jueves, 20 de febrero de 2020

LORD AGHEROS - "Of Beauty And Sadness": buenos arreglos pero camino por recorrer aún.


Catania y en general la isla de Sicilia es una de las zonas más bonitas del mundo. A pesar de que su aportación al PIB italiano, como en general desde Nápoles hacia el sur, es mínima y se basa en el sector primario (y Sicilia además el turismo, aunque sin ser para tirar cohetes) y muchos en Milán quisieran no tener ese lastre para sus inversiones, la monumentalidad del resto de Italia se mantiene y se añade un entorno mediterráneo envidiable, una población cálida y cercana y un paisaje de excepción, todo ello no exento de cierta melancolía intrínseca a la situación económica más bien modesta de sus habitantes. Todos estos elementos confluyen en LORD AGHEROS y sería extraño que no lo hiciesen, aunque con “Of Beauty And Sadness” el grupo, dando a luz a su tercera obra, no llega a expresar todo su potencial. En cualquier caso, los amantes de los sonidos tortuosos y envolventes deberían poner el signo de admiración en pie.

La música de LORD AGHEROS parte de un Doom orquestal, ambiental y pesado, teñido de muchos elementos propios del Gótico en su forma más pura. Pueden recordar, en intenciones y ejecución a combos como ELEND o CHAOSTAR, por el predominio sinfónico y la tortuosidad vocal, pero ni de lejos alcanza la magnificencia extrema y antitética de los primeros, ni el sonido envolvente y detallista de los segundos. LORD AGHEROS prefiere ofrecer algo más extremo, más crudo, más modesto en medios también, recordándome a grupos alemanes ambientales como VINTERRIKET o BLACK AUTUMN, con todas sus bondades pero también sus puntos débiles: un sonido que hace perder detalles en favor del primitivismo. Todos estos grupos, a los que se puede añadir NORTT, KRIEG o los primeros WYRD, toman su base de la segunda etapa de BURZUM, cuando la opresión y la obsesión cogieron protagonismo en la música del amado-odiado Conde, pero suelen cometer un error, al menos en sus primeros intentos: quedarse con el sonido y no con el espíritu, lo cual se convierte en un obstáculo y en una reducción de alicientes para un público más amplio.


El caso de LORD AGHEROS no es exactamente el mismo. El grupo siciliano tiene una base orquestada más accesible, más gótica, más cercana, con una labor fundamental de los teclados y de las ambientaciones tortuosas pero asequibles. Sin embargo, el envoltorio sí que es el mismo: el sonido, especialmente las voces, roza lo inaudible en algunos momentos y resta colorismo a temas que podrían evocar mucho más. Los pasajes instrumentales que se basan en los teclados y las orquestaciones son mucho más lucidos, como es el caso de las fabulosas “Svart Hemlangtan “, con un Fender Rhodes de gran regocijo a pesar del manido recurso de contrastar voces rasgadas con susurros y “Goodbye”, casi en su totalidad instrumental para deleite de los sentidos, así como muchos de los pasajes de “The Wave”, aquí con una mezcolanza mayor. 

Sin embargo, dejando a un lado estos momentos más inspirados, en “Of Beauty And Sadness” nos encontramos también cosas como “The Last Forsaken”, donde las distorsionadas guitarras restan un protagonismo a los ambientes que no aportan nada o “The Quiet Inside The Storm”, cuyas voces Black y baterías sintetizadas le hacen un flaco favor. En el otro lado habría cortes orquestales también, con presencia femenina incluso, como “Dopo La Notte”, con guitarra aflamencada como elemento sorprendente, pero que acaban por resultar algo tediosos por el transcurso de los tempos y el reciclado de líneas de teclados. Es el punto débil del grupo: por un lado el intento de sonar crudos, por otro lado el estatismo de formas conforme avanzan los minutos y se les acaban las ideas, de manera que la segunda mitad del trabajo, salvo detalles concretos, pasa sin gran mella en nuestra impresión personal. No cambian sus parámetros, pero tampoco se esfuerzan por aportar algo nuevo.

En definitiva, no cabe duda de que LORD AGHEROS le debe parte de su sonido a su entorno, de que “Of Beauty And Sadness”, como dice su título es un disco de contrastes entre lo bello y lo apesadumbrado... pero, Evangelou Gerassimos y sus invitados puntuales no logran ofrecer algo más que “música de fondo”, agravando el problema un sonido demasiado modesto, seguramente buscado así y el recurso de la crudeza mal entendida. Todo ello convierte a este disco en un trabajo demasiado concreto como para largas audiencias, y demasiado pasajero como para pasar a ser una prioridad entre los más acostumbrados a este sonido. Me sigo quedando con su contexto geográfico: Mediterráneo, el rugir de los volcanes como fondo y un sol tiñendo de oro el mar de las civilizaciones. La felicidad tiene estampa. 

(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)

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