Por
fin tras bastante tiempo en silencio vuelven a escena los mejicanos DISGORGE.
Autores de obras de portadas tan horrendas como “Forensick”, una de las bandas
más conocidas del Death / Grind más gore de Méjico, regresa con una nueva obra,
que como a continuación relataré es continuista de “Necrholocaust”, tras un
tiempo de incertidumbre en la banda por las idas y venidas de alguno de sus
miembros.
Recuperando
los fotomontajes en la portada, esta vez a cargo del cantante de WORMED,
Phlegeton, y mucho más moderada que los dos primeros discos de DISGORGE, los
mejicanos vuelven, ya sin Antimo en sus filas, con un disco que confirma el
camino tomado en su anterior disco y lo conecta con la locura y el caotismo de
sus primeros discos. Con una producción limpia, pero a la vez cruda, el Death /
Grind de la banda sigue intacto, si bien tirando más de su parte Grind que en
“Necrholocaust” donde se apoyaron en unas estructuras más pegadizas (lo que les
sirvió a muchos para decir que se habían vendido).
Temas
como “I Watch Myself Rot” o la bestial “Next Mortuary Division”, llenan el aire
de cambios de ritmo, cajas de batería tocadas a todo trapo, estructuras
caóticas y los riffs típicamente Grind del grupo, esta vez multiplicados en
potencia por la adhesión de un segundo guitarra. Es curioso ver como una de las
señas de identidad del grupo sigue intacta: la voz, esa fabulosa combinación de
una voz ultra gutural con otra que parece sacada de un gorrino en plena
matanza, se mantiene haciendo aún más enfermos los temas, que ya es decir.
Se
aprecia, de todas formas, una intención por meter elementos nuevos en las
guitarras en forma de riffs más variados como en el tema título del disco,
“Gore Blessed To The Worms”, todo ellos integrado en una estructura aún más
caótica de lo que ya son las composiciones de DISGORGE. Esta evolución de las
guitarras se ve también en uno de mis temas favoritos del disco, “Cadaveres”,
siendo este hecho lo más llamativo de este trabajo, que para mi gusto es lo
mejor de la banda.
Los
que no conozcan a los mejicanos, avisar de que no son precisamente la mejor
manera de acompañar unas sobremesa. Hay que estar bastante acostumbrado a estas
sonoridades para disfrutar al máximo de una pieza tan brutal como esta. No es
fácil, pero siendo DISGORGE una de mis bandas favoritas y de las primeras
extremas que escuché en mi vida, no puedo dejar de recomendar sus discos. Una
vez que sobrepasada la muralla sónica te darás cuenta de los buenos que son
cortes como la rockera (a su manera) “Pest. Blood. Metal”, nuevamente con una
forma de componer sorprendente.
Una
auténtica sinfonía enfermiza como en su momento dijeron los dioses CARCASS, ya
que además los temas no tienen apenas separación entre sí, golpeando sin descanso
nuestra cabeza con sangre, vísceras y delicadezas afines. Todo con un regusto
old-school indispensable como los ultraveloces ritmos Thrash de “Beneath The
Lugubre...” demuestran, o nuevamente, en las variadas guitarras llenas de riffs
superpuestos que rozan la perfección en “Necromarch”, con una estructura que te
dejará exhausto.
Una
advertencia antes de acabar. Que nadie confunda a DISGORGE mejicano cono los
americanos de igual nombre, pues las propuestas musicales de ambos son bastante
diferentes aunque sean exponentes los dos de sonoridades extremas. Una vez
aclarado este punto para los no iniciados, no me queda más que recomendar este
disco. DISGORGE consigue perfeccionar su estilo y alcanzar una madurez ya
entrevista en anteriores trabajos. Una obra de arte, enfermiza sí, pero arte al
fin y al cabo.
(Crítica publicada también en: http://www.rocktotal.com)
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