Cuando eres un melómano se nota y si eres músico más aún. La banda de Barcelona SATURNA acaba de cumplir una década de existencia y desde su formación, bajo las ideas de su bajista Rod, siempre se han mostrado devotos a las raíces del rock duro. Con premisas como estas hay muchas bandas, pero que funcionen realmente y no se queden en el mero pastiche, no hay tantas. SATURNA edita con "Atlantis" su cuarto álbum y aunque yo me desayuno con ellos con él, si navegas un poco por su pasado verás que es la confirmación de una devoción y que se creen mucho sus propios principios.
"Atlantis" es un ejercicio de retrospección, sin escatimar en medios de producción y teniendo muy claro lo que se quiere ofrecer. El resultado es excitante y variado, porque las influencias son muchas y muy variadas, siempre con un punto de encuentro: el rock de los setenta que se movía hacia los terrenos más duros, pero sin obviar todo lo que pasó después, especialmente el retratamiento de estos sonidos a principios de los noventa.
Me explico: si ahondamos en los surcos de "Atlantis" (de momento editado en CD, y desde ya también en vinilo por Spinda Records y Discos Macarras), tenemos una base muy marcada que yo sintetizaría en el aire teatral y oscuro de THE DOORS, los riffs y puentes característicos de BLACK SABBATH, moviéndose entre el "Vol.4" y otras veces el "Never Say Die" (disco que suele pasar desapercibido entre los primeros con Ozzy...) y el aire setentero de bandas como IRON BUTTERFLY o sobre todo FREE (muchos riffs me los recuerdan). Pero a esta base tenemos que añadir una voz, la de Jimi Vieco, que se mueve entre Jim Morrison, Ozzy Osbourne, Eddie Vedder y Chris Cornell. Estos últimos son el punto de conexión con los noventa, pues en ocasiones tendremos reminiscencias al post-grunge, lo cual también se debe a la influencia del doom de Maryland a lo THE OBSESSED, REVELATION y SAINT VITUS, que estaban en la mente de muchos rockeros del grunge de los noventa.
Por otro lado, el sonido es pulcro y retro también. Todo natural y sin forzar nada, dejando que cada instrumento encuentre su espacio, ya sean partes eminentemente instrumentales, incluso acústicas, y efectos añadidos de teclados varios. Este sonido lo han conseguido ellos mismos con la ayuda de Isaac Mordoh y de su batería, Enric Verdaguer, que es el que finalmente lo ha masterizado y mezclado. Es uno de los puntos fuertes del disco, porque al mismo tiempo que el disco suena creíble para las referencias de las que bebe, tiene una pátina actualizada que le da un toque personal y más completo, haciendo que SATURNA se desmarque de otros grupos del género revisionista.
Todas las referencias citadas se entremezclan de forma particular de manera que uno identifica partes muy concretas, pero sin que "Atlantis" suene a un calco de nada. Es aquí donde SATURNA termina de sacar la cabeza, porque aunque sean unos melómanos devotos de un sonido y de una forma de componer, todo lo tienen asumido como propio, con lo que suenan diferentes. Incluso hay un toquecillo soul que también me gusta mucho que se hace muy evidente en "Atlantis In Bloom", que podría pasar por un tema repujado de BLACK SABBATH mezclado con el toque soul de Bill Withers y terminando de redondear el tema con una sección de vientos que potencia el poder de los riffs y los solos.
Aires más rockeros y elevados son con los que empiezan en "Black Purple", puro setenterismo excitante, seguido de otro corte más doomie, "Standing Still" y una de las joyas para mi gusto que es "Get over it", que al principio cuando la escuché me recordó al "Never Say Die" de BLACK SABBATH, aunque no es el tema en el que Jimi cante con más aire nasal a lo Ozzy. La influencia a Maryland y el post grunge aparece en "Way Too Long", con un puente intimista y sensual muy adecuado en el medio de la composición, mientras que los BLACK SABBATH del "Vol.4" con piano incluido se ciernen sobre la estela de "Dusk And Down", con algunos de los pasajes instrumentales más bellos del plástico.
La segunda mitad comienza de una forma muy cruda con "Ahead", nuevamente volviendo a la mente Maryland y los aires noventeros de voz más rasgada y mayor distorsión guitarrera, mientras que "Lost Forever" vuelve a la retrospección con uno de los estribillos más logrados del disco. Y ya para el final la citada "Atlantis In Bloom" y el blues con harmónica incluída de "Distant Shores", que deja todo lleno de humo y densidad sonora con uno de los puentes "up-tempo" puramente BLACK SABBATH más logrados del disco. Hasta aquí habrán han sido tres cuartos de hora que se han pasado en un momento. Por algo será.
Honestos en sonido y con desparpajo en su ejecución, el cuarteto catalán es devoto del pasado, pero no por ello abandona las ideas propias y personales. "Atlantis" es, como ya he dicho, un ejercicio de retrospección, pero también una excitante muestra de que bandas como SATURNA ponen de actualidad las bases que no se deben de olvidar. Altamente recomendables.
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