¿Tres
guitarristas? ¿Sludge? ¿”Colossus”?, solo con esta información uno podría
hacerse una idea de lo que esta banda inglesa que lleva poco más de 4 años en
activo, es capaz de realizar. Si eres amante de la música de digestión pesada,
que camina por la frontera entre el ruido, la atmósfera claustrofóbica y la
genialidad musical, te interesará mucho todo lo que en las siguientes líneas te
voy a contar.
Con
algunos trabajos menores a sus espaldas, HEY COLOSSUS ataca con un disco de
Sludge de libro, realmente duro, ácido, pesado, casi impenetrable y extremo en
lo más amplio del término. Ellos se definen como una mezcla entre BLACK FLAG y
BLACK SABBATH (ahí es nada la comparación), y en el fondo puede que no les
falte razón, ya que ambas bandas estarán siempre en la mente de todos los
grupos que practican un estilo tan enfermizo como el Sludge, pero para que la
comparación sea más efectiva, la banda inglesa se mueve por terrenos
mastodónticos y electrizantes ya penetrados con anterioridad por bandas como
los MELVINS, PORN o nuestros queridos MOHO, entre muchos otros. La nota de
originalidad es un sonido realmente claustrofóbico y agónico, en donde las
voces se tornan chillidos casi inaudibles y las guitarras son pesadas bolas de
acero capaces de derrumbar los muros más gruesos.
Música
difícil, con gusto por generar atmósferas opresivas, más que virtuosismos,
cargando el ambiente de electricidad y psicodelia. Rock fofo que dicen algunos
en España, pero hecho con una gran maestría pues consiguen inquietar y
mantenerte atento por poco acostumbrado que estés a estos sonidos. Los temas se
estructuran de manera muy básica, combinando escasos riffs y pétreos ritmos que
se repiten una y otra vez, pero consiguen recrear un amplio abanico de sonidos
gracias a distorsiones y juegos con sus instrumentos, haciendo que aumente aún
más la acidez que rodea su música y ese aire setentero que tanto se respira en
estas bandas. Todo ello rodeado de unas voces que son gritos desesperados y
cargados de dramatismo, realmente extremos, lo que gracias a la producción
gélida conseguida, genera una sensación fantasmagórica.
El
tema de apertura, “Do They Ever Return”, es una auténtica prueba de fuego. Sin
aderezos, sin florituras de ningún tipo, los aullidos y el muro creado por las
tres guitarras en unión con los sonidos eléctricos recreados por Ian, hacen que
el oyente tenga un ahogo en el pecho, que le falte el aire para respirar. Cada
nota, cada riff, cada ritmo... está pensado con precisión matemática, decayendo
hasta límites de lo humano. Esta línea atmosférica y difícil de digerir se ve
rota para nuestro asombro en “I Am The
Chiswick Strangler”, corto tema que en pocos segundos soltará toda la rabia
contenida en los más de siete minutos del tema de apertura. Un ritmo rápido,
rockero y unas voces desatadas nos acompañaran hasta la parte más dura y
exigente del trabajo, formada por “45 Pounds ” y “Frozed”, dos temas cargados de
efectos en voces, guitarras y ambientaciones, que generarán una sensación de
agobio difícil de explicar. La psicodelia y el aire setentero de los que
hablaba tienen también un hueco muy particular en “Rope Assassin”, un corte
donde el estatismo de las guitarras llega a exasperar, haciendo que deseemos
que acabe de una vez. Los efectos y los teclados no nos abandonarán, pero ahora
se tornarán mucho más accesibles gracias a unas guitarras más limpias y una voz
fantasmagórica difícil de describir en “The Book Of Disquiet”, junto a los tres
primeros temas, de lo mejor de todo el disco.
El
problema de “Project: Hate”, es que es agotador para el oyente, cuesta llegar
hasta el final manteniendo la cordura, porque aunque nuestros oídos se hayan
acostumbrado al contundente sonido del grupo, la riqueza en detalles hace que
nuestro cerebro empiece a dar muestras de cansancio. Y desde luego, no es un
disco para no prestarle atención, porque entonces será difícilmente soportable.
Si consigues llegar entero al final, te encontrarás para cerrar el disco con
dos piezas muy interesantes: la locura sónica de “On The Pleasure Of Hating”,
donde la velocidad y el odio desatado son las notas predominantes hasta su
decadente final y la instrumental “Grow Still At Last”, tema cuyas guitarras me
recuerdan a NEUROSIS y que sirven de bálsamo para acabar nuestro tortuoso viaje
por el universo musical de este grupo.
No estamos ante una revolución en el género, pero HEY COLOSSUS consigue
su objetivo de maravilla. La opresión y claustrofobia generada por su música en
unión con su interesante forma de componer y de llenar de detalles sus temas,
de tal manera que en cada escucha, siempre arriesgada, se descubren cosas
nuevas, nos deja ver una gran calidad en este grupo, pero también tiene el
problema de que el encorsetamiento estilístico es muy palpable, haciendo que
“Project: Death” sea un disco muy minoritario, sólo apto para los que somos
amantes de las sonoridades difíciles de digerir. Si es tu caso, HEY COLOSSUS no
te defraudará.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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