Canadá. ¡Cómo no! Tenía que ser un grupo de
allí. Hay países cuyas bandas son sinónimo de calidad, en un porcentaje
altísimo de los casos, y el ejemplo más claro es el de Canadá. No sé si será
por el aire, el paisaje, la soledad y la comunión con la naturaleza que inspira
al espíritu del creador. Pueden ser muchas cosas, pero tanto en el Hard Rock,
como en el Death, como en el Black, como en el Heavy, como ahora también en el
Stoner/Sludge, se pueden contar las bandas canadienses con calidad contrastada
por docenas. Y para que la fiesta no decaiga, BISON B.C. se une a este conjunto
de bandas cada vez más amplio en sonidos.
HIGH
ON FIRE, EYEHATEGOD, CROWBAR y un poco de los primeros MASTODON. Todo eso unido
en “Quiet Earth” da como resultado un disco que navega entre el sonido Stoner
de las guitarras, las atmósferas eléctricas y psicodélicas del Sludge, la
excitación del Thrash y la complejidad estructural del progresivo. Todo esto y
mucho más es BISON B.C., siendo su más claro paralelismo la primera de las
bandas citadas, HIGH ON FIRE, pero navegando por aguas algo más accesibles
aunque también más pesadas que las de la banda del señor Matt Pike. Producción
corrosiva, con unas guitarras afinadas en el subsuelo, ritmos que navegan entre
la velocidad y la lentitud, una rítmica siempre variable, estructuras
cambiantes y la voz cazallera de Lemmy evolucionado de James Gnarwell. Todos
esos elementos conjugados con una labor compositiva amplia, donde juguetean
tanto con solos y partes setenteras (para muestra un botón, “Wendigo Pt.1
(Quest For Fire)”, probablemente el mejor tema, en lo que a ejecución se
refiere de todo el disco, junto a su segunda parte, “Wendigo Pt.2 (Cursed to
Roam)”, con una labor de Gnarwell y And en las seis cuerdas, doblando y uniendo
solos que es magnífica y extasiante en el caso de la primera parte, y algunos
de los asaltos más veloces y extremos en la segunda) y también con extremismos
herederos de la mente desquiciada de Steve Austin de TODAY IS THE DAY. Todo un
viaje cargado de contrastes, en pocas palabras.
Es
cierto que la personalidad e BISON B.C. no se desmarca precisamente por su
novedad y originalidad. Como se puede ver en mi descripción precedente, hay una
docena de grupos que siguen patrones similares, sin embargo, y añadiendo el
matiz de que BISON B.C. bebe en algunos momentos de sonidos mucho más clásicos,
en este segundo disco en la historia del grupo, en algo menos de tres cuartos
de hora, el grupo logra momentos de auténtica intensidad, viciosa y adictiva, que
es difícil de igualar. Si tuviera que resaltar un momento que sea especial por
estas características sería sin duda “These Are My Dressed Clothes”, un tema
muy heredero de MASTODON sí, pero que llega a momentos de genialidad absoluta
en el juego de guitarras y con el gruñido secundario de Dan And que es
espeluznante, como telón de fondo. Por cierto, que sólo hay algo que no me ha
gustado mucho en este disco, aunque pienso que ha sido más una idea de la
compañía que del propio grupo: la portada. No hace falta ser un genio para que,
al compararlas con la portada de “Blood Mountain” de MASTODON, se encuentren
similitudes en la forma de disponerla, distribuirla, colorearla y sobre todo en
los motivos que la componen. Dejando esto a un lado, musicalmente ni una sola
tacha. Excepcionales.
Poco más que decir: su estilo, dentro de su indefinición, está claro
desde el primer momento, aunque parezca un contrasentido esto que estoy
diciendo. Sin embargo, BISON B.C. factura en “Quiet Earth” un disco de calidad
enorme que bebe de los sonidos sureños, de la excitación extrema, del
virtuosismo compositivo... de todo esto y mucho más, para facturar un trabajo
que es una aventura en cada nueva escucha. Si te gusta cualquiera de las bandas
citadas en la reseña y quieres añadir el plus de calidad garantizada que da el
ser de Canadá, “Quiet Earth” es tu disco. Toda una grata sorpresa.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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