Vuelve
PATHS OF POSSESSION dos años después de reclutar a Corpsegrinder, cantante de
CANNIBAL CORPSE, como apoyo mediático de la banda, en una especie de lucha que
se había formado entre vocalista y ex-vocalista de la banda caníbal (Chris
Barnes, presente en la banda finlandesa TORTURE KILLER), por colaborar con otra
banda de apego más melódico. El caso es que el anterior disco de PATHS OF
POSSESSION, “Promises In Blood” creó más expectativas que luego resultados
obtuvo, siendo un trabajo bastante soso en general, que aunque se dejaba
escuchar, no creaba ninguna excitación especial. Lejos de reinventarse, dos
años después la banda parece que vuelve, con nuevas perspectivas, pero el mismo
error: falta absoluta de gancho compositivo.
Escuchando
“Memory Burn”, “The Ancient Law”... uno tiene la impresión de que PATHS OF
POSSESSION ha recibido un lavado de cara. Una producción excesivamente pulcra
donde el bajo está en ocasiones muy alto, cuando realmente no da más que cuerpo
a las composiciones, pero que sólo ayuda a crear efectismo, porque conforme
pasen los minutos, la incertidumbre inicial, se transforma en monotonía y
finalmente en hastío. Pero no sólo han tratado de mejorar el sonido, también
han dotado de un cariz aún más melódico y de inspiración Thrash a los temas,
algo que en “Promises In Blood” ya se daba, pero que no llegaba a brillar tanto
como aquí fruto de la producción más gris de aquél. Éste es realmente el mejor
aspecto a destacar de “The End Of the Hour”, la epicidad de las melodías. El resto
se acaba perdiendo en el aburrimiento y la falta de ideas en la composición.
Me
diréis que estoy pecando de duro, pero es que ni siquiera con una estructura
cercana a la banda madre de Corpsegrinder, como ocurre en “I Am Forever”, es
decir con riffs más repetitivos y duros, más propios del Death americano, PATHS
OF POSSESSION consigue salirse de la simplicidad absoluta de formas que
arrastran como lastre. Se puede ser pegadizo, se puede ser melódico, se puede
ser más simple que el mecanismo de un chupete, pero siempre hay que tratar de
enganchar al oyente con lo que expresas, algo que no alcanza ni de lejos el
tercer disco en la historia de esta banda, que en su momento fue residencia de
un Richard Brunelle famoso entre otras cosas por haber estado presente en los
discos más influyentes de MORBID ANGEL. Bien es cierto que las melodías de
temas como los citados hasta ahora, y otros posteriores como “Poisoned Promise
Land“, tienen una factura notable, pero todo hace aguas por una falta total de chispa
a la hora de estructurar las ideas.
En
consecuencia, lo mejor de “The End Of The Hour” vuelve a ser el trabajo de
Corpsegrinder, que trata de adaptar en cierta medida su registro al carácter
más accesible de la música de PATHS OF POSSESSION, con un tono medio, menos
gutural que el que adopta en CANNIBAL CORPSE, pero siempre con su signo
inconfundible y con sus famosas dobles voces que tan bien quedan en los
caníbales. Se nota su profesionalidad y su buen hacer y trata en la medida de
lo posible de llevar a cabo interpretaciones variadas, con distintos registros,
entonaciones... convirtiéndose sin duda alguna en el más inspirado de los
miembros de PATHS OF POSSESSION. Los guitarristas, Jay Fossen y Jack Goodwin
también tienen algunos destellos de técnica y melodía muy llamativos, pero se
empeñan demasiado en ceñirse a unas estructuras demasiado prototípicas que
acaban por caer en la repetición y en la previsibilidad.
Desde mi punto de vista, si te gustó “Promises In Blood” y supiste ver
algo que yo no alcancé a vislumbrar, “The End Of The Hour” es una continuación
total de aquél, sólo que con un lavado de cara y un sonido mejorado, con lo que
no creo que te defraude. Para todos aquellos que como en mi caso, se sintieron
decepcionados ante este proyecto, “The End Of The Hour” no será el disco que
nos haga cambiar de opinión. Correcto, pero aún muy, muy verde.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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