los miembros de la banda de Seattle, lo que supuso
que todo quedara más ralentizado y el elemento progresivo y menos inmediato
estuviera más presente.
Pero
sin duda, el cambio fundamental que SANCTUARY experimentó entre “Refuge Denied”
e “Into The Mirror Black” fue el tratamiento que Warrel Dane le daba a su voz.
De un estilo agresivo, cargado de falsetes en contraposición con otros tonos
más oscuros, lo que hacía a Dane heredero de la tradición de King Diamond, el
vocalista de SANCTUARY se centró en el segundo disco de la banda en un registro
mucho más teatral, dramático y sobrecogedor, lleno de texturas emotivas y con
unas melodías espeluznantes. Esta evolución culminó en NEVERMORE, pero creo que
el trabajo de Dane en “Into The Mirror Black” es de tal calidad y tan
impresionante, que siempre he considerado que por este motivo este disco merece
la calificación de obra maestra, en unión con la oscura base musical, el
trabajo de una sección rítmica fundamental, donde Sheppard hace un trabajo
increíble, y una portada metafórica y bella como pocas. Sin embargo, la calidad
atesorada en este disco no se vio respaldada como debiera, seguramente porque
la evolución con respecto a su primer disco fue bastante grande, además de por
el hecho de que cuando se editó el redondo, el Heavy Metal de los ochenta ya
estaba en pleno declive de popularidad. Los miembros de SANCTUARY discrepaban
de por dónde debían circular los derroteros de la banda en el futuro y se acabó
firmando la sentencia de muerte de esta banda, que afortunadamente supuso años
más tarde el germen de NEVERMORE, con un sonido que partía de “Into The Mirror
Black” y cuya historia reciente es por casi todos conocida, siendo uno de los
grupos imprescindibles de nuestros días.
Entrando
en el aspecto musical, desde que los primeros compases de “Future Tense”
empiezan a sonar, uno se da cuenta del cambio fundamental experimentado por
SANCTUARY. No es un inicio directo, todo lo contrario, la oscuridad y los
recovecos musicales son preponderantes ahora y no tanto la búsqueda de una
reacción inmediata en el oyente. El sonido conseguido por la banda es mucho más
profundo, más acorde con la emotividad de la voz de Dane y los riffs más
pausados de Rutledge. La típica producción ochentera de Mustaine en “Refuge
Denied” ha dado paso así a un ambiente más íntimo, más natural, donde todos
tienen un protagonismo justo y necesario, pero sin potenciar más un determinado
elemento frente a otro. El bajo de Sheppard va marcando el pulso firme del
tema, mientras Rutledge tiene un papel más pétreo, con unos riffs sencillos, de
melancolía y belleza grisácea, y Dane pasa por todos los registros, apareciendo
sus características inflexiones cargadas de dramatismo y rabia contenida en el
estribillo del tema. No obstante, las raíces poderosas de SANCTUARY se mantienen,
aunque en esta composición sea de manera anecdótica en un apoteósico e
inesperado final que enlaza con la tradición más Speed de la banda.
Mucho
más convencional y animado es “Taste Revenge”, donde Rutledge ejecuta unos
riffs más anclados en la tradición Heavy-Power americana y la sección rítmica
adquiere un papel menos sutil y más contundente. Aún así, Dane vuelve a darle
su toque propio al tema con unas líneas vocales pegadizas y llenas de
contrastes, donde el uso del falsete tan característico del debut de SANCTUARY
hace su aparición de manera anecdótica en algunos momentos. El elemento emotivo
que es imprescindible en este disco, viene de la mano de un solo a medio tiempo
de Rutledge, que contrasta con el cariz del resto de la composición y que pone
los pelos de punta. Sin duda, el mejor escaparate para enlazar las dos caras de
SANCTUARY: la oscuridad y la potencia. Dualidad que está presente una y otra
vez en “Into The Mirror Black” como álbum de contrastes que es y “Long Since
Dark” no iba a ser una excepción. Su inicio contrasta con “Taste Revenge” pues
la guitarra de Rutledge nos regala una lúgubre melodía que es difícil de
olvidar, sin embargo, el tema pronto despega con una potencia mucho más
comedida que su predecesor en el redondo, pero igual de estimulante,
recorriendo una estructura llena de cambios y donde, escuchando la línea vocal
de Dane, uno pronto adivina inflexiones que en NEVERMORE están presentes en
casi todos sus temas. Una de mis composiciones favoritas del disco y de las más
dinámicas también.
