El
Grindcore es un género que, a pesar de lo que muchos piensan, está lejos de
estancarse. Aunque sus parámetros musicales básicos están bastante definidos:
minimalismos, riffs endiablados, blast-beats por todas partes... numerosos
grupos apuestan por enriquecerlos con otras sonoridades, a veces acertadamente
y otras veces de manera demasiado experimental. Este último caso puede que sea
el de los polacos ANTIGAMA en su tercer larga duración desde que se crearon
hace más de un lustro.
Cogiendo
experimentaciones cercanas al ruido en algunos momentos, los polacos se unen a
grupos de bandas como WATCHMAKER, PIG DESTROYER, ANAL CUNT, AGORAPHOBIC
NOSEBLEED... grupos que recogen influencias clásicas de BRUTAL TRUTH, NAPALM
DEATH y compañía y las llevan a terrenos más dinámicos y extraños. De esta
manera, la corta duración de "Zeroland", algo común en el género, se
ve salpicada tanto por temas de puro Grindcore, con toques de samplers y
distorsiones variadas, como por temas donde la experimentación con el ruido y
las atmósferas electrónicas son la nota dominante.
Aunque
el disco está muy bien grabado, ya que tiene una excelente producción que
potencia sobre todo unas excelentes guitarras, y las estructuras de los temas
de ANTIGAMA son atractivas, cosas como "Starshit" o ante todo
"Zeroland", me parecen demasiado. Temas que se basan en voces
sampleadas y ruiditos varios, que a mi personalmente no me dicen mucho, aunque
he de reconocer que técnicamente pueden llamar la atención. El problema viene
cuando estos temas ocupan una tercera parte de todo el disco, con lo que el
público que busque sólo Grindcore y punto, puede salir un poco decepcionado.
Sin embargo, si obviamos estos dos temas, el resto del disco es excelente,
aunque sabe a poco.
En
temas como "Seed" o "Jazzy", es imposible aburrirse,
incluso aunque no seas muy dado a este tipo de sonidos tan extremos. Las
estructuras son complejas, y se llenan de elementos casi industriales, sobre
todo en algunos toques en las voces, lo que le da una cara de Grindcore
avanzado. Los cambios de ritmo son constantes, y las disonancias en los riffs
algo presente en todos los temas, pero siempre manteniendo los parámetros más
clásicos del género. Las voces a veces llegan a ser inaudibles, pero no porque
estén mal producidas, sino porque son distorsionadas a su vez para darle más
sensación de experimentación, esta vez, para mi gusto, acertada.
Uno
de los cortes que más llama la atención en mi opinión es "How",
quizás uno de los más representativos. La voz está distorsionada todo el
tiempo, pero la estructura de este tema en progresión lo convierte en uno de
los más estimulantes del trabajo, empezando casi con parámetros Death, y
pasando a un alud de riffs a cada cual más rápido. Esto nos hace concluir que
todas las composiciones tienen dos protagonistas: las guitarras Rokicki y la
increíble batería de Bentkowski (sigo preguntándome qué demonios comen los
baterías polacos para hacer estas cosas). La capacidad técnica de ambos es
intachable, como demuestran todos los temas y en especial "Wounded
Butterfly", uno de los más complejos y esquizofrénicos.
Estamos,
por tanto, ante un disco que genera sentimientos encontrados, si obviamos la
capacidad de irritar de sus cortes de ruido-experimentación, nos quedan una
pequeña colección de buenas composiciones, que partiendo del Grindcore,
consiguen atraer por sus variadas estructuras y la capacidad instrumental de
sus componentes. Sólo por estos temas yo lo recomendaría, pero a la hora de
valorar el disco globalmente, me puede más el chasco que me producen
"Starshit" y "Zeroland". La decisión está en vuestras
manos.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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