¿”First Underground Nuclear Kitchen”? ¿No había abandonado su etapa psicotrópica el amigo Glenn? Un momento, F.U.N.K... vale, ya lo comprendo todo. Dejando bromas a un lado, y con este acrónimo como llamativo título, GLENN HUGHES presenta un nuevo trabajo en su ya dilatada carrera, que tantas alegrías nos ha dado a los aficionados a la buena música ajena a las etiquetas, y que en los últimos años nos ha regalado algunos de sus mejores momentos tanto en disco como sobre todo sobre el escenario.
Tengo debilidad por este “abuelo” dicho con cariño. Una persona que sabe con su edad mantener tanta energía y tanta fuerza en el escenario y sacar discos con la misma inspiración que en sus mejores tiempos, merece ser loada. Si además tienes un bagaje a tus espaldas tan dilatado y envidiable, ¿para qué quieres más? Simplemente sus fans esperamos con ansias nuevos discos para que nos toque la fibra sensible y empecemos a desfasar en el salón de nuestras casas. Y después de dos discos tan sobresalientes como “Music For The Divine” o “Soul Mover”, el listón estaba alto, pero ¿alguien puede dudar de la capacidad de reinvención que tiene GLENN HUGHES a estas alturas? Si ya en “Music For The Divine” la cara Funk y Soul del amigo Hughes volvía a estar muy presente, ahora le tocaba el turno a un disco de Funk con toques de Rock y no a la inversa, y en este sentido el título de este trabajo es toda una declaración de intenciones. ¡Y menudo resultado!
Si volviésemos a los setenta, sin duda HUGHES sería nuestro anfitrión y este disco bebe de la época de las fusiones: un omnipresente Fender Rhodes nos lo recuerda casi en cada tema. Una sección de vientos dispuesta a hacernos vibrar, nos lo confirma. Un bajo saltarín y lleno de feeling, y los contagiosos ritmos sacados de las baquetas del señor Chad Smith, que vuelve a dar una gran lección de lo que es ser un buen batería (cuando quiere), continúan la reconstrucción de la citada época. Y, finalmente, la prodigiosa voz, profundamente Soul, con alma negra, de GLENN HUGHES, nos acaba por llevar de la mano en este viaje. Y lo mejor de todo, que haga Rock, Funk, Soul o lo que se tercie, el señor Hughes consigue que cualquiera que tenga un mínimo de sangre en sus venas se levante de la silla incapaz de resistirse ante la llamada del ritmo que sale de los altavoces.
“Crave” desde un punto de vista rockero y “First Underground Nuclear Kitchen”, desde un punto de vista totalmente Funk, con wah-wah, Fender, sección de vientos... y todo lo necesario para hacernos bailar, son los pistoletazos de salida de este gran trabajo. Si después de estos dos temas aún dudas del talento de Hughes es mejor que ni sigas leyendo. Si por el contrario ya has subido el volumen del reproductor y ves a todo el vecindario bailando, será difícil que escapes de las garras de GLENN HUGHES en los próximos minutos. Como no todo va a ser euforia musical, “Satellite” nos muestra a un Hughes íntimo y edulcorado, con una voz cargada de sentimiento (con un scat improvisado al final del tema incluido) que se quedará grabada en nuestras mentes a fuego. El Funk y el Rock continúan su comunión en “Love Communion” uno de los mejores temas del redondo, adictivo a más no poder y nuevamente con la sección de vientos trasladándonos al pasado. La parte final del tema, nuevamente improvisada, con el Fender Rhodes de fondo y una trompeta ensordinada al más puro estilo Miles Davis es ya de órdago. Insuperable.
Bueno insuperable a lo mejor no, porque “We Shall Be Free”, con un regusto más Soul es también fundamental, un tema que desprende feeling por todas partes y con un Hughes en estado de gracia, ejecutando cambios de tono casi imposibles. Por su parte, “Imperfection” cambia el tercio de manera magistral y elegante, siguiendo la línea más reposada e intimista de “Satellite”, haciendo que “Never Say Never” nos vuelva a levantar de la silla con uno de los momentos más poderosos de todo el disco con final in crescendo incluido. Más clásica en sus formas, pero igual de pegadiza es “We Go To War”, donde nuevamente el wah-wah de las guitarras y los cambios de tonalidad de Hughes son el hilo conductor. La parte rockera no iba a ser olvidada, y ayudado por su guitarrista habitual, JJ Marsh, pero sin dejar los tintes Funk, “Oil And Water” se convierte en otro gran momento para recordar, con una estructura variada que lejos de ser pegadiza consigue atrapar. Ya en la parte final del trabajo, “Too Late To Save The World” es un tema largo e intenso que va de menos a más, mostrando nuevamente una faceta más Rock y con unos arreglos de cuerda que le dan un aire melancólico y cargado de sentimiento. Y para poner el broche de oro, “Where There´s A Will”, profundizando en esta parte más cálida e íntima, llena de clase y elegancia, y dejando un regusto que hará que vuelvas a repetir la escucha del disco varias veces.
¿Lo ha vuelto a hacer? En mi opinión GLENN HUGHES lleva un tiempo viviendo una segunda juventud y musicalmente hablando está en su mejor momento. Y “F.U.N.K.” no iba a ser una excepción, un disco más Funk, pero que a buen seguro gustará a todos sus seguidores, porque haga lo que haga el señor Glenn, lo borda.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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