De
lleno en la parte central del trabajo, “Epitaph” es uno de los cortes más
intimistas, de esos en los que Warrel Dane brilla con luz propia, siendo capaz
de emocionar con sus cambios de tonalidad y su magnífica voz. La intensidad va
creciendo poco a poco, con unas guitarras que llenan de contrastes la
composición, pasando de lo sutil a lo contundente en cuestión de segundos,
dejando en manos del bajo de Sheppard y la precisa batería de Budbill, el duro
papel de mantener la coherencia rítmica de la composición. Siguiendo con lo que
podemos considerar la parte menos inmediata del trabajo, los aires
españolizados de “Eden Lies Obscured”, nos adentran en una de las composiciones
más complejas del trabajo, llena de cambios de estructura y con un Dane que en
muchos instantes vuelve a recordar a King Diamond, pero siempre con su sello
personal, dramático y oscuro, con el que estaba encontrando su propia voz en
este disco. Pero la culminación de esta faceta de SANCTUARY viene de la mano
del tema título, “The Mirror Black”, donde se pueden sentar las raíces de los
temas lentos de NEVERMORE. Toda una lección de buen gusto, cargado de
emotividad y desgarro, consiguiendo momentos de auténtica tensión dramática,
con un Dane pletórico y una estructura nuevamente llena de giros antitéticos,
entre lo íntimo y lo infernal.
La
parte final de “Into The Mirror Black” se abre con un nuevo trallazo, “Seasons
Of Destruction”, en donde Rutledge y Blosl dotan a sus guitarras de un extremismo
mayor acorde con el título de la composición. Sin embargo, el sonido moderno
del solo de Rutledge lo separa de lo convencional, dejando entrever la
evolución divergente en su concepción musical que tenía cada miembro de
SANCTUARY. “One More Murder” continúa con esta parte nuevamente más Heavy del
disco, a través de un medio tiempo pegadizo y sencillo, donde Dane experimenta
con nuevas tonalidades y un estribillo hímnico que en directo debía de ser
brutal. Finalmente, de igual manera que empezó el disco, “Communion” cierra de
una manera poco directa “Into The Mirror Black”. Las guitarras comparten
protagonismo nuevamente con Dane, gracias a unas oscuras melodías que son la
tónica general del tema. Pero lo más destacable de este corte es la atmósfera
demoníaca que posee, no ya por los cambios de tonalidad de Dane, que culminan
en el estribillo del corte, sino por unas guitarras que se vuelven en algunos
momentos cavernosas. Realmente un final sobrecogedor, para un disco lleno de
sensaciones.
Es probable que muchos discutan la elección de “Into The Mirror Black”
como clásico por mi parte, porque realmente no es un punto de inflexión en la
historia del Metal, pero, como admirador acérrimo de Sheppard y Dane, quise que
el nombre de SANCTUARY no pasara desapercibido en esta web. Además, basándome
en mi gusto personal, considero que “Into The Mirror Black” tiene un aura
única. A lo mejor debería ser considerado como una transición, algo que de
hecho se confirma escuchando los derroteros de NEVERMORE posteriormente, pero
ello no debería impedir el reconocer que SANCTUARY puso punto y final a su
carrera con un disco sobresaliente, lleno de claroscuros sensacionales, y en
donde desde la portada, hasta cada nota musical, transmite sentimientos y
oscuridad. Si la música es ante todo la capacidad de transmitir, “Into The
Mirror Black” lo consigue y de qué manera.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